MUAC, espacio de experimentación

Conversión de valores contaminantes en sonoros

Instalación multicanal del colectivo Interspecifics que transforma datos en una densa experiencia auditiva

Leslie García y Paloma López.
Leslie García y Paloma López.

El colectivo nómada multiespecie Interspecifics utiliza el sonido y la inteligencia artificial para entender modos de comunicación no humanas en forma de señales químicas, bioeléctricas y patrones generados por diferentes tipos de organismos vivos. Uno de los proyectos de este grupo es la instalación Aire, pieza que puede escucharse hasta fines de octubre en el Espacio de Experimentación Sonora del Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC).

Aire se originó hace un par de años por una invitación de Casa del Lago Juan José Arreola, donde los integrantes hicieron una primera versión. Se trata de una línea de investigación que inició hace cuatro años y que vincula datos y sonido, aseguró Paloma López, una de las fundadoras de Interspecifics.

Monitoreo ambiental

Otra integrante, Leslie García, precisó: “Esto lo hicimos a partir del escrutinio de la base de datos del sistema de monitoreo ambiental, con el cual cuentan las estaciones de Ecobici. Trabajamos con un servidor que nos permitiera manejar los datos recibidos sobre diversos contaminantes, y con su flujo dar carácter y animar un ensamble de sintetizadores virtuales programados en SuperCollider. Así, convertimos los valores arrojados a otros que tienen sentido en términos sonoros”.

Paloma agregó: “Creamos la interface, el puente entre el dato, el fenómeno que es la contaminación y el sonido que viene a ser nuestra interpretación. Encontramos una gestualidad sonora por cada uno de los contaminantes. Cada sonido que se escucha es uno de ellos: dióxido de azufre, monóxido de carbono, óxido de nitrógeno, dióxido de nitrógeno, monóxido de nitrógeno y ozono.

“Los datos que entran modulan las características de los sintetizadores virtuales que empleamos. La parte menos abstracta es que entre más altos sean los valores más complejo y fuerte es el sonido. Se trata de que nos hagamos conscientes de un fenómeno como la contaminación ambiental en Ciudad de México, que normalmente pasamos por alto o que no es perceptible para muchos. Este diseño sonoro está hecho con tal propósito.”

En la presentación de la instalación se dice textualmente que ésta “utiliza un programa escrito en lenguaje Python. En la pieza, cada uno de los contaminantes tiene una identidad sonora propia y la fluctuación de la información modula todas sus características audibles. Los patrones más relevantes y particulares que arroja el sistema detonan y apagan eventos de sonido conforme suceden y crean la estructura de la composición sobre la marcha”.

Este colectivo latinoamericano conformado además por Felipe Rebolledo, Thiago Hersan y Emmanuel Anguiano, “abraza las prácticas híbridas entre diferentes disciplinas y organismos vivos, el conocimiento abierto y la precariedad como un desafío. Sus líneas de investigación se basan en el uso del sonido para comprender la actividad bioeléctrica de diferentes consorcios bacterianos, plantas, moldes de limo y seres humanos utilizando juegos de bricolaje y hardware, lo que denomina como máquinas ontológicas”. Trabajan con fenómenos biológicos y todo lo que generan es de código abierto, compartiéndolo desde su página http://interspecifics.cc.

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