Ana Díaz, titular de la Cátedra Extraordinaria Miguel León-Portilla

Honor a uno de los grandes maestros, figura clave en el estudio de la historia de los pueblos indígenas

Foto: Francisco Parra.
Foto: Francisco Parra.

La Cátedra Miguel León-Portilla es importante para el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) porque honra a uno de sus grandes maestros, figura clave y con un papel esencial en el curso de los asuntos de esa entidad en todos los terrenos, un académico que ha marcado líneas y pautas, afirmó su directora, Ana Carolina Ibarra.

Además, dijo, la cátedra hace visible el área de historia de los pueblos indígenas, que es de gran relevancia en la entidad, y “está abierta a otros universitarios. En esta ocasión nos alegra mucho que sea una colega del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE), Ana Díaz, quien la ocupa”.

En ese sentido, el coordinador de Humanidades, Alberto Vital, expuso que se une a la celebración de esta actividad académica, por el diálogo entre ambos institutos, y por su tema, que tiene que ver con la literatura.

Esta cátedra tiene varios significados, expuso en presencia de la filóloga Ascensión Hernández Triviño, esposa del reconocido historiador; por supuesto, el más importante es el homenaje permanente a Miguel León-Portilla, por medio del diálogo con sus grandes temas y sus grandes textos.

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Onomástico

En la sesión, en la que se celebró el onomástico del investigador emérito, el 29 de septiembre, Miguel Pastrana, integrante del IIH recordó que la cátedra que se estableció formalmente en 1995, aunque se comenzó a ocupar en 2001, tiene como propósito principal estimular la generación de nuevos conocimientos en las áreas cultivadas por León-Portilla, así como la difusión de dichos conocimientos.

“Como toda cátedra extraordinaria, la que hoy nos convoca tiene un doble propósito: reconocer la trayectoria del notable universitario, e incentivar el desarrollo de la investigación innovadora a través de distinguir a otros especialistas con un estímulo y todo el apoyo del IIH.”

Recordó que la obra académica de León-Portilla es tan extensa como variada. Se trata de un investigador de amplio espectro: ha trabajado temas de historiografía, traducción, paleografía, historia de la educación, concepto del arte, algunas rebeliones indígenas coloniales y las autonomías indígenas contemporáneas, entre otros.

Al dictar la conferencia In Tlilli in Tlapalli. Literaturas Indígenas de México, Ana Díaz, también integrante del SNI, calificó como un privilegio y una responsabilidad ocupar la cátedra. “Quiero dar mi agradecimiento al doctor por haber abierto el camino a muchas generaciones que, gracias a su labor, podremos seguir poniendo los ladrillos de una estructura sólida y con muchas posibilidades para ampliarse”. In tlilli in tlapalli es una metáfora en náhuatl que hace alusión a los libros o las pinturas. También es una frase que condensa gran parte del pensamiento del emérito en torno a los códices: “Cuida de la tinta negra y roja, los libros, las pinturas, colócate junto, al lado del que es prudente, del que es sabio”.

Muestra que a partir de la poesía y el uso de las formas y las expresiones orales, se puede hacer un abordaje de pensamiento filosófico muy concreto, abundó Ana Díaz.

León-Portilla realizó un estudio sobre el Códice Fejérváry-Mayer, de imágenes prehispánicas, por su interés en entender cómo funcionaba el cosmos y la naturaleza entre los antiguos mexicanos, así como la cronología, que junto con la poesía, considera las obras maestras del genio indígena.

En tanto, a la integrante de Estéticas le interesaba comprender mejor metodologías para el análisis de la imagen y “cuando conocí los códices prehispánicos me parecieron fenomenales. Son imágenes que revelan códigos que se pueden analizar”.

Hay una lámina en dicho códice que condensa la visión del mundo, del cosmos, para, a partir de un diagrama, comprender el orden del universo. “Me interesa hacer algo que plantea León-Portilla en sus obras como una vía de análisis, que es entender cómo funcionan las formas, cómo se van relacionando, qué tipo de lenguajes podemos ubicar ahí”.

El historiador se preguntó cómo las formas en la oralidad nos pueden hacer comprender la complejidad de otros tipos de conocimiento asociados al tiempo y a sus calendarios. “A mí me gustaría ahora ampliar la pregunta para ver si podemos proyectar esta pregunta no sólo hacia las formas orales o escritas, sino además a las dibujadas”, finalizó Ana Díaz.

Federico Navarrete, del IIH, también participó en la sesión moderada por Gabriel Kruell, investigador de Históricas.

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