Concurso Nacional de Satélites Enlatados

Cada prototipo es lanzado y liberado con ayuda de un dron a 400 metros de altura

La estación terrena de esta misión fue el Estadio de Prácticas Roberto Tapatío Méndez, en Ciudad Universitaria, el segundo más grande dentro del campus. Veintiún ingenios satelitales integrados dentro de una lata, de 22 por 10 centímetros, y un peso no mayor a 500 gramos, con un tripulante sensible: el huevo de una gallina; y la lanzadera espacial, un dron.

Es la sexta y única etapa práctica del Cuarto Concurso de Satélites Enlatados CanSat 2018-2019, y la primera edición con carácter nacional, organizado por la UNAM, por medio del Programa Espacial Universitario (PEU), en colaboración con otras instituciones como la Agencia Espacial Mexicana.

En esta edición del certamen que se divide en siete fases, se inscribieron 71 equipos con más de 412 estudiantes, provenientes de 17 instituciones de educación superior de 12 estados del país. Finalmente, a la etapa de lanzamiento llegaron 180 jóvenes integrados en 21 conjuntos originarios de nueve entidades de la República: Ciudad de México, Michoacán, Durango, Yucatán, Hidalgo, Querétaro, Veracruz, Chiapas y Estado de México, quienes pusieron “en órbita” su prototipo.

Son satélites enlatados (CanSat), construidos, diseñados y probados por alumnos de licenciatura y posgrado, con el objetivo de promover la Ciencia y Tecnología del Espacio, dijo el jefe de la Misión Alejandro Farah Simón, del PEU e investigador del Instituto de Astronomía.

“Este es un proyecto satelital completo: lo es desde la concepción, el diseño, la construcción, las pruebas en tierra, el vuelo y el reporte científico. Es la primera vez que se hace un concurso nacional y se endurecieron las condiciones, para acercarlas a los requerimientos de un certamen internacional, ya que los ganadores acudirán a la CanSat Competition en Texas, donde confluyen universidades de cien países”, explicó José Francisco Valdés, coordinador del PEU.
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2019

La misión consistió en que cada uno de los CanSat transmitiera información de presión, temperatura, orientación y aceleración durante el trayecto de subida con el dron y durante la caída libre desde una altura aproximada de 400 metros sobre el nivel del suelo del lugar.

Con esos datos se debió calcular la velocidad en todo el trayecto y la altura máxima lograda. La escuadra debió mostrar a los jueces los datos recibidos en tiempo real en una interfaz humano-máquina. Asimismo, por primera vez, el satélite enlatado debió desplegar un paracaídas a una altitud de cien metros, medidos desde el suelo del lugar donde el dron inició el ascenso.

Por supuesto, el satélite enlatado llevó en su interior un huevo de gallina, que debió sobrevivir el impacto del aterrizaje, así como seguir transmitiendo por al menos 30 segundos más después del aterrizaje.

“Tras la entrega de un reporte por escrito, en los próximos días se hará público el nombre de los ganadores y triunfará aquel equipo que transmita más datos, que su tripulante (huevo) haya sobrevivido y que cumpla cabalmente con todas las especificaciones y requerimientos”, indicó, Alejandro Farah.

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Los integrantes de los conjuntos, fueron evaluados por un jurado especializado in situ, y también lo harán con su reporte escrito próximamente, con el propósito de determinar quién irá a Estados Unidos a enfrentar a otros equipos universitarios del mundo.

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