El relato, espejo que nos regresa la mirada

En nuestros días se ha vuelto un espacio donde lo privado se confunde con lo público

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El cuento en lengua castellana se ha convertido en un espejo que nos regresa la mirada desde temas tan variados como las redes sociales y el Internet, donde miles de voces se cruzan, desde las predicciones de destrucción masiva que los medios no dejan de anunciar hasta las pequeñas epifanías personales que se viven en el día a día. Qué mejor prueba de esto que la entrega número IX de la colección Sólo cuento que edita la Dirección de Literatura UNAM.

Parece que el cuento de nuestros días se ha vuelto un espacio donde lo privado se confunde con lo público y esto quizás sea la forma de conjurar la época, según explica Rosa Beltrán en la nota introductoria del volumen, donde además agrega que es “como si estuviéramos escribiendo en forma colectiva una autobiografía ideal donde todo cabe menos el fracaso.”

Cuatro secciones

Compilado por el tapatío Antonio Ortuño, autor de las novelas El buscador de cabezas (2006) y Recursos humanos (2007), este tomo IX se conforma de 27 autores en su mayoría mexicanos (14 hombres y 13 mujeres), y se divide en cuatro secciones (Zonas Privadas, Zonas Públicas, Sediciones y Ajustes de Cuentas), que agrupan los escritos por temáticas.

Jaime Mesa en el prólogo explica que la curaduría de Ortuño, por ejemplo en Zonas Privadas reúne los textos del yo visto desde una perspectiva íntima, sin caer en la autoficción ni en propuestas experimentales.

Esta búsqueda del yo es encarnada por el personaje de Olga, quien recuerda la época en que solía jugar al lado de su hermana y su amiga con capacidades diferentes, Raquel, en el relato El último verano, de Tania Tagle.

Otro tanto del yo que regresa a los sueños líquidos de la infancia, le sucede a un rabino que viaja en avión sentado junto a un grupo de niños inquietos en Todo lo prestado, de Brenda Lozano.

“Sueña con su hermano menor, cuando niños, en casa de sus padres… Su hermano le reclama… no te gusta prestar cosas y no te das cuenta de que todo lo que tenemos es prestado, hasta la vida” (p. 80).

Zonas Públicas emprende una “revisión de lo social, de lo que hemos sido, somos y seremos como humanidad”, como sucede en el universo distópico que plantea Yuri Herrera en su cuento El mirador de muertos.

En éste, el obituarita, una suerte de antiblade runner que transita un mundo lleno de personas que visten amortiguadores en vez de ropa, acude al encuentro de los cadáveres del futuro para contar los relatos detrás de los muertos: “Camino de la escena de la muerte el obituarita refunfuñó: pinche invisibilidad, como si no supiera que la calle está vacía, como cada calle vacía de esta ciudad, se desborda de gente” (p. 125).

En Sediciones, Ortuño reunió textos que emprenden un combate directo y que ensayan otras formas de mirar; con microscopio, cuestionando la realidad y la forma de contar desde lo fragmentario. Como sucede en Sólo por descuido, de Elizabeth Vivero, una visión del fin del mundo con escenas que recuerdan a las pinturas de Jheronimus Bosch o a la Divina comedia de Dante Alighieri.

“En este infernal círculo de ir dando vueltas alrededor del planeta, o de esperar a que la nada ocurra… Varios nos acomodamos donde pudimos: arriba de las copas de los árboles, en el fondo de las cuevas o de los ríos” (p. 264).

El apartado final es Ajustes de Cuentas, que añade una dosis de humor, irreverencia, absurdo e, incluso, de surrealismo, como el lector podrá comprobar en relatos al límite como Cuando vinieron los homosexuales, de Luis Panini, donde el autor se burla de la homofobia del mundo contemporáneo para decir algo más.

“Vimos a un grupo de homosexuales vestidos con pantaloncillos cortos de lamé salpicando el cadáver con diamantina. Antes de alejarse para seguir carnavaleando lo cubrieron con una boa de plumas teñidas en color fucsia”, (p. 328).

El libro también compila textos de Sergi Bellver, Dante Trujillo, Daniel Espartaco Sánchez, Magela Baudoin, Mariana Torres, Liliana Colanzi, Fernanda Melchor, Warren Ulloa Argüello, Jennifer Thorndike, José Adiak Montoya, Francisco Ángeles, Nicolás Cabral, Lina Meruane, Gabriela Cabezón Cámara, Maximiliano Barrientos, Fernanda García Lao, Álvaro Bisama, Mariño González, Franco Félix, Vanessa Téllez, Elma Correa y Rafael Ferrer Franco.

Sólo cuento IX ya se encuentra en las mesas de novedades del país y en librerías del circuito universitario.

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