Académicos y alumnos de la FES Zaragoza

Brigada de salud con damnificados por sismos

En la colonia Zacahuitzco, universitarios realizaron 60 acciones entre atención médica, odontológica y de educación psicoeducativa

Foto: Erik Hubbard.
Foto: Erik Hubbard.

La piel se ha hecho banqueta desde hace 150 tardes. Integrantes de 21 familias, entre ellos 25 niños y tres adultos mayores, pernoctan en la calle de Independencia de la colonia Zacahuitzco, Iztapalapa, tras los sismos de septiembre pasado, a la espera del dictamen oficial del edificio que habitaban y que presenta daños de alto riesgo.

Frente al número 18 de la estrecha vía, arribó la brigada integral de salud de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, compuesta por 14 universitarios, entre académicos, pasantes y alumnos, quienes realizaron 60 intervenciones.

De las 10 a las 14:30 horas, en espacios sugeridos por los mismos vecinos, los especialistas convocaron y atendieron a los habitantes del Multifamiliar de Independencia 18 y algunos de otros sitios aledaños.

“El balance de la jornada arrojó un saldo de 35 consultas médicas, 10 odontológicas, sólo una psicológica a un adulto, así como la atención y evaluación emocional con pruebas proyectivas a 12 niños, además de tres padres de familia que fueron orientados en materia de educación psicoeducativa”, detalló Marissa Vivaldo Martínez, titular de brigada y Jefa de la Unidad de Educación Continua y Desarrollo Académico de la FES.

La psicóloga Alitzel Xiadani Vázquez Torres dijo que con estas acciones se responde a las necesidades sociales de una Universidad que pertenece a lo público.

La unión hace la fuerza

El campamento está dividido en dos grupos a lo largo de la calle. En el primero hay alrededor de 12 familias; Iris es la madre de una ellas, tiene cuatro hijos de 13, 12, 11 y nueve años. Duermen en una casa de campaña con su esposo y Estrella, su perrita.

Junto a ella está la casa de campaña de Karla, una joven que cuida a su pequeña de alrededor de dos años mientras su pareja sale a trabajar. Está a un mes de dar a luz al segundo.

Hay otras casas de campaña que por la mañana permanecen cerradas: quienes ahí duermen salen a trabajar y regresan por la noche. “Pero nosotros las cuidamos”, dijo la señora Iris.

Al final de la calle está el otro grupo. Son seis familias. Ahí vive Patricia Rodríguez con sus dos niños; uno de ellos fue diagnosticado con taquicardia por el frío. “Nos hemos enfermado mucho por el clima”. Doña Patricia, quien vende dulces fuera del campamento para sobrevivir, agradece los servicios otorgados por la UNAM: “La semana pasada me saqué un diente que me dolía mucho. Me comentaron que fuera a la clínica para que me hagan mis prótesis. A mi hijo le dieron tratamiento”.

En tanto Claudia Núñez y Dámaris González, pasantes de la carrera de Odontología, atienden a valientes niños que se aventuran para el combate de sus caries y sus dientes desatendidos.

“Esta es la labor social que tenemos que cumplir como universitarios. El hecho de venir a una comunidad y no solamente servir desde nuestros lugares, sino también en las calles, es nuestro motivo”, coincidieron.

Más adelante, bajo un toldo de plástico, Karen Anel Cruz Vázquez y Berenice Ramírez Hernández, médicos pasantes, prescriben la primera solución universal: la confianza.

Verónica Moreno Martínez y otros especialistas en Psicología Educativa colman de colores a los pequeños, que dibujan y tiñen.

Por medio del dibujo, se pueden proyectar situaciones emocionales y cómo se sienten dentro de su hogar, de su familia. Y es que tras los sismos, que incluso han vivido en la vía pública, pueden mostrar ansiedad, depresión o agresión, porque no tienen su espacio y ha cambiado su dinámica.

Después de tanto color, los niños corren tras Max y Luna, otras mascotas caninas del campamento. Al final de éste se encuentra una cartulina ineludible en el comedor improvisado que destaca como proverbio: “La unión hace la fuerza”.


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