Melesio Piña, el puma que compitió en la pista de tartán

El entonces alumno de la Facultad de Derecho fue uno de los 275 atletas de la delegación mexicana en la justa olímpica

La delegación deportiva mexicana que participó en México 68 estuvo integrada por 275 atletas, 233 hombres y 42 mujeres, en 20 deportes, y entre ellos se encontraba una veintena de atletas universitarios.

Si para un atleta mexicano competir en los Juegos Olímpicos de 1968 fue un momento especial, para uno que además era alumno de la Universidad Nacional Autónoma de México, hogar del Estadio Olímpico Universitario, tiene un añadido específico que convierte aquella experiencia en un episodio prodigioso.

Melesio Piña Oregel nació en Tepic, Nayarit, pero una competencia de atletismo, realizada en el Estadio de Prácticas, de Ciudad Universitaria, provocó que le naciera el objetivo de ingresar a la UNAM, todavía sin saber que más adelante disputaría la justa olímpica de 1968 como universitario.

“Gané una competencia de juveniles en el Estadio de Prácticas, es bellísimo, no había competido ahí, y mi propósito fue entrar a estudiar en la UNAM”, recuerda Melesio Piña, quien después se incorporó a esta Casa de Estudios para cursar la carrera de Derecho.

“Mi idea de venir a la Ciudad de México era estudiar en la UNAM, una vez que tuve la carta de aceptación, llegar a la Universidad y empezar a reconocer a los maestros, que los leía sólo en libros, ver los murales, conocer la Facultad de Derecho, es una maravilla”, añade.

Foto: Jacob Villavicencio.
Foto: Jacob Villavicencio.

Sin embargo, a los pocos días de comenzar a vivir uno de los capítulos más especiales en su vida académica y deportiva, inició la coyuntura de un movimiento estudiantil que después se convirtió en protestas sociales.

“El movimiento no tenía tintes políticos, se pedía el alto a la represión de los granaderos, la destitución de los jefes de la policía, la eliminación del artículo 145 Bis, de disolución social contra cualquier protesta, era un artículo anticonstitucional, los mismos maestros de Derecho hacían que tomáramos conciencia. También se hablaba de los movimientos sociales que sucedían en Francia, en Estados Unidos”, cuenta.

Pese a que sus compañeros estaban involucrados en se movimiento, Melesio Piña se apartó de esto para representar a México en el deporte, gracias a un profesor que le hizo ver el mérito que significaba estar considerado en la delegación nacional para la justa olímpica.

“Cuando me di cuenta que estaba en las listas para ir a los Juegos Olímpicos, hablé con el maestro Jorge Olivera Toro y le pedí permiso para no ir a las clases que daba en su despacho, debido a lo que acontecía. Él era un coronel y me hizo tomar conciencia, yo estaba haciendo un mérito para representar a México, me dijo que lo tomara como un servicio a mi país”, cuenta Piña Oregel.

Con sólo 20 años de edad, el joven atleta universitario compitió en las pruebas de 400 metros planos y relevos 4 x 400, en ambas fue eliminado en la primera ronda al quedar en el sexto lugar de su heat, pero fue testigo cercano de nuevos récords en esa pista de tartán del Estadio Olímpico Universitario, un lugar mágico para él.

“El olor del tartán es muy particular, el césped, el clima, la energía volcánica a su alrededor… Es un lugar que tiene magia cósmica, coinciden circunstancias que no son comunes en otros espacios. Para innovar se tienen que dar estos ‘milagros’, así los llamo, que tienen que ver con el medio ambiente, se conjugan en un solo día y una sola vez”, afirma.

Uno de esos momentos históricos que presenció Melesio Piña es el récord mundial en salto de altura que impuso Dick Fosbury, con 2.24 metros, pero más allá de la marca, Fosbury revolucionó al mundo del atletismo con una nueva técnica para saltar, misma que reemplazó a la conocida como salto de tijera.

“Era un día lluvioso, la gente estaba pesimista por el clima, pero cuando deja de llover se hizo un salto maravilloso, irrepetible, (a Fosbury) le pidieron otro salto y dijo que no, porque se le había dado la condición atmosférica ideal. Lo había soñado. Se sueña y luego se hace, pero para hacerlo se necesita un lugar que tenga magia, y eso tiene este lugar”, dice Melesio Piña mientras su mirada nostálgica recorre las gradas del Estadio Olímpico Universitario, hoy a 50 años de esa justa deportiva.

Foto: Jacob Villavicencio.
Foto: Jacob Villavicencio.
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