Hace 60 años se inauguró la sede en CU de la entonces Escuela de Ciencias Políticas y Sociales

En el acto del 5 de febrero de 1959 estuvieron presentes el presidente Adolfo López Mateos, el rector Nabor Carrillo, y el director de la Escuela, Pablo González Casanova.

Un 5 de febrero de 1959 se inauguró el edificio de la entonces Escuela de Ciencias Políticas y Sociales. La Escuela fue creada en 1951 para responder a la necesidad de formar profesionales en esta rama. La primera sede se encontraba en la calle de Miguel Schultz #24, en la colonia San Rafael.

En el acto inaugural del edificio, estuvieron presentes el presidente Adolfo López Mateos, el rector Nabor Carrillo, y el director de la Escuela, Pablo González Casanova.

Reproducimos los discursos que se dieron ese día:

 

Presidente López Mateos

“Hoy 5 de febrero de 1959, declaró solemnemente inaugurado este edificio de la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad; y al hacerlo, abrigo la más profunda convicción de que será nidal de buenos mexicanos, de gentes honestamente preparadas para servir al pueblo de México.

“Al formular votos porque esta Casa de Estudios, que ahora se inserta dentro del ámbito de la Ciudad Universitaria, rinda los mejores frutos, en este día en que se conmemora otro aniversario más de nuestra Constitución vigente, pienso que cada uno de los universitarios de México, tenemos una deuda que no· hemos pagado completamente: la deuda que tenemos con las generaciones pasadas, con quienes hicieron la Revolución y la Constitución y, más aún, la que adquirimos cada día con el pueblo de México y con las generaciones futuras.

“Bien decía el joven alumno de esta Universidad, que a veces los viejos cometemos el pecado de llamar a la juventud sólo esperanza y no realidad, pero es que en la juventud hay distintos estadios: hay desde el adolescente que es sólo esperanza, hasta el joven de muchos años, joven por el espíritu creador, joven por el vigor del entusiasmo de servir, joven, en fin, por la tenaz voluntad de ser útil a los demás.

“Declaro inaugurados los Cursos de Invierno y deseo a maestros y alumnos, una fecunda tarea”.

 

Discurso del doctor Luis Garrido

 

Señor Presidente de la República,

Señor Rector,

Señor Director,

Señoras. y señores,

Queridos estudiantes:

La más joven de las escuelas de nuestra vieja Casa de Estudios, se incorpora al conjunto universitario del Pedregal, al inaugurar hoy su nueva morada. El hecho tiene una doble significación, pues representa, por una parte, -el crecimiento indeclinable de esta ciudad del saber, y por la otra, el reconocimiento de vuestro centro docente, como uno de los miembros distinguidos de la Universidad Nacional Autónoma.

No sin profunda emoción me dirijo a vosotros, maestros y estudiantes, agradeciendo el honor que se me ha conferido de hablaros en esta histórica ocasión, pues evocó los días en que luchamos por crear vuestra Escuela.

Vosotros estáis llamados a contribuir, poderosamente, a la arquitectura de la patria, mostrando cuáles son sus partes viscerales, para que al fabricar las leyes o aplicarlas, se tenga presente por los encargados de tan elevadas funciones, la verdadera realidad nacional. Sabido es, por las lecciones de nuestra historia, que los diversos Códigos Políticos que han regido al país, sólo han significado aproximaciones -grandes o pequeñas- a la vida de México. Lo decisivo para que alcancemos finalidades extraordinarias, es que las principales instituciones del Poder Público, respondan no sólo a las modalidades del tiempo, sino a nuestras propias circunstancias. Sólo así, la organización nacional se irá depurando, no con ideas espectaculares, sino merced al conocimiento integral de nuestro modo de ser, de las tradiciones que debemos respetar y de los intereses provincianos que conviene mantener. A veces ha ocurrido, al triunfo de nuestras revoluciones, que sólo modificamos la superficie, pero no los tejidos profundos del organismo del país, por lo que al correr del tiempo, vuelven a reaparecer los vicios que se anhelaba extirpar.

Esta nueva escuela consagrada para la enseñanza de los fenómenos sociales y políticos, tiene la enorme y profunda significación, de formar a los que cooperarán en las transformaciones cardinales de la República, con aliento creador, con aspiración generosa. Ella estudiará los mejores medios de gobernación que el Poder Público necesite, y verá con inspiración ejemplar las cosas que atañen al perfeccionamiento de nuestra democracia. Pero también los tiempos exigen, que analicemos la organización familiar y todos aquellos valores colectivos que dan autenticidad al México de esta hora, que todos anhelamos mejorar. Que no haya ningún hecho social, que escape al interés científico de maestros y estudiantes, los que por otra parte tienen que considerar siempre, que la fundación de esta casa implica el reconocimiento de que la política, como decía Ortega y Gasset lo penetra todo, lo decide todo. “Es un poder misterioso, instintivo, que no se ha lograrlo aún analizar, pero que rige la Historia; incluso en lo económico, poder ajeno y distinto de todos los demás, que en cada edad se camoufla según el matiz de los tiempos”.

Por eso los errores de los gobiernos, afectan desde los individuos más humildes hasta los más encumbrados. De aquí que el estudio de la teoría política o sea la ciencia del Estado, revista importancia capital en nuestros días. A esta orientación se debe que las universidades más avanzadas, robustecen la enseñanza de las ciencias políticas, pero ya no en el marco reducido del análisis constitucional de un país, sino ampliando el campo a las cuestiones económicas y sociales imperantes. Mas para llegar a las soluciones jurídicas, hay que enfrentarse con los hechos sociales, y es en tal aspecto, donde se debe manifestar la aptitud y cultura del investigador, pues la complejidad y heterogeneidad de estos fenómenos, hacen particularmente intrincada su apreciación. Por lo tanto, esta Casa tiene que formar a sus alumnos en el principio, de que la especialización es un medio y no un fin, pues ella sola es una fuerza aislada e inerte. Las carreras que acá se cursan, obligan por su naturaleza a los que las profesan, a identificarse con la causa de la humanidad, es decir, a ser hombres de conciencia, o como diría el rector Sarrailh a tener una formación crítica, y a poseer el método de trabajo que constituye la cultura, pero también a templar el carácter, librándose de las pasiones y abriendo el corazón a las corrientes innovadoras.

Pero, sobre todo, esta Escuela como ninguna otra de la Universidad, tiene que proporcionar a sus alumnos un sentido cívico de la más alta categoría, pues no se concibe, por ejemplo, que un verdadero político no se someta a los dictados de la opinión pública, o que un servidor de la prensa no respete la dignidad y fuerza espiritual de su oficio diciendo la verdad. Ya Montaigne afirmaba, que la ciencia sin conciencia, es la muerte del alma, y así el que dedica su vida al bien de la nación y al servicio del Estado, no puede menos que sentir y practicar hondamente la sentencia ciceroniana, de que el buen ciudadano es aquel que no puede tolerar en su patria. un poder que pretende hacerse superior a las leyes. Pero amén del acatamiento al derecho consagrado, le corresponde trabajar porque se perciban las necesidades y aspiraciones de la gran masa del pueblo propugnando, también, porque las clases sociales se comprendan entre sí, y porque la justicia y el interés de todos, sea la bandera de los mejores empeños del que se ha sentado en sus escaños.

Hay indicios promisorios de que vuestra Escuela está llamada a un elevado destino, pues al lado de las licenciaturas de ciencias políticas y sociales, y de las carreras de periodismo y vida pública internacional, tiene hoy las de carácter administrativo e inicia sus cursos de invierno para todos aquellos que deseen un complemento de cultura general, histórico, económico y social, satisfaciendo así la exigencia de plena actualidad, de ofrecer sus enseñanzas a todos los que las necesitan y no ser sólo un recinto para los que van a ser profesionales.

 

Tal es la misión que se impone vuestra Escuela, y que vosotros maestros y alumnos, vais a realizar en la bella morada, que os han construido al lado de otras instituciones hermanas, que se alzan en este Pedregal de la cultura. Con vuestra labor diaria, con la jerarquía de las conquistas que llevareis al cabo en sus aulas, con la serenidad de vuestras especulaciones y el frenesí de vuestros futuros trabajos, la patria aguarda que la Escuela de Ciencias Políticas y Sociales sean en la educación superior del país paradigma de la libertad, servidora fundamental de su vida colectiva e inspiradora de los mejores propósitos del Estado, y de las relaciones internacionales. Espera, asimismo, a que sus hijos esclarecidos cumplan las promesas que formulamos en su creación, de que impulsará substantiva y perdurante, con la fuerza del viento que agitaba la veste de la victoria de Samotracia, todas las oportunidades de mejorar el futuro de los hombres.

 

Discurso del doctor Pablo González Casanova

Presidente de la República,

Rector de la Universidad,

Honorable Presídium,

Maestros y estudiantes.

Inaugurar un edificio escolar y conmemorar la Constitución son dos motivos clásicos de la oratoria cívica. Por ello es inútil intentar que las palabras rompan los lugares comunes. La emoción que puedan despertar se limita más bien a la evocación de los anhelos y las· experiencias de aquellos que van a vivir o trabajar en el nuevo edificio, o de aquellos que alguna vez se han preocupado del significado esencialmente humano que tiene la Constitución.

Sólo en tal sentido podemos decir que éste es para nosotros maestros y estudiantes de la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales un día excepcional. Porque al inaugurar nuestro edificio en la Ciudad Universitaria damos un paso más para integrarnos en el ambiente físico y espiritual de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde viviremos nuestra vida cotidiana de trabajo y estudio y de inquietudes intelectuales, emocionales, políticas. Este paso es muy importante, sobre todo, porque nos hemos trazado una meta: lograr que la Escuela tenga el más alto nivel internacional y que sus estudiantes se incendien, se apasionen por razonar, criticar, estudiar y, sobre todo, por poner sus conocimientos técnicos al servicio de la nación. Este último propósito de lograr que nuestros estudiantes y egresados sientan infinitos deseos, una necesidad obsesiva, de poner sus conocimientos al servicio real, diario, tenaz, de México nos llevó a escoger el 5 de febrero: fecha en que se conmemora la Constitución de la República, para inaugurar nuestro edificio.

La Constitución vigente ha sido y sigue siendo un programa del pueblo de México y de la Nación Mexicana. Su hondo sentido popular, sus derechos sociales, su celosa defensa de la soberanía nacional señalan metas de acción política y de política social, que atañen profunda. mente al estudioso de la cosa pública y de la sociedad.

Como programa fundamental del pueblo de México, la Constitución, señala muchos caminos y responsabilidades. A nosotros nos ha tocado un camino y se nos ha dado una responsabilidad: enseñar o aprender para que se formen aquí los futuros técnicos de la administración pública, de la promoción y el cambio social, de la orientación de la opinión pública y de la defensa de México en sus relaciones internacionales. A los derechos y deberes que tenemos como mexicanos, se nos ha sumado la obligación de especializarnos en esos derechos y, sobre todo, en las técnicas y métodos para realizarlos.

Conscientes de esta obligación maestros y estudiantes al escoger este día para inaugurar el nuevo local de Ciudad Universitaria, abandonaremos cualquier satisfacción meramente retórica, para acometer un trabajo duro y muy apasionante. que el día de mañana haga que se diga de nuestros estudiantes egresados: son buenos universitarios y buenos mexicanos. Agradezco al C. Presidente de la República el alto honor que ha hecho a nuestra Escuela y el gran estímulo que le brinda con su presencia. Muchas gracias.

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