Cinco largometrajes de la década de los 50

Muestra de Investigaciones Históricas que aborda la temática de los bajos fondos y crímenes en CdMx

Salón México (1949), de Emilio El Indio Fernández, una de las cintas proyectadas.
Salón México (1949), de Emilio El Indio Fernández, una de las cintas proyectadas.

El Instituto de Investigaciones Históricas presenta una muestra de cine denominada La metrópoli viciosa, que exhibe cinco largometrajes de la década de los 50 que abordan la temática de los bajos fondos y crímenes en la ciudad.

En este ciclo se proyectan películas representativas del género cabaretil, realizadas por diferentes directores a lo largo de dos décadas y que reflejan visiones y estéticas diversas.

Las filmaciones son una fuente sumamente rica. Permiten acceder a sitios, ambientes y sociabilidades que, de otra forma, se hubieran borrado de la memoria, pues los cabarets de la época han sido clausurados. Además de permitir conocer ideas en torno al crimen y la prostitución, visiones y representaciones de la urbe, códigos de conducta y de valores, temores y prejuicios.

Además, es una manera novedosa de transmitir la historia, no tan académica, sino con fines de divulgación por medio de la pantalla grande, explicaron Odette Rojas Sosa y Elisa Speckman Guerra, coordinadoras del ciclo.

“El interés es atraer a los universitarios y público en general al conocimiento de la historia porque creemos que su comprensión debe difundirse”, añadió Elisa Speckman.

“Ésta tiene múltiples puentes y puede conocerse mediante la prensa, las obras literarias y el cine”, dijo la historiadora y resaltó la importancia del séptimo arte como divulgador.

En esta ocasión contamos con un programa fílmico riquísimo. Se trata de pasajes sociales, de las ideas del crimen, de los prejuicios, de los temores y de las expectativas expuestas en cinco películas que están precedidas por el comentario de un especialista en el tema.

“Muchas de las cintas mexicanas del siglo XX hicieron una representación interesante sobre la violencia en Ciudad de México. En varias de éstas se puede notar que se establece un vínculo entre ciertos espacios urbanos, los denominados bajos fondos, donde se pensaba se reunía gente del hampa vinculada con el delito que servían como incubadoras del crimen”, señaló Odette Rojas Sosa.

Los peligros de la ciudad

A finales de los 40 y la primera mitad de los 50 en estos filmes se refleja ya con claridad el declive del cine cabaretil, en los que es muy marcado este nexo que tratan de establecer y esta representación de los peligros de la ciudad, también muy asociados con la práctica del consumo del alcohol, la prostitución y con lo nocturno, apuntó Speckman Guerra.

En el cine, los cabarets dieron cabida a mujeres ambiciosas o buenas y sufrientes, padrotes perversos y explotadores, policías corruptos u honestos, clientes desesperados
o deseosos de sumarse al vicio y la degradación. Funcionando al amparo de la noche, alojaron amores, amoríos, deslices, transgresiones, crímenes y amoralidades.

El ciclo dio inicio con Salón México (1949), melodrama dirigido por el mexicano Emilio El Indio Fernández, una de las primeras cintas verdaderamente realistas del género cabaretil. Continuó con El hombre sin rostro, dirigida por Juan Bustillo Oro en 1950.

El jueves 1 de febrero se exhibió Sensualidad (Alberto Gout, 1951) y fue comentada por Gabriela Pulido. Para este jueves 8 se proyectará Radio Patrulla, dirigida en 1951 por Alberto Cortázar y, finalmente, el jueves 15 se expondrá México nunca duerme (1959), de Alejandro Galindo.

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