Homenaje in memoriam

El viaje interminable de Guadalupe Curiel

Cautivada por la poesía náhuatl, hallazgo de la historiadora en Visión de los vencidos

190917-cult4-des-f1-guadalupe-curiel
La estampa de Guadalupe Curiel Defossé está vigente: 370 tardes después, los allegados a su entorno y obra refrendan aún vigorosa su presencia, imbuida atemporalmente en los repositorios bibliográficos universitarios.

Está ahí, entre la celulosa parece deambular por ese pasadizo hacia el Fondo Reservado de la Biblioteca Nacional de México, justo donde la encontró ese libro escrito en papel de trapo, que la llevó a una de sus máximas aportaciones: el hallazgo del manuscrito de Cantares Mexicanos del siglo XVI. Así lo destacaron académicos universitarios en el homenaje in memoriam que la UNAM, por medio de la Coordinación de Humanidades (CH) y el Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB), realizó a la investigadora y exdirectora de dicha instancia.

En dos jornadas con 16 participantes en cuatro mesas temáticas, Vida y legado; Historiografía y bibliografía de los siglos XIX y XX; Legado historiográfico, y Hemerografía, intervino, Alberto Vital Díaz, coordinador de Humanidades, quien resaltó cómo Curiel quedó cautivada por la poesía náhuatl, “desde que la encontró por vez primera en el ya clásico libro Visión de los vencidos, de Miguel León-Portilla.

“Por Cantares Mexicanos, Curiel propuso a León-Portilla un proyecto que se encargara por primera vez, al fin, de la edición y estudio de dicho manuscrito en su totalidad, considerando todas sus distintas secciones”, refirió.

Vital Díaz evocó a Curiel con dos palabras de la autoría de la homenajeada: Viaje interminable. Los poetas del mundo antiguo han buscado nombrar lo innombrable. La muerte apenas parece posible y apenas puede nombrarse. “En dos palabras, cifraste una cosmovisión y una toma de posición, valiente y conmovedora. Y te hermanaste con aquellos poetas del mundo antiguo, viajeros sin término. El 12 de septiembre es el Día del Historiador, un mes antes del día de la llegada de España a América”, dijo.

Descubridora

En su oportunidad, Ascensión Hernández Triviño de León-Portilla, del Instituto de Investigaciones Filológicas, aseguró que Guadalupe Curiel fue la última descubridora de Cantares mexicanos.

“Fue ésta, una de las tareas más queridas por ella, su traducción y estudio. Como muchos manuscritos en un fondo reservado, éste esperó pacientemente siglos, hasta que alguien lo tocara y lo abriera, y se enamorara de él, prueba de ello es que tuvo varios descubridores que lo admiraron y que quisieron saber su secreto, y no pudieron. La fortuna quiso que se enamorara de él una investigadora de la biblioteca”, relató.

Hernández Triviño añadió que tal vez un día, que ella buscaba papeles viejos, sobre el franciscano que evangelizó Texas, Fray Agustín Morfi, y caminando por los pasillos del Fondo Reservado se norteó, y fue a dar con los Cantares.

“Lupita lo vio, lo tocó y lo abrió; una vez descubierto, lo sacó de su anaquel, lo hojeó y lo dio a conocer a su alrededor con entusiasmo y amor, y el libro no volvió a reposar. En realidad la primera persona que lo vio con ojos de historiador fue José Fernando Ramírez, a mitad del siglo XIX. El que mejor lo estudió fue el padre Ángel María Garibay, pero fue ella quien lo descubrió en 1992, año en el que comenzó su labor, bajo la responsabilidad de Miguel León-Portilla; pronto salió el facsimilar en 1994, lo pudimos leer en espejo, (en español y náhuatl)”, subrayó.

El escritor e investigador del IIB Vicente Quirarte resaltó que Curiel era una máquina de trabajo, que se casó con su Instituto. Lamentó su partida temprana, pero quizá fue así, “joven y hermosa para que el tiempo no ejerciera sus poderes implacables y humillantes”. Más adelante citó a Ramón López Velarde. “La vida es siempre más poderosa que la muerte”.

“Frente al desaseo de la muerte/ la vida se baña sin tregua en el balneario platónico/. La vida entregase desmayada de cara al cenit/, remolando sus cabellos/ encima de las aguas eternas”.

También podría gustarte