Primera causa de muerte

Fallecen 12 mujeres al día por cáncer de mama en México

Aquellas con sobrepeso y obesidad tienen más riesgo de padecer esta neoplasia

El cáncer de mama sigue siendo la primera causa de muerte en mujeres en edad laboral en México, se calcula que cada día fallecen entre 10 y 12 de ellas y aunque la mayor incidencia se da a los 58 años, cada vez es más frecuente encontrar pacientes desde 35 o 45 años de edad con este mal, alertó Alejandro Zentella Dehesa, investigador del Instituto de Investigaciones Biomédicas (IIB).

Como parte del Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama –que se conmemora el 19 de octubre–, el especialista afirmó que se ha detectado que las mujeres con sobrepeso y obesidad tienen más riesgo de presentar esta neoplasia, pues el exceso de tejido adiposo tiene un funcionamiento metabólico y hormonal que contribuye a su desarrollo.

“Si consideramos que en México 60 por ciento de las mujeres tiene sobrepeso u obesidad, ese 60 por ciento tiene mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama. A la obesidad se suman otros elementos como tabaquismo, consumo de alcohol y exposición a las hormonas femeninas: los estrógenos”, explicó.

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Vital, la detección temprana

El académico del Departamento de Medicina Genómica y Toxicología Ambiental del IIB dijo que la clave para combatir el cáncer de mama radica en su detección temprana; sin embargo, actualmente 60 por ciento de pacientes se presenta a los servicios médicos con enfermedades avanzadas y su mortalidad es de entre 60 y 80 por ciento, en cinco años.

A partir de los 40 años, subrayó, todas las mujeres deben practicarse una mastografía al año y hacerlo, preferentemente, en un centro oncológico que cuente con médicos capacitados para interpretar estos estudios.

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“El problema es que el cáncer no es una enfermedad estática. Si uno actúa inmediatamente después de que se detecta, las probabilidades de curación aumentan mucho, pero si no se atiende, rápidamente se pasa a otra etapa”.

Sólo entre cinco y 10 por ciento de las pacientes en todo el mundo, expuso, heredan genes mutados que incrementan la posibilidad del padecimiento. Estos casos pueden sospecharse en mujeres cuya madre, tías o abuelas presentaron o murieron de cáncer de mama u ovario. “El criterio es haber tenido dos familiares consanguíneos con cáncer o que lo hayan padecido antes de los 50 años”.

El principal factor para desarrollar esta neoplasia es la exposición a los estrógenos. Hoy en día, se ha reducido la edad en la que las niñas están expuestas a las hormonas femeninas ya que la menarca –o primer periodo menstrual– se presenta entre los nueve y 11 años de edad mientras que hace medio siglo era después de los 13 años.

El problema es que el cáncer no es una enfermedad estática. Si uno actúa inmediatamente después de que se detecta, las probabilidades de curación aumentan mucho, pero si no se atiende, rápidamente se pasa a otra etapa”

Alejandro Zentella | Instituto de Investigaciones Biomédicas

Asimismo, hay mujeres que se someten a tratamientos hormonales durante su vida fértil para no embarazarse, así como en la menopausia para mejorar su calidad de vida. “Se pueden utilizar estos tratamientos, pero en forma muy controlada”, insistió el universitario.

En busca de cura

Zentella Dehesa participa junto con los académicos Eduardo García García y Juan Pablo Méndez, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán y de la Facultad de Medicina, respectivamente, en un protocolo de investigación con mujeres con obesidad, a quienes se les administra metformina –fármaco que ayuda a controlar la glucosa y el peso– y que ha reducido el riesgo, en algunas de ellas, de presentar cáncer de mama.

“Les tomamos sangre antes y después de darles el medicamento y hemos encontrado que éste hace que en su suero aparezca una actividad capaz de matar células de cáncer in vitro. Estamos interesados en identificar a este subgrupo de pacientes, que son quienes sí vale la pena que tomen la metformina”, mencionó.

Esta es en la segunda fase del protocolo que inició hace tres años y cuenta con recursos del programa Fronteras de la Ciencia del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología. Actualmente se busca determinar qué componente o componentes del suero matan las células tumorales, y con esto poder encontrar un marcador que se pueda detectar en el suero para ubicarlo mediante una prueba sencilla, a fin de aplicarse de forma masiva en un laboratorio clínico de cualquier hospital.

Agregó que ante la falta de una cura se debe insistir en la prevención, a partir de cambiar el estilo de vida de la población, llevar una dieta saludable, hacer ejercicio y controlar el peso. “Esto es importante y más en las mujeres porque son ellas quienes controlan las dietas en los hogares y establecen los patrones alimentarios”.
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Esos cambios deben hacerse con la asesoría de un médico familiar. “Si lográramos hacer esto en el país, en 10 años habríamos conseguido que la incidencia empezara a disminuir, porque estaríamos controlando elementos de riesgo”, concluyó.

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