Gaceta histórica: La UNAM posee el sistema de cálculo electrónico más moderno del país

Se le consideraba uno de los más avanzados en el mundo y fue inaugurado por el rector Javier Barros Sierra, el 9 de abril de 1965, en el Centro de Cálculo Electrónico de la UNAM

3ee6284b-6367-43db-ba65-92a38be8c963El doctor Renato Iturriaga, director del Centro de Cálculo Electrónico de la UNAM, dijo el discurso siguiente, el cual resume lo logrado en México, y especialmente en la UNAM, acerca de la cibernética y la preparación de técnicos necesarios para el desarrollo de esta ciencia.

Los sistemas de cómputo electrónico surgieron hace aproximadamente dos décadas. No obstante su corta existencia, juegan ya un papel predominante en casi todas las ramas de la actividad humana. Cada día es más evidente la importancia de las computadoras electrónicas en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, en las investigaciones sociales y humanísticas, en la planeación económica y política, y en general, en el control y predicción de sistemas organizados.

Las computadoras electrónicas modernas tienen características muy notables: efectúan cientos de miles de operaciones por segundo;  poseen memoria apta para retener cientos de millones de palabras y tienen la habilidad para escoger una entre muchas posibles alternativas. Esto ha permitido que un volumen inmenso de problemas que el hombre nunca soñó resolver, puedan ahora ser resueltos en forma cotidiana utilizando sistemas de cómputo electrónico.

Las universidades suelen ser la vanguardia del progreso en una sociedad. En ellas se mantiene viva la cultura universal y se la enriquece de manera continua mediante las actividades académicas desarrolladas en los cubículos de investigación o en los laboratorios, en las aulas de clase o en los salones de seminarios, en los auditorios de conferencias o en las salas de conciertos. No es por cierto una casualidad que precisamente fue en las universidades donde se fraguaron las ideas que dieron origen a las computadoras electrónicas. Tampoco ha sido una casualidad que las instituciones dedicadas a la enseñanza o a la investigación hayan sido y siguen siendo las primeras en adquirir los últimos modelos de computadoras electrónicas para utilizarlas en forma extensiva y exhaustiva. En las universidades se construyen teorías que, además de permitirnos entender mejor el mundo que nos rodea, constituyen la base para encontrar soluciones a problemas a los que se enfrenta diariamente el hombreen su afán de progreso.

Captura de pantalla 2019-04-12 a la(s) 10.39.45En computación esto último ha sido muy evidente.

En la industria, en el comercio o en la administración vemos como –para sorpresa de los escépticos de profesión- se utilizan en forma ya rutinaria métodos de computación electrónica que apenas unos cuantos meses atrás fueron descubiertos en algún centro de investigación.

Como graduado y como profesor de esta Casa de Estudios tengo la satisfacción de afirmar que nuestra Universidad no ha sido una excepción a la corriente universal de mantener en los centros de enseñanza el liderazgo de la computación electrónica. En efecto, la primera computadora electrónica que se instaló en territorio nacional –de hecho la primera en Latinoamérica- fue la computadora que empezó a funcionar en este Centro de Cálculo hace aproximadamente once años.

Desde entonces se ha instalado en el país una buena cantidad de sistemas de cómputo electrónico. En este momento –dato nada desdeñable- existen más de doscientos funcionando. Así y todo su número es todavía escaso a la vista de las crecientes necesidades de México. El Centro de Cálculo de la Universidad, a su vez, ha expandido la capacidad de sus equipos de cálculo y su personal calificado. Semejante expansión muestra que la corriente universal de que hablamos hace unos momentos, ha sido comprendida y apoyada por las diversas personalidades que han gobernado nuestra Casa de Estudios durante los últimos años; muy especialmente por la presente rectoría del ingeniero Barros Sierra.

El apoyo brindado por tales autoridades, ha sido aprovechado por los investigadores, profesores y estudiantes quienes, al realizar proyectos cada vez más ambiciosos, han creado la necesidad de mejorar continuamente los equipos de cálculo.

Así, el sistema de cómputo electrónico B-5500 fabricado por la Burroughs –que el día de hoy inauguramos- es por ahora el más poderoso del país y uno de los más avanzados que hoy se puedan conseguir en el mercado mundial. Más aún: dentro del plan integral de desarrollo de la computación aprobado por la Rectoría, se ha previsto la adquisición de un nuevo equipo todavía mayor, el B-6500. Su uso permitirá que el servicio de cálculo se mantenga a un nivel adecuado dentro de los institutos de investigación y escuelas o facultades que están creciendo a gran velocidad.

Con ello la Universidad Nacional Autónoma de México seguirá a la vanguardia de la computación electrónica en el país. Sin embargo, es muy importante recalcar que esta adquisición no ha sido hecha por un bovarismo intelectual dizque para estar a la altura de los tiempos; tampoco ha sido hecha para mantener una primacía ajena a las necesidades del país; menos aún para mantener un prestigio vacío de sentido realista.

Por el contrario, esta computadora ha sido instalada simplemente porque la necesita la Universidad, sin importar el prestigio o la satisfacción de poseer un equipo semejante al de las mejores universidades del mundo. Nuestra casa de estudios podrá cumplir mejor sus funciones de docencia e investigación, y la utilidad que traerá consigo esta computadora a la comunidad universitaria podrá palparse de inmediato, sin esperar mucho tiempo para percibir el impacto positivo, incluso en el país entero.

Señoras y señores: Aludimos ya al hecho de que prácticamente en todas las actividades humanas se utilizan o empiezan a utilizar computadoras electrónicas. Imaginen ustedes ahora lo que muy pronto significará para nuestro país el hecho de que los ingenieros, los químicos, los físicos, los economistas, los contadores, los administradores de empresas egresados de nuestra Universidad dominen las modernas técnicas de la computación electrónica.

En el primer tercio de este siglo los factores más importantes en la expansión económica fueron la mano de obra y el capital. En el segundo tercio, la educación superior y la investigación científica pasaron a ser los elementos más importantes en el desarrollo económico. Mas he aquí que ha surgido otro factor que será decisivo: la cibernética.

La inminente década de los setentas se caracterizará por la incorporación masiva de las computadoras a la vida cotidiana. México, que no pudo entrar a tiempo a la Revolución Industrial, pagó y está pagando las consecuencias del subdesarrollo económico. Así y todo, no es imposible que nuestro país se incorpore desde luego, junto con los países más avanzados, a la Revolución Cibernética que se está verificando en el mundo.

¿Por qué causa no es imposible incorporarnos a la Revolución Cibernética? ¿No es cierto acaso que hay objetivos a los que no pueden aspirar los países pobres, tales como la fabricación de cohetes espaciales o plantas atómicas? ¿Qué tienen de singular los métodos cibernéticos para que podamos aspirar en serio a ellos, cuando en general los avances tecnológicos y difíciles de incorporar en un país como México?

La respuesta a semejantes preguntas es simple: podemos hacerlo porque no depende tanto de recursos financieros, sino de recursos intelectuales e imaginativos, cuyo caudal no está por cierto agotado en México.

La incorporación de métodos cibernéticos en nuestro país no sólo está al alcance de nuestras posibilidades económicas, ni se trata de algo meramente deseable; es ya una necesidad de supervivencia y progreso nacionales. Y una cosa es curiosa: pese al costo tan elevado de las computadoras electrónicas, cada vez es más barato operar con ellas que sin ellas.

Estrechos como son nuestros recursos financieros tenemos, sin embargo, suficientes para adquirir las computadoras que necesitamos; lo que todavía no tenemos es el suficiente personal altamente calificado para utilizar las computadoras con su máximo rendimiento y eficacia.

De ahí la importancia que reviste para nuestra sociedad y su futuro que los estudiantes universitarios utilicen computadoras electrónicas como parte integral de su educación.

En 1967 y 1968 utilizaron los servicios del Centro de Cálculo poco más de mil alumnos en cada semestre. En este semestre que se indica, daremos servicio a tres mil. Dentro de un año, ocho mil estudiantes, en una forma u otra, utilizarán nuestras computadoras.

Los Consejos Técnicos de la Facultad de Ciencias, Ciencias Políticas y Sociales, Comercio y Administración, Ingeniería y Química han aprobado planes de estudio que prevén cursos de computación electrónica.

Dentro de la Facultad de Ciencias se acaba de crear la carrera corta en computación, que formará técnicos altamente calificados cuya labor consistirá en aprovechar óptimamente las máquinas instaladas. Además, en la Facultad de Ciencias se está creando, dentro de la maestría y doctorado de matemáticas, una opción en ciencias de la computación que permitirá formar cibernéticos de primer rango. Los egresados ahí formados podrán dar al país autosuficiencia en la utilización convencional de las computadoras y en el hallazgo de nuevas aplicaciones sin necesidad de importarlas del extranjero.

Uno de los fenómenos más fascinantes y prometedores de la ciencia contemporánea consiste en el abreviamiento del lapso que existe entre el descubrimiento científico y la asimilación de éste por la tecnología pragmática. Esto le confiere a nuestra época un potencial extraordinario para construir instrumentos cada vez más eficaces que nos permitan dominar y utilizar las fuerzas de la naturaleza, a fin de obtener la racionalización de nuestra evolución histórica, socioeconómica, política y cultural.

Los institutos y centros de investigación de la Universidad, en su mayoría, utilizan desde hace varios años la computación electrónica como herramiento(sic.)  básica de sus estudios. Debido a la variedad e intensidad de su utilización, las computadoras del Centro de Cálculo tienen varios años de trabajar 24 horas diarias. Interrumpen su trabajo únicamente para mantenimiento preventivo o por causas de fuerza mayor.

Permítanme ustedes enumerar algunos ejemplos de estudios realizados en nuestro Centro de Cálculo.

Incluyen problemas tan distintos como la determinación de la órbita de una estrella o la fecundidad de la mujer mexicana; la determinación de los epicentro de temblores o la inestabilidad de la industria de la construcción en México; las características del escolar mexicano o el pronóstico de huracanes; la estratificación y movilidad social en la ciudad de México o el análisis sobre la estabilidad de taludes y terraplenes; el estudio del núcleo atómico o el estudio de la resistencia del concreto. Muchos otros problemas de igual importancia han sido planteados y resueltos por los institutos de nuestra Universidad.

Y nada suscita mayor estímulo que advertir cómo va creciendo el interés científico entre los jóvenes estudiantes. Por ello, ese repertorio tan variado de problemas sujetos a investigación resulta todavía reducido frente al ámbito amplísimo que habrá de abarcar la curiosidad intelectual y la vigorosa actividad científica de investigadores y estudiantes. Porque el liderazgo que orgullosamente ostenta la Universidad en computación electrónica no sólo lo hemos obtenido por la adquisición de una poderosa computadora; lo hemos retenido y lo mantendremos mediante un flujo de trabajo de elevada calidad docente y de investigación.

Consulta la edición del 15 de abril de 1969: