Las relaciones UNAM-China, de gran trascendencia

La economía de la nación asiática en los siguientes lustros podría ser 60 por ciento más grande que la estadunidense

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China es un coloso económico del cual tenemos mucho que aprender: al año invierte dos por ciento de su producto interno bruto (PIB) en ciencia, lo que le permite producir un millón de patentes anuales, mientras que en México se registran apenas 20 mil, señaló el rector Enrique Graue Wiechers.

El año pasado, el potencial de comercio de esa nación con América Latina fue de 260 mil millones de dólares, y es el segundo socio comercial de México y de diversos países de la región.

“Es una economía creciente, pujante y que en los siguientes lustros puede llegar a ser 60 por ciento más grande que la estadunidense”, afirmó Graue al inaugurar el IV Seminario Internacional América Latina y el Caribe y China: Condiciones y Retos en el Siglo XXI.

Por ello, dijo, las relaciones de la UNAM con el gigante asiático son de gran trascendencia. En ese sentido, celebró que en esta casa de estudios se albergue una sede del Instituto Confucio y destacó que en 2017 el Centro de Estudios Mexicanos en esa nación propició el intercambio de 150 estudiantes y 40 docentes de la Universidad, con diversas instituciones de educación superior chinas.

El rector mencionó que en el seminario, con duración de tres días, se analizaron los resultados del trabajo conjunto entre ambos territorios y se reflexionó sobre oportunidades de colaboración, que se darán a conocer a actores económicos y políticos de México.

Relaciones intensas

A su vez, Lin Ji, encargado de Negocios de la embajada de China en México, indicó que en la última década los vínculos de su país con Latinoamérica se han intensificado. Además de ser el segundo socio comercial, son el primer emisor de inversión en la región, en la que han destinado más de 200 mil millones de dólares.

Pero el comercio es sólo un aspecto de la relación bilateral, precisó. Su nación está también interesada en el intercambio cultural, por lo que ha instalado 40 institutos Confucio en la zona. “China y América Latina pueden y tienen que ser socios, y su cooperación debe basarse en el respeto mutuo y en el principio de ganar–ganar. Somos dos regiones lejanas geográficamente, pero cultural e históricamente cercanas. No tenemos roces históricos ni disputas. Podemos ser buenos socios en todos los sentidos”.

Lin Ji manifestó que también tienen que ser socios en la defensa del multilateralismo y la globalización económica en esta época de incertidumbre internacional y en la que se promueven los nacionalismos. “China y América Latina hemos sido defensores y beneficiarios de la globalización económica y del libre comercio, y tenemos que defenderlos. Cerrar las puertas sólo resultaría en el bloqueo de nuestro propio camino”, expresó.

En el Auditorio Narciso Bassols de la Facultad de Economía, Antonio Ibarra, coordinador académico de la Unión de Universidades de América Latina y el Caribe, se refirió a la importancia del intercambio académico, cultural y en materia de innovación que se ha generado por medio de la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China.

Expuso la necesidad de establecer un vínculo estrecho con las universidades asiáticas debido a su potencial. Una muestra de ello son los 460 mil artículos científicos que esas instituciones publicaron el año pasado. “Queremos una nueva Nao de cooperación, que incluya la investigación científica, cultural, el conocimiento social mutuo y la transferencia de valores”.

En tanto, Enrique Dussel, coordinador de la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China de la UNAM, subrayó que en la red participan unos 500 miembros de 25 instituciones de más de 20 países, y que pertenecen a diversas disciplinas.

El sector académico, prosiguió, es fundamental para lograr un diálogo constructivo en América Latina y China; ejemplo de ello es que la red ha sido una sólida base de colaboración de otras instituciones con la nación asiática.

En la inauguración del seminario estuvo Eduardo Vega, director de la Facultad de Economía.

Antonio Ibarra, Enrique Dussel y Lin Ji. Foto: Erik Hubbard.
Antonio Ibarra, Enrique Dussel y Lin Ji. Foto: Erik Hubbard.

Motor del crecimiento global

Por el lugar que ocupa en la economía global, China seguirá siendo el motor del crecimiento global, afirmó Pablo Sanguinetti, director corporativo de Análisis Económico y Conocimiento para el Desarrollo del Banco de Desarrollo de América Latina.

Hasta mediados de 2005, añadió, los países desarrollados se ocupaban de esa tarea, hoy en día se suman a esa misión varios más, China en particular, quien explica un promedio de 25 por ciento del crecimiento mundial.

India, nación en desarrollo, “es un segundo actor que ya colabora con más de 10 por ciento del crecimiento global”, agregó el académico de la Universidad Torcuato Di Tella, de Argentina. En este sentido, indicó que el gigante asiático sigue contribuyendo al crecimiento mundial, pese a que el suyo ha empezado a reducirse, es decir en 2000 tenía una tasa de dos dígitos (más de 10 por ciento) y en la actualidad converge a tasas de entre seis y siete por ciento, “que para los estándares chinos, nos parecen bajas, pero para el mundo en desarrollo son muy altas”.

En el encuentro, impulsado por la Red Académica de América Latina y el Caribe sobre China (Red ALC-China), Pablo Sanguinetti reiteró que pese a su menor crecimiento, China aún es el motor de la economía mundial porque “obviamente ocupa un lugar fundamental en las finanzas globales”.

Asimismo, abundó, ha cobrado también relevancia en términos de financiamiento vía préstamos bilaterales; en ese sentido, en 2016 exportó capitales de inversión de sistema directo al mundo por 190 mil millones de dólares, teniendo a Asia como principal destino de esta inversión, seguido de América Latina con 15 por ciento, en promedio. Es decir, los territorios latinoamericanos son el segundo receptor de inversión externa directa de China.

Mencionó que la famosa promesa de la integración –que parece un poco lejana, por lo menos en los hechos–, podría lograrse mediante la integración física y de conectividad. En términos arancelarios muchas naciones han hecho cosas importantes, y la Alianza Pacífico, donde México ha sido miembro, es un buen ejemplo.

Empero, esta relación necesita de una institucionalidad, para mejorar la conformación regional se requiere que los países empiecen a confiar entre ellos, y esa confianza la crean las instituciones, en este caso el Banco de Desarrollo de China, empresas públicas, por mencionar algunas.

Preció que mejorar nuestros vínculos con China implica fortalecernos como región, con la misma institucionalidad y que sea creíble. Este lazo con ellos abre una oportunidad en el actual contexto económico de menor crecimiento de la zona.

Es necesario reforzar la integración para ampliar el mercado regional, “China puede ayudarnos a extender este mercado, contribuyendo a financiar mayores inversiones”.

Por último, consideró que el Centro de Estudios China-México de la UNAM, coordinado por Enrique Dussel, es una entidad valiosa que puede dar insumos para repensar esa relación.

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