El Metro de la Ciudad de México cumple 50 años

El Sistema de Transporte Colectivo Metropolitano se inauguró el 4 de septiembre de 1969, actualmente cuenta con 12 líneas que dan servicio a millones de usuarios diarios

Un decreto presidencial apareció en el Diario Oficial de la Federación el 29 de abril de 1967, en el texto Gustavo Díaz Ordaz, en ese entonces primer mandatario de nuestro país, autorizaba la creación del Sistema de Transporte Colectivo y la construcción, operación y exploración de un tren subterráneo que satisficiera las necesidades de movilidad urbanas de los habitantes de la Ciudad de México.

La construcción del Sistema de Transporte Colectivo Metropolitano (Metro, como se le conoce coloquialmente) tardó un par de años en realizarse. La primera piedra fue colocada el 19 de junio de 1967, meses después del decreto, pero no fue sino hasta el 4 de septiembre de 1969 que el transporte inició sus operaciones. La obra tuvo un costo de 2,530 millones de pesos.

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“Desde sus orígenes el Metro fue concebido como la ‘base de un sistema complejo de transporte masivo de la ciudad’. Más tarde, a finales de los años setenta, se concebía como la ‘columna vertebral’ del sistema de transportación y como un factor importante para desincentivar el uso del auto particular. La evolución real del impacto del Metro en la transportación metropolitana fue muy diferente de las ideas previas,” apuntan los investigadores Ovidio González Gómez y Bernardo Navarro Benítez en el artículo El Metro de la Ciudad de México: Desarrollo y perspectiva.

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Según cifras divulgadas por el STC-Metro2, durante el 2018 se movieron 1,647 millones 475 mil 013 usuarios y los viajes de todas las líneas sumaron 44 millones 075 mil 690.54 de kilómetros recorridos en los 365 días que dio servicio. La estación con menor afluencia fue Deportivo 18 de marzo de la Línea 6, que fue visitada por 681 mil 350 usuarios; en cambio, por Pantitlán de la Línea A pasaron casi 40 millones 850 mil 325 usuarios.

Hoy día existen 12 líneas del metro repartidas a lo largo y ancho de la Ciudad de México. Su red cubre más de 226 kilómetros de recorrido y pasa por 195 estaciones. Las autoridades de la CDMX estiman que a lo largo del 2018 se consumieron 786 millones 772 mil 431 kilowatts en su operación.

La iconografía de las estaciones fue creada por un grupo de expertos “tanto nacionales como internacionales, entre los que destacó Lance Wyman como director de diseño y dos mexicanos, Arturo Quiñónez y Francisco Gallardo. Todos ellos trabajaron juntos en el ISTME, Ingenieros en Sistemas de Transporte Metropolitano, que tenía la responsabilidad de la arquitectura, el diseño de los trenes y las estaciones, bajo la coordinación del arquitecto Pedro Ramírez Vázquez”, detalla el Gobierno de la CDMX en el sitio web dedicado al Metro.

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“Con la experiencia del éxito de los logotipos que se usaron en los Juegos Olímpicos de 1968, de los que Lance Wyman había sido el creador, se acudió al mismo estilo, adecuándose sustantivamente: El nombre y logo de la estación debía tener referencia inmediata al lugar de la misma, ya fuera un lugar histórico, de un barrio o identidad circunvecina, de personajes ilustres, etc. El nombre debía ser de una sola palabra en concordancia con el logotipo (propiamente pictograma) e independiente de su mismo nombre para las personas que no supieran leer o los mismos extranjeros,” agregan.

Aunque la UNAM no participó directamente en el proyecto de construcción, sus miembros se han involucrado de otras maneras con el proyecto de movilidad. Por ejemplo, en 1958, un grupo universitario presentó un proyecto para crear un monorriel en la capital del país que, aunque no se concretó, sirvió como antecedente al Sistema de Transporte que usamos actualmente.

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Otra de las propuestas universitarias que han facilitado el traslado de millones de usuarios es el proyecto Ascenso y Descenso Eficiente en Vagones, desarrollado por el Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas (IIMAS), éste arrancó como un programa piloto a finales del 2016 y actualmente se aplica con éxito en 15 estaciones del Sistema de Transporte Colectivo Metro.

El proyecto se trata de la colocación de indicadores en los andenes, en colores contrastantes y con poco texto, que dividen espacialmente el área para que primero se realice el descenso y luego el ascenso de pasajeros. Intuitivamente, las personas saben en dónde colocarse para esperar al tren y dónde dejar espacio para permitir la bajada, explicó la diseñadora industrial y consultora Tania Pérez Jiménez a la Gaceta de la UNAM

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