Proezas, marcas y paradigmas

Atletas de diferentes partes del mundo grabaron su nombre con letras de oro en este evento con diferentes marcas que trascendieron en años posteriores

En los Juegos Olímpicos de 1968 se registraron diferentes nuevas marcas, un total de 76 marcas olímpicos y 30 mundiales, además de algunas innovaciones en el aspecto deportivo que trascendieron en los eventos posteriores.


Bob Beamon y “el salto del siglo”

Sin lugar a dudas, la exhibición más espectacular en los Juegos de México 68’ fue la del atleta estadounidense Bob Beamon, con el llamado “salto del siglo”, en el Estadio Olímpico Universitario, aquel 18 de octubre, cuando logró saltar 8.90 metros y establecer el nuevo récord olímpico y mundial.

La proeza de Bob Beamon fue tan grande que tuvieron que pasar 22 años, 10 meses y 22 días, para ser superada como récord mundial, en el Campeonato Mundial de Tokio, Japón, en 1991. Primero por Carl Lewis, con 8.91, y poco después por Mike Powell, quien dejó la marca actual en 8.95 metros.

Sin embargo, la marca de Bob Beamon se mantiene incólume como récord olímpico, pues no ha sido mejorada en ninguna justa olímpica, hasta la fecha.


Jim Hines rompe la barrera de los 10 segundos en los 100 metros

En el atletismo se rompieron 23 récords olímpicos en México 68, entre los más memorables estuvo el del velocista Jim Hines quien, el 14 de octubre, en la final de los 100 metros planos, hizo historia al ser el primer hombre que rompía la barrera de los 10 segundos, con 9.95”, para convertirse así en el hombre más rápido del mundo.

Esa marca permaneció durante 15 años, hasta el 3 de julio de 1983, cuando Calvin Smith lo mejoró por 0.02 segundos. En la actualidad, el récord mundial lo ostenta Usain Bolt, de Jamaica, con 9,58, registrado el 16 de agosto de 2009, en Berlín y también tiene el récord olímpico con 9.63 segundos que impuso el 5 de agosto, en Londres 2012.


“Fosbury Flop”, nuevo estilo de salto

Otra de las grandes hazañas que registraron los Juegos Olímpicos de 1968 fue el salto de altura de Dick Fosbury, quien revolucionó el estilo del salto frontal por el salto de espalda “Fosbury flop”, para imponer un nuevo récord olímpico con 2.24 metros.

Cabe decir que Fosbury tenía asegurada la medalla de plata, con 2.22 m; sin embargo, su historia parecía abocada al oro y, después de fallar el primer intento, ante todos sus rivales que saltaban con la técnica tradicional, también tiró la barra en su segunda oportunidad.

Pero en el tercero y último intento, Fosbury se concentró, cerró los puños y empezó a correr para hacer historia. Su espalda dibujó un arco para superar la barra -en 2.24- y con ello ganar la medalla de oro, creando así un nuevo estilo de saltar.


Vera Caslavska, la reina de la gimnasia

La carismática checoslovaca Vera Caslavska, quien estuvo escondida durante tres semanas, a raíz de la invasión a su país por las tropas de la Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas (URSS) en la “Primavera de Praga”, salió de su escondite en la vigilia de los Juegos para conquistar 4 medallas de oro y 2 de plata, convirtiéndose así en la indiscutible reina de la gimnasia de 1968.


Al Oerter, el primero en ganar en cuatro Juegos Olímpicos consecutivos

En los tres anteriores Juegos Olímpicos -celebrados en Melbourne, Roma y Tokio-, Al Oerter ha ganado la medalla de oro en el lanzamiento de disco. Hoy, a sus treinta y dos años, luce en plenitud.

Luego de entrar en el círculo de lanzamiento, Oerter coge el disco con la mano derecha, toma impulso, da dos giros sobre su propio eje y lo lanza.

Un juez señaliza el sitio exacto donde cayó el artefacto y mide la distancia que ha recorrido: 64.78 metros. Nuevo récord olímpico. La hazaña se ha repetido por cuarta vez consecutiva.


La emocionante proeza del “Tibio” Muñoz

Felipe Muñoz, conocido como el “Tibio” porque su padre nació en Aguascalientes y su madre en Río Frio, brindó momentos de gran júbilo al pueblo mexicano por la sorpresiva victoria que logró sobre los nadadores americanos y rusos, que eran considerados como favoritos en los 200 metros del nado de pecho.

Aquel 23 de octubre, en la Alberca Olímpica “Francisco Márquez”, cuando Felipe Muñoz nadaba en cuarto sitio, en los primeros 100, de los 200 metros del nado de pecho, comenzó a cerrar para dejar atrás a todos sus rivales y detener el cronómetro en 2:28’17, lo que significó la medalla de oro para él y para todos los mexicanos.

Ese logro inusitado provocó escenas de exaltación patriótica, nunca antes vistas en un acontecimiento de la natación, pues todo el público en la Alberca Olímpica no cesaba de vitorearlo y, tras la ceremonia de premiación, lo pasearon en hombros por todo el recinto propiciando que México tuviera en esos Juegos a otro gran héroe.


La hazaña del sargento Pedraza en la marcha de los 20 kilómetros

Momentos álgidos para el público mexicano se suscitaron con la dramática actuación del sargento José Pedraza, en la marcha de 20 kilómetros. A su entrada al Estadio Olímpico, en la tercera posición, alentado por el público que lo aclamaba consiguió la medalla de plata a pocos metros de llegar a la meta, sacando ventaja de tan sólo un segundo sobre su inmediato perseguidor.


Pilar Roldán, la primera mexicana en ganar una medalla olímpica

La esgrima no es un deporte popular en México. Sin embargo, desde los trece años, fascinada por la lectura de Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas, María del Pilar Roldán lo ha practicado con pasión y fervor. Tanto que ahora en la Sala de Armas “Fernando Montes de Oca”, y luego de haber enfrentado a cinco esgrimistas de primer orden en la modalidad de round robin (todas contra todas), obtiene la medalla de plata en la prueba de florete individual y, de esta manera, se convierte en la primera mexicana de la historia en ganar una presea en Juegos Olímpicos.


Participación de las dos Alemania bajo un mismo himno

Otro suceso importante fue la participación, por primera vez, de las dos Alemania, que compitieron por separado, con el mismo uniforme y la misma bandera alemana con los aros olímpicos.

Por una parte, Alemania Oriental; y por la otra, Alemania Occidental, utilizando la Oda a la Alegría de la Novena Sinfonía de Beethoven, como himno y símbolo de unificación.

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Debutaron 12 países en Juegos Olímpicos

Otro dato curioso que podemos decir es que 12 países participaron por primera vez en los Juegos Olímpicos. Estos fueron los representativos de Barbados, Guinea, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Kuwait, Honduras Británicas, Islas Vírgenes de Estados Unidos, República del Congo-Kinshasa, República Centroafricana y Sierra Leona.

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