¿Cómo reconstruir el país tras una revolución?

La política económica y el discurso de la reconstrucción nacional (1917-1925) relata una historia que sí ocurrió

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Muestra algo de lo que carecemos: claridad de propósitos y metas. Foto: Erik Hubbard

Éste, como cada libro, tiene su historia. Su gestación involucra a universitarios, dijo Leonardo Lomelí Vanegas, secretario general de la UNAM, como el historiografista Álvaro Matute, de quien fue ayudante en el Sistema Nacional de Investigadores, o al perseverante Javier Garciadiego; pero en su contenido, la historia de la publicación se remonta a la infancia del siglo XX, donde se emprendió la reconstrucción nacional tras la Revolución.

La política económica y el discurso de la reconstrucción nacional (1917-1925) de Lomelí Vanegas, editado por la UNAM, fue presentado en el Auditorio Jesús Silva Herzog del Posgrado de Economía, donde el autor confesó que se decanta por la relación entre economía, política e ideas.

Explicó que la obra en un principio haría un abordaje temporal más amplio, pero finalmente se concentró en ese periodo en el que se da “un nacimiento difícil del Estado mexicano”.

Como anfitrión y moderador fungió Eduardo Vega, director de la Facultad de Economía (FE), quien opinó que el libro destaca que “sin fortaleza fiscal es impensable la reconstrucción nacional”.

Obra actual

En su oportunidad, Carlos Tello Macías, profesor emérito de la FE, y quien fue jurado en el trabajo recepcional de Leonardo Lomelí, habló de la vigencia de La política económica…”.

“Es una obra muy actual, nos muestra algo de lo que carecemos: claridad de propósitos y metas, además de los hombres que acompañaron esto. Sería ideal que los dirigentes políticos la leyeran”, mencionó.

Tello Macías expuso que los gobiernos elegidos a partir de la Constitución de 1917 buscaron la reconstrucción nacional, la cual fue una verdadera hazaña.

“Se reconstruyó el Estado nacional a partir de los años 20 del siglo pasado, y hay instituciones que siguen siendo pilares, el objetivo era integrar al país, y algunos de los instrumentos fueron el programa educativo de Álvaro Obregón y José Vasconcelos; además se buscó unificar por medio del lenguaje con el español, y con las comunicaciones para unir a las capitales de México”, expresó.

Futuro

Para el historiador Javier Garciadiego, una de las lecciones que deja este trabajo es que si el país pudo reconstruirse tras la Revolución, hay mucho optimismo en el futuro.

“Sólo faltaría encontrar a gente como Alberto J. Pani, Adolfo de la Huerta, Salvador Alvarado o Luis Cabrera, que son protagonistas en este libro y que me niego a pensar que sean llamados personajes históricos de segundo nivel.”

El texto de Lomelí no es una historia épica ni romántica; no hay combates. Es una historia que sí pasó, continuó Garciadiego, porque sí enseña, ayuda, hay pocas cifras pero muchas ideas.

“Es un libro oportuno como todos las ediciones importantes, pertinente porque para poder reconstruir una nación debe haber una relación fluida entre el gobierno y los factores económicos, es decir entre los banqueros, los empresarios y los trabajadores”, añadió.

Finalmente, María Eugenia Romero Ibarra, académica de la Facultad de Economía, reconoció que el libro posee una prosa accesible. “La lectura fluye a pesar de lo intenso de la temática”.

Recordó que uno de los hechos significativos registrados en este volumen y ocurridos en dicha época, fue la creación de un banco único de misión con el propósito “de derribar el sistema bancario porfirista”.

Citó la frase de Luis Cabrera que alude a la reconstrucción de la hacienda pública: “Es como volver a hacer un edificio desde sus inicios, sin dejar de vivir y trabajar en él”.

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