Cuando el amor se queda suspendido en el aire

La bruma y la grulla se presenta en el Teatro Santa Catarina, en Coyoacán

Funciones de jueves a domingos hasta el 2 de septiembre. Foto: Barry Domínguez.
Funciones de jueves a domingos hasta el 2 de septiembre. Foto: Barry Domínguez.

Alguna vez, un muy buen amigo me dijo: “el amor es el arte de coincidir”. Y La bruma y la grulla, obra de teatro protagonizada por Rosa María Bianchi (Elena) y Miguel Flores (Mario), celebrada durante el Festival Internacional de Teatro Contemporáneo Dramafest 2018, es un buen ejemplo para pensar en esa frase.

Elena y Mario son una pareja de septuagenarios que mantienen una relación muy especial. Son amantes, pero al mismo tiempo no lo son. Mantienen un romance desde hace 15 años, pero ella está casada y él aún arrastra con la pena y el agobio que le dejó el cuidado de su esposa enferma.

Ambos se reúnen cada año para pasar un fin de semana juntos y alimentar ese cariño que los une a la distancia. Se trata de una cita romántica que siempre los sube a la cabina de un teleférico, desde donde sólo se observa un lago, el principal testigo de su amor.

El paso del tiempo, sin embargo, no perdona. La calidez de ese amor tan guardado y reprimido, acotado a las cuatro paredes de esa cabina fría de metal y vidrio, se ha llenado de reproches.

“¿Por qué tuvo que ser tan impuntual en mi vida?”, le pregunta Elena a Mario. “Estamos en la hora correcta”, le responde él. “Usted tenía que haberme robado (…) ¡Ya estoy vieja!”, insiste Elena, quien tras vaciar sus reclamos ahora sí parece estar decidida a enfrentar sus miedos, a romper con la gran pausa que ha hecho en su vida dedicada exclusivamente al cuidado de los otros y lanzarse, por fin, a los brazos de Mario.

Pero Elena ya está rota por dentro, está enferma y Mario no quiere verla morir. La ama, pero no quiere volver a sufrir. Ya lo vivió una vez y está cansado. “No quiero en mis manos la enfermedad de otro. ¡Quiero paz!”, le grita Mario.

El miedo

¿El amor es el arte de coincidir? Quizás a Mario y a Elena les ganó el miedo. Quizás les ganó el tiempo o la enfermedad. O quizás, el amor de Mario y Elena sólo era coincidir en ese teleférico cada año, durante algunas horas, para abrazarse, cobijarse y oxigenar ese largo aliento que se llama vida. Quizás, para algunos, no todo es volar como una grulla. Quizás, para algunos, respirar entre la bruma y la confusión también es amor.

La bruma y la grulla, escrita por Adriano Madriles y dirigida por Andrómeda Mejía, sólo tendrá fechas disponibles en Ciudad de México, en el Teatro Santa Catarina de la UNAM, en Coyoacán, los días jueves y viernes a las 8 pm, los sábados a las 7 pm y los domingos a las 6 de la tarde. La última función será el 2 de septiembre. El elenco viajará después a Oaxaca.

El Dramafest tiene este año como ciudades invitadas a Oaxaca, México y Ginebra, Suiza. Como cada dos años desde 2004, la Directora Artística del festival, Aurora Cano, busca impulsar junto con su equipo de producción la dramaturgia nacional vinculando el trabajo colaborativo entre los estados del país y la comunidad internacional. Otras de las obras del festival aún disponibles en cartelera son: Bajo el signo de Tespis, El funesto destino de Karl Klotz y MAH!.

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