A diez años de la segunda peor crisis económica mundial

Las condiciones y políticas podrían llevar a una recesión como la de 2008, advierten académicos

A diez años de la peor crisis financiera en la historia de Estados Unidos, cuando Lehman Brothers, el cuarto banco de inversión de Estados Unidos, se declaró oficialmente en bancarrota tras 158 años de actividad, sus efectos aún se sienten por toda la economía global.

El mal comportamiento de las empresas y los bancos, generado por la opacidad tan grande con la que se comportan, provocaron la crisis inmobiliaria en 2008.

“Los bancos mintieron sobre su salud o bonanza económica; ellos no le rinden cuentas a nadie. Por otra parte, era difícil que las empresas estadounidenses le entregaran estados financieros al Estado, lo que ponía en riesgo a las sociedad”, explicó María Cristina Rosas González, doctora en relaciones internacionales por la UNAM.

Para la experta en comercio internacional, esta situación, aunada a las políticas nacionalistas, proteccionistas, de autarquía y confrontación comercial que tiene Donald Trump con sus principales socios, son elementos que coadyuvaran a presentar un escenario similar al de hace una década.

“El saldo puede ser negativo, Estados Unidos tiene problemas estructurales de industrialización, competitividad  y de capital humano, depende de la exportación de talentos y no se va a solucionar con el proteccionismo que está impulsando el presidente. En su pugna con China y demás socios comerciales, se regresa a un discurso punitivo en el ámbito comercial, debe entender que su país no puede navegar solo por el mundo, requiere de sus socios”, afirmó Rosas González.

Finalmente, la investigadora refirió que una historia apegada lo sucedido, que relata lo que vivieron quienes perdieron sus ahorros, y refleja el riesgo latente de repetirse es la película El lobo de Wall Street, de Martin Scorsese.

 

Vivimos las mismas condiciones que originaron la crisis

 

A 10 años de la crisis del 2008, todavía el mundo sufre sus secuelas. Se trató de una inestabilidad estructural, donde el sistema financiero, al no estar regulado, generó una gran especulación que derivó en esta crisis mundial, señaló Dámaso Morales Ramírez, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.

El problema es que hoy seguimos igual, añadió el profesor. De hecho, surgieron nuevas corrientes y ofertas populistas, de las cuales algunos partidos políticos se han fortalecido, tanto en Estados Unidos como en Europa.

De acuerdo con Morales Ramírez, el presidente Donald Trump se ha aprovechado de las condiciones que generó la crisis económica para poder llegar a la presidencia de la República.

En Europa, el surgimiento de fuerzas populistas se dio en Hungría, Polonia, Grecia, Italia, Eslovaquia, República Checa, Lituania, Estonia y hasta en las recientes elecciones de Suecia, también en menor medida en Francia, Alemania y Holanda.

Este discurso populista también apoyó de alguna manera la salida del Brexit del Reino Unido, y con ello se dio un golpe a la Unión Europea.

¿Qué otras secuelas quedan? A decir de Morales Ramírez, si bien es cierto que Grecia ya terminó todo su proceso de reconstrucción con apoyos financieros, sigue hundida en la pobreza.

Hoy, los jóvenes no sólo los griegos, sino también los europeos no encuentran empleos bien remunerados. Sus contratos laborales no sobrepasan los tres meses a pesar de tener estudios con licenciatura y posgrado, además de hablar dos o tres idiomas. Están en ámbitos laborales que nada tienen que ver con lo que han estudiado.

El aumento de la pobreza y los movimientos populistas reafirman que la concentración de la riqueza sigue vigente.

“¿Qué queda a futuro? Por un lado, tenemos la crisis financiera, y por otro el discurso populista que podría tomar mayor fuerza. Además, están los jóvenes desamparados que podrían convertirse en una fuerza política social y desatar situaciones no deseadas”

También está el presidente Donald Trump, con una política comercial cerrada que anuncia una posible guerra comercial. “El futuro no es nada alentador, y estamos en las mismas condiciones que originaron la crisis en 2008. Esperamos pueda ser resuelto por los gobiernos e instituciones”.

En México

En México los estragos de la crisis son muy claros. Los adolescentes de aquella época ahora son jóvenes inmersos en el mercado laboral, que viven en una situación inestable. No encuentran empleos o son mal pagados. “No tienen opciones de vida”.

Además, las empresas mexicanas, en el marco de la renegociación del Tratado de Libre Comercio, tienen un impacto negativo en la producción y en el comercio. Esto afectará aún más al mercado laboral.

Los ciudadanos no encuentran salidas fáciles, sólo podemos decir que los estragos de aquella crisis siguen día a día presentes en su vida, pero quizás con mayor fuerza en los más jóvenes.

La situación no es fácil, pero habrá que crear políticas públicas muy claras para dar opciones laborales, personales y profesionales, concluyó.

Ilustración: Andrés Otero
Ilustración: Andrés Otero.

El origen del colapso financiero del 2008

 

La de 2008 fue la segunda mayor crisis financiera a nivel mundial después de la Gran Depresión de 1929.

La rapacidad de los bancos y la especulación fueron la causa de este suceso. Las hipotecas de alto riesgo comenzaron a venderse a millones de clientes en todo Estados Unidos sin que hubiera una garantía firme de pago. Al mismo tiempo, se ofrecían fondos de inversión con base en ese negocio inmobiliario. La administración de riesgo y de cartera vencida fueron ineficientes, que como consecuencia generó una deuda sin precedentes. Es decir, la gente no pagaba sus hipotecas, y los bancos no pagaban a quienes contrataron fondos de inversión hipotecarios.

Este hecho provocó una crisis de liquidez en los bancos, que llevó a que el banco Lehman Brothers, institución que tenía 160 años de vida, se declarara en bancarrota. Y, aunque muchos gobiernos evitaron la bancarrota de muchos otros bancos a nivel mundial, los mercados de valores se desplomaron y llevaron a una crisis económica global.

El rescate de bancos en Estados Unidos significó un aumento en su deuda internacional, siendo China su principal acreedor. Cuando la unión americana entra en recesión, provoca un efecto dominó en las economías que dependen de la estadounidense, sus bolsas bajan, su economía se desacelera y también tienen que rescatar instituciones financieras.

La falta de pago y la necesidad de recuperar activos lleva a embargos de las propiedades, dejando a millones sin casa; hay despidos masivos y el desempleo llega a niveles históricos. La falta de liquidez que comenzó en agosto de 2007, hace que baje el consumo, afectando a negocios y empresas que generan empleos y activan la economía. Para 2008, la recesión está en pleno y duraría hasta 2012.

Para salir de la recesión, los gobiernos, empezando por Estados Unidos tienen que recuperar la confianza de los consumidores y de los inversionistas, para lo cual lanzan estímulos fiscales sin precedentes, además de adoptar políticas públicas de protección a los ahorradores. La política monetaria de los bancos centrales también juega un papel muy importante al tomar acciones para que la inflación se mantuviera estable. En México, la inflación se mantuvo en menos de 7% en 2008, y en los años subsecuentes en menos de 5%.

La crisis económica, además de afectar en los hábitos de consumo y de ahorro, permeó en la cultura popular y en el ánimo de la gente. El cine, la televisión, el periodismo, y muchas otras expresiones vieron presente este fenómeno cíclico que por ahora se ha superado, pero cuyo fantasma amenaza con volver a presentarse con las condiciones necesarias.

 

La crisis del 2008 en el cine

Imaginen que un día despiertan y el precio de su casa cayó más del 30%, los intereses de su hipoteca se han disparado y es posible que su empresa, ante la crisis, decida tomar medidas drásticas para enfrentarla. Eso fue precisamente lo que experimentaron millones de personas en Estados Unidos (y alrededor del mundo) durante el 2008, cuando una de las crisis financieras más fuertes de la historia golpeó territorio norteamericano.

El gobierno de Estados Unidos gastó millones de dólares buscando estabilizar su economía, con resultados mixtos hasta el momento. Un evento de semejante magnitud no podía pasar desapercibido para el cine y Hollywood, bastaron un par de años para que la vena revisionista de la producción cinematográfica se diera a la tarea de abordar lo sucedido en el 2008.

Las primeras reflexiones en proyectarse en pantalla llegaron cortesía del género documental, incluso una de ellas recibió durante el 2010 el Oscar: Inside Job (2010) y Capitalism: A Love Story (2009), del siempre polémico Michael Moore (Farenheit 9/11, Masacre en Columbine).

El primero, dirigido por Charles Ferguson, aborda de manera bastante didáctica el tema, enmarcando la crisis como un error interno (como el nombre de la cinta lo indica) que las autoridades dejaron pasar gracias a leyes permisivas. Ferguson cobró notoriedad porque en su discurso de aceptación del Oscar acusó al sistema de permitir que los causantes de crash no recibieron penas de prisión y se encuentran libres para repetir los mismos “errores”.

Moore, por su parte, utiliza la crisis del 2008 para pintar un amplio fresco sobre la manera en que el capitalismo nos trata. La cinta recurre al humor característico del realizador y simplifica el tema, aspectos que la crítica especializada recibió con frialdad a tan sólo un año de la sacudida financiera. Incluso, algunos expertos acusaron a Moore de no saber cómo funciona la economía norteamericana realmente.

El documental que más ruido ha hecho sobre el tema en los últimos años fue The Queen of Versailles, que formó parte de la programación de Ambulante: Gira de documentales en nuestro país. Aquí el foco no está puesto de manera directa en la crisis del mercado, sino en una familia que tenía planeado construir una réplica del famoso Palacio de Versalles como su hogar. La recesión los obliga a detener las obras y pone en peligro el suntuoso estilo de vida que disfrutan, posible gracias a que durante años los retratados hicieron dinero especulando en el mercado de hipotecas, uno de los principales causantes de la crisis.

En el plano de la ficción, los ejemplos han sido más variados. Tal vez el más exitoso de los proyectos sea La gran apuesta (The Big Short, 2015), sobre un grupo de asesores financieros que vio el colapso financiero a lo lejos y optó por apostar a la especulación inmobiliaria para su provecho personal, ganando cientos de millones de dólares en el proceso. Recibió 5 nominaciones al Oscar y se llevó el premio a Mejor Guión Adaptado a casa. Una buena porción de la prensa especializada criticó que el largometraje mostraba a sus protagonistas de manera idílica, casi sin consecuencias, de sus actos… justo como en la vida real.

Oliver Stone creyó que el ambiente era propicio para revivir a uno de sus personajes más queridos, Gordon Gekko, el ambicioso corredor de bolsa que Michael Douglas interpretó en Wall Street (1987). Aunque la película tuvo cierto éxito en taquilla (recaudó casi 130 millones de dólares alrededor del mundo) y que Douglas repitió su papel, la cinta se perdió rápido en el inconsciente del público.

Por su parte, Margin Call (2011), del joven J.C. Chandor, convirtió a la crisis y sus instituciones de crédito en el paisaje perfecto para edificar un thriller. Aquí un grupo de asesores debe encontrar la manera de proteger a su cliente ante la crisis que se avecina. La película tuvo una buena recepción crítica, sin embargo no logró conquistar al público en su corta corrida comercial.

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