Hundimientos y fracturas del suelo pueden ocasionar desastres graves

Son producto de la extracción excesiva de agua y construcción en sitios inadecuados

Los fenómenos de subsidencia (hundimiento generalizado del terreno) y fracturamiento del subsuelo son cada vez más comunes en varias zonas del mundo, especialmente en las grandes urbes que, como Ciudad de México, son consecuencia de la combinación de la extracción excesiva de agua subterránea y la construcción de edificaciones en sitios no adecuados.

Ambos fenómenos pueden causar desastres tan severos como los que ocasionan los sismos, las inundaciones y las erupciones volcánicas, debido al efecto que tienen en la degradación de la estructura urbana, que generalmente muestra daños graves y de seguridad para los habitantes a mediano y largo plazos; sin embargo, hasta ahora no habían sido considerados en esta categoría.

Dora Carreón Freyre, investigadora del Centro de Geociencias, preside un grupo de científicos que logró llevar este tema a la agenda mundial de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), al establecer la Iniciativa Internacional de Subsidencia del Terreno (LaSII, Land Subsidence International Initiative) como parte del Programa Hidrológico Internacional de la propia Unesco.

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Al catálogo de peligros geológicos

Así, detalló la universitaria, “logramos que por fin nos pongan en el catálogo de los peligros geológicos que afectan de manera generalizada a varias zonas del mundo”.

En la 23a Sesión del Consejo Intergubernamental del Programa Hidrológico Internacional (realizada en junio pasado), Carreón y su grupo de trabajo, impulsados por el gobierno mexicano, consiguieron establecer dicha iniciativa, apoyada por los 36 países que integran el consejo. “Nos constituimos hace cuatro décadas, y es un gran logro que este fenómeno se reconozca, integrándolo a la agenda de políticas públicas del organismo internacional”, remarcó.

Cuando una nación afectada por un fenómeno natural (que puede causar mortandad y daños en la infraestructura) demuestra ante la Unesco y el Banco Mundial que ha trabajado para mitigar esos problemas, ambas instituciones lo asisten con la gestión de daños y de recursos económicos.

Al reconocerlos, los países tienen que gestionar medidas de prevención y mitigación de las afectaciones: redes de monitoreo, programas de evacuación y zonificación de riesgos. Los estudios deben ser objetivos, rigurosos y sistemáticos, sin connotación económica o política, para que los tomadores de decisiones puedan usarlos, explicó.

Actualmente, las zonas urbanas son cada vez más extensas y hay mayor tendencia poblacional a vivir en ellas. “Es importante que los gobiernos federal, estatal y municipal se involucren en las líneas de prevención y mitigación de riesgos asociados a fenómenos naturales en estas áreas”.
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Sobreexplotación de acuíferos

Lo que sucede en México, así como en otras ciudades y naciones, es que estamos extrayendo agua subterránea de manera excesiva, y cada vez de zonas más profundas. “Lo anterior tiene fuertes consecuencias, siendo la principal la subsidencia”, manifestó Carreón Freyre.

En nuestro país, prosiguió, casi toda la infraestructura está diseñada para extraer el líquido subterráneo. “Necesitamos cambiar el paradigma con las agencias que administran el agua. Es grave que actualmente tenga menos costo un metro cúbico de agua de pozo obtenido a 300 metros de profundidad, que un metro cúbico de agua tratada. Por ahí tenemos que empezar”.

Naciones como Japón son ejemplo de resiliencia ante dicho fenómeno. “Hace tres décadas dejaron de bombear agua del subsuelo; tenían un hundimiento total relativamente pequeño, de 10 centímetros; sin embargo, trabajaron en el reúso de agua tratada y en el cuidado de la superficial. Hoy en día prácticamente no tienen hundimientos”.

La universitaria explicó que una vez que se deformó el subsuelo por la extracción de agua de los pozos, no es posible que se vuelvan a rellenar. “No es un material elástico, una vez que se deformó no hay manera de revertirlo”.

El problema de subsidencia y fracturamiento asociado ocurre en Estados Unidos, China, Indonesia, Holanda e Irán. En el ámbito nacional sucede en Ciudad de México y en muchas otras urbes del centro y norte del país, como Querétaro, Toluca, Celaya, Morelia, San Luis Potosí, Aguascalientes, Mexicali y Durango.

Como medidas de mitigación, concluyó, “pueden ponerse en marcha sistemas alternativos, como hacer más eficaz el tratamiento de aguas, la captación del recurso pluvial y la inversión en mantenimiento de tuberías y drenajes, que generalmente tienen 60 por ciento de eficiencia”.

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