Bukowski, el último de los malditos

El mundo de la literatura recuerda el fallecimiento (9 de marzo) de uno de sus hijos más conflictivos, un hombre que siempre vivió entre el mito y la realidad.

Separar la leyenda de lo real en la vida de Charles Bukowski es tarea complicada. El escritor norteamericano –nacido en Andernach, Alemania– dedicó sus días a crecer su mito, su fama de poeta maldito mientras llenaba de alcohol sus letras. Partió de este plano existencial un 9 de marzo.

La obra del autor de Mujeres concentra su atención en la marginalidad, donde habitan por igual borrachos, drogadictos, prostitutas, pandilleros, pederastas, adictos al juego y fracasados. Bukowski estaba interesado en aquellos viviendo en las sombras, lejos de las reglas establecidas por la sociedad.

Aunque estudió periodismo y literatura en Los Ángeles, el escritor nunca terminó la universidad. Optó por probar suerte por su cuenta, aunque sin mucho éxito. Publicó por primera vez en 1944, el relato llevaba por nombre Aftermath of a Lengthy Rejection Slip y apareció en la revista Story Magazine.

Dos años después repetiría el “éxito” con un cuento para otra publicación titulado 20 Tanks From Kasseldown, pero su estilo no llamó la atención del público, ni de las editoriales. Ante la decepción decidió vagar por los Estados Unidos, aceptando cualquier trabajo para ganar algunos centavos.

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Su vida encontraría cierta estabilidad hasta la década de los 50, cuando encontró trabajo en la oficina de correos (época que sirvió como inspiración de su novela Post Office) que mantuvo durante 3 años. Su compañero infalible, el alcoholismo, terminó por llevarlo al hospital en el 55, tenía 32 años, para una intervención quirúrgica.

Comenzó a escribir poesía en esos años y fue ganando notoriedad en la escena intelectual de Los Ángeles, el volumen Flower, Fist, and Bestial Wail es el mejor recordado de esa temporada, según apunta la crítica especializada. Además contrajo nupcias con la escritora Barbara Fyre, de quien se divorció a tan solo dos años de matrimonio en 1959.

Los 60 marcaron el inicio de su vida como padre, su hija Marina Louise Bukowski nació en 1964, también regresó a oficina de correos donde se desempeñó por casi 10 años. El sexo, las mujeres y el alcohol se mantuvieron como parte importante de su dieta diaria.

Su pluma comenzó a adquirir renombre y un par de editoriales se interesaron por su trabajo en esa época. Al tiempo inició una fructífera relación con Open City, un diario independiente de Los Ángeles, donde escribía una columna semanal llamada Notes of A Dirty Old Man, que mudó después a Los Angeles Free Press. Posteriormente reuniría las mejores entregas en una antología.

“Tengo dos opciones, permanecer en la oficina de correos y volverme loco… o quedarme fuera y jugar a ser escritor y morirme de hambre. He decidido morir de hambre”, escribió después de dejar la oficina de correos de forma permanente para dedicarse a la escritura. La mayor parte de su obra apareció bajo el nombre de la editorial Black Sparrow Press.

Su fama lo proyectó durante los años que siguieron, sin dejar su afición por la bebida en ningún momento. En los 80, optó por emprender una carrera cinematográfica sin alcanzar los mismos laureles que en la literaria.

De ese periodo se recuerdan (con poca fortuna) su participación en la cinta Ordinaria locura, de Marco Ferri, y, en especial, su intervención en el libreto de Barfly (1987), cinta dirigida por Barbet Schroeder, y que fue vapuleada por la crítica. Actualmente es considerada una cinta de culto, aunque no por su calidad.

El último capítulo de su vida lo escribió el 9 de marzo de 1994, cuando fue derrotado por la leucemia. Poco antes de morir terminó de escribir su última novela, Pulp.

Larga vida al último de los poetas malditos.

*Los mejores a menudo mueren por
su propia mano,
sólo para huir,
y aquellos que quedan atrás
nunca pueden entender
por qué alguien
querría huir
de ellos”

*(Causa y efecto)

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