Diálogo de experto con preparatorianos

Efectos de las drogas en el cerebro

Disminuyen o acrecientan la acción de los neurotransmisores: Ricardo Tapia, del Instituto de Fisiología Celular

No se conocen aún bien los mecanismos de la adicción.
No se conocen aún bien los mecanismos de la adicción.

¿Qué efectos tienen los hongos alucinógenos en el cerebro? ¿Qué hace la marihuana? ¿Realmente hay medicinas para mejorar el aprendizaje? O ¿Qué sustancias son más adictivas? Son algunas de las dudas que jóvenes de la Preparatoria 9 externaron a Ricardo Tapia Ibargüengoytia.

Los chicos que acudieron a la charla ¿Qué Hacen las Drogas en el Cerebro?, realizada como parte de la Semana del Cerebro en el Instituto de Fisiología Celular (IFC), preguntaron sobre cómo actúan las drogas en ese órgano más allá de los mitos.

La química, les explicó el investigador, tiene un papel fundamental en la comunicación entre las neuronas. Para que ocurra, en las zonas de contacto entre éstas, llamadas sinapsis, se liberan sustancias específicas –neurotransmisores– que al unirse a la siguiente neurona la excitan o inhiben. Las drogas lo que hacen es, justamente, trastornar esta acción de los neurotransmisores, disminuyendo o aumentando su efecto.

“No conocemos aún bien los mecanismos de la adicción. Sabemos que se altera la función de las sinapsis donde actúa la droga. En experimentos en ratas se ha encontrado que aumenta la cantidad de los receptores neuronales que reconocen al neurotransmisor, y entonces la droga tiene mayor efecto. Si esto ocurre en el circuito neuronal que participa en la sensación de placer, la persona se vuelve adicta. De comprobarse, esto sería una explicación neuroquímica de la adicción, aunque todavía no es exacta”, precisó el emérito de la UNAM y especialista del Instituto de Fisiología Celular.

Dopamina

Ante los jóvenes que llenaron el Auditorio Antonio Peña Díaz del IFC, el reconocido neurocientífico agregó que el neurotransmisor principal en el funcionamiento del circuito de placer es la dopamina, y es en las sinapsis dopaminérgicas en las que esencialmente actúan las drogas psicoactivas.

Sin embargo, añadió, también es un neurotransmisor en otras regiones del cerebro con funciones diferentes. En la enfermedad de Parkinson, ejemplificó, degeneran las neuronas que trabajan con dopamina en los circuitos que controlan los movimientos, y esto es lo que produce síntomas como dificultad para iniciar los movimientos y temblor.

“Hay receptores a los neurotransmisores que al ser activados generan cambios bioquímicos en el interior de la neurona, señalización que inclusive puede facilitar la expresión de ciertos genes, lo que, a su vez, puede generar una mayor síntesis de los receptores al neurotransmisor, lo que podría explicar los mecanismos de la memoria y la adicción”, reflexionó.

Todo este conocimiento, precisó, ha llevado a la posibilidad de tratamientos del alzhéimer, con drogas que faciliten la función de las sinapsis en los circuitos que degeneran en esta enfermedad y así detener o hacer más lento el progreso de pérdida de la memoria.

Lo anterior ha abierto la posibilidad de usar este tipo de drogas para aumentar la memoria en personas sanas, lo cual las haría más preparadas e inteligentes.

“Esto plantea una serie de dilemas éticos, como a quién se le darán estas drogas y con qué criterio, independientemente de que todavía no conocemos qué efectos negativos puede tener su uso a largo plazo. ¿Seremos más inteligentes artificialmente? ¿Qué de malo o bueno tendría esto, además de la posible discriminación?”, cuestionó el también emérito del Sistema Nacional de Investigadores.

Uso antiguo

Tapia Ibargüengoytia recordó que hay datos que indican desde hace unos dos mil 200 años el uso de las drogas como la marihuana o el alcohol, y durante todos esos siglos nadie pensó que tuvieran que ser prohibidas.

Uno de los muchos y graves problemas recientes causados por la prohibición, es que se han sintetizado compuestos químicos, partiendo de la estructura química de los componentes de la marihuana, mucho más adictivos y dañinos para la salud que la cannabis original, que se usan y distribuyen sin estar vedados precisamente porque son nuevos.

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