Hacen el mayor hallazgo en 70 años en la zona del Gran Acuífero Maya

Balamkú ayudará a reescribir la historia de Chichen Itzá; Los cientos de artefactos arqueológicos, se encuentran en un extraordinario estado de preservación, aseguran los investigadores

Especialistas del proyecto Gran Acuífero Maya informaron que hicieron uno de los hallazgos más importantes en la historia de la investigación en la zona arqueológica de Chichén Itzá: Se trata de Balamkú, “la cueva del dios jaguar”, en cuyo interior se han registrado cientos de objetos arqueológicos, indicativo de su uso ritual hace más un milenio.

En conferencia de prensa, realizada en la sede del INAH, en la Ciudad de México, Pedro Francisco Sánchez Nava, coordinador nacional de Arqueología, y Guillermo de Anda, director del GAM, detallaron que este espacio se ubica a 2.7 kilómetros al este de la Pirámide de El Castillo o Templo de Kukulcán, y fue descubierto fortuitamente en 1966 por ejidatarios de la comunidad San Felipe: Eleuterio, Mariano y Esteban Mazón; Ermilo, Jacinto y Pascual Un Noh.

La cueva permaneció inalterada por más de cinco décadas, dado que el arqueólogo que en ese entonces recibió el reporte del sitio, tapó la entrada de la cueva poco después de su hallazgo. En 2018, el niño que acompañó a los ejidatarios en 1950, y que ahora es un adulto de 68 años, condujo al equipo del acuífero hacia este santuario subterráneo, brindando una gran oportunidad para su exploración bajo una metodología que evitará alterar los contextos rituales que alberga.

Investigadores del INAH y de la Universidad Estatal de California, señalaron que éste es el mayor descubrimiento en la zona desde el hallazgo de la cueva de Balamkanché, en la década de los 50, de donde se extrajeron alrededor de 70 incensarios, entre otros materiales, sin llevar a cabo su análisis. Eso derivó en la pérdida de información invaluable, de ahí que Balamkú representa una ocasión imperdible para la arqueología en cavidades profundas.

“Balamkú ayudará a reescribir la historia de Chichen Itzá, en Yucatán. Los cientos de artefactos arqueológicos, pertenecientes a siete ofrendas documentadas hasta ahora, se encuentran en un extraordinario estado de preservación. Debido a que el contexto se mantuvo sellado por siglos, contiene información invaluable relacionada con la formación y caída de la antigua Ciudad de los Brujos del Agua, y acerca de quiénes fueron los fundadores de este icónico sitio”, expresó el investigador del INAH, Guillermo de Anda.

Según los investigadores, Balamkú es una especie de “gusano” por su morfología serpenteante, y es partir de los 400 metros, tras andar pecho tierra, cuando se empiezan a abrir algunas galerías y cámaras, la mayor de ellas con 3.80 m de altura, que es justo donde se encuentran las grandes ofrendas.

Hasta el momento sólo se ha llevado a cabo una exploración preliminar y aún no se efectúa ningún tipo de excavación, por lo que no se descarta la posible presencia de una amplia variedad de materiales, entre ellos restos óseos humanos, debajo de los lodos y sedimentos.