Prueba de resistencia

Más alumnos de la UNAM, en misión análoga a Marte

Estuvieron en la Mars Desert Research Station de la Mars Society, organización que promueve la exploración espacial

Fotos: cortesía Tania Robles y Danton Bazaldua.
Fotos: cortesía Tania Robles y Danton Bazaldua.

Si se desea ser astronauta algún día en la vida real, este es un buen ejercicio para emprender ese sueño y un primer paso para probarse a sí mismo en habilidades y vocación. No hay que salir del planeta Tierra, pero sí estar tan aislados que las redes sociales queden tan lejos como la familia y los amigos. El agua y la comida se restringen a una porción por día. Hay que imaginar que se está en Marte, en un lugar solitario y extraño en donde sólo se cuenta con los compañeros de la tripulación.

Para lograrlo, la Mars Society, una organización estadunidense sin fines de lucro que promueve la exploración espacial, ha creado la Mars Desert Research Station (MDRS), en pleno desierto de Utah, en Estados Unidos.

Dos alumnos de la UNAM decidieron ser parte de esta aventura. Vivieron la experiencia de resistencia humana, antes que científica, y concluyeron con éxito la misión.

Tania Robles Hernández, de Ingeniería Mecánica en la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, y Danton Iván Bazaldua Morquecho, de Ingeniería en Telecomunicaciones en la Facultad de Ingeniería, fueron dos de los siete tripulantes latinoamericanos (los únicos mexicanos, junto con tres peruanos y dos colombianos) que formaron el CREW 187 LATAM II.

Estuvieron en lo que llaman el hábitat (un cilindro gigante que sirve de vivienda, oficina y laboratorio) del 13 al 28 de enero, y lograron resistir la prueba, lo que afianza sus vocaciones. “Seguimos un estricto protocolo y siempre simulamos que estábamos en Marte. Es una vivencia extraña, emocionante, a veces atemorizante. La comunicación fue solamente entre nosotros y a distancia con una torre de control”, narró Danton.

Encargado de salud y seguridad entre sus compañeros, Danton medía a diario signos vitales y estaba pendiente de las bitácoras de seguridad. “La verdad subestimé la simulación. Es una prueba de resistencia”.

Supervisó dos pruebas psicológicas que ayudaron, incluso, a resolver conflictos entre los tripulantes; éstas fueron analizadas por Betel Martínez, quien fue la psicóloga de la misión. Además probó un dron con cámara con el que hicieron el registro de la estancia.

Tania Robles fue la responsable de la crónica del viaje. “Queremos incentivar a otros jóvenes para que se dediquen a la carrera espacial. Sólo me arrepiento de no haber hecho antes este viaje”, comentó.

Sus compañeros de Colombia llevaron trajes espaciales que probaron con todo y casco, y usaron para salir al exterior. También hubo experimentos sobre realidad virtual, percepción remota y monitoreo.

Ahora, ambos ya tienen planes para cuando acaben la licenciatura en el transcurso de este año. Danton quiere cursar la maestría en Ciencias Espaciales, y Tania desea trabajar en la industria aeroespacial o hacer un posgrado en Astrofísica o Ingeniería Aeroespacial en el extranjero.

Los dos saben que en el país hay varios esfuerzos aislados que podrían unificarse entre la UNAM y otras instituciones, hasta lograr un experimento como éste en el desierto mexicano.

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