La carrera espacial prioriza ahora misiones robóticas

Se desinfló tras la Guerra Fría, que reunió varias condiciones para apoyar a la ciencia y la tecnología en esa área: William Lee Alardín

Imagen: ESA/ATG medialab.
Imagen: ESA/ATG medialab.

La carrera espacial no va al ritmo que se esperaba tras la llegada del hombre a la Luna en 1969, hace 50 años. Después de la Guerra Fría, aquélla se desinfló, se hizo más lenta y ahora prioriza misiones robóticas más eficientes que las tripuladas por humanos, afirmó William Lee Alardín, astrónomo y coordinador de la Investigación Científica de la UNAM.

Durante la mesa redonda Cuando Pisamos la Luna, organizada por el Instituto de Astronomía (IA) para celebrar la hazaña espacial ocurrida hace medio siglo, tres astrónomos de dicha entidad universitaria, de diferentes generaciones y quienes la han dirigido, narraron sus experiencias en torno al hallazgo de 1969 que marcó avances científicos y vocaciones profesionales.

Lee mencionó que la llegada a la Luna demostró que “lo que se puede hacer en un momento dado sí importa para lo que se puede hacer en el futuro”, como arribar a Marte, en donde ya se encuentra capturando y analizando muestras de rocas el robot Curiosity, y para donde se planea una misión tripulada por humanos hacia 2050.

Remembranzas

Silvia Torres, quien en 1969 ya había terminado su doctorado en Astrofísica, recordó que la Luna ha despertado la imaginación del ser humano; por ello, hay muchas representaciones de ella y ha sido inspiración de obras literarias, pictóricas y cinematográficas de todas las épocas: desde A la Luna, poema de Johann W. Goethe; pasando por Viaje a la Luna, de Julio Verne, hasta 2001: Odisea en el espacio, de Stanley Kubrick.

En el Auditorio Paris Pishmish del IA, la investigadora emérita subrayó que el primer satélite artificial de la historia fue el Sputnik 1, lanzado por la Unión Soviética en 1957. “Más tarde se sumó la NASA y empezó la carrera espacial al llegar a la Luna”. Remarcó que en aquellos años hubo 78 misiones a la Luna, tanto de la Unión Soviética como de Estados Unidos, lo que significó una efervescencia de la carrera espacial, que tuvo intereses científicos, pero también políticos.

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Pensar en lo imposible

Jesús González, astrofísico y actual director del IA, estaba terminando la primaria cuando el hombre llegó a la Luna. Desde entonces mostró su fascinación por una carrera espacial que, en los años 60 y 70 del siglo pasado, inundó la pantalla de televisión con inolvidables series de ciencia ficción como El túnel del tiempo, Viaje a las estrellas o Los Thunderbirds, rememoró.

Para González, además de inspirar y fomentar la imaginación, la lección de la llegada humana a la Luna es que “no dejemos nunca de pensar en lo imposible”. Expresó que sin ciencia no hay futuro y que invertir en ella significa saber y tener independencia.

Evento catalizador

William Lee no había nacido cuando ocurrió el hallazgo, pues llegó al mundo unas semanas después del icónico 20 de julio de 1969. “Con los años conocí el evento en revistas de la época y me impactó profundamente”, reconoció.

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Destacó que en 1969 se reunieron factores políticos, militares y científicos para que esta efervescencia por la carrera espacial fructificara.

Lee puntualizó que la llegada a la Luna demuestra que los grandes proyectos pueden servir como catalizadores para desarrollar una serie de capacidades y ser generadores de actividad económica y de bienestar social. “Eso me parece muy importante”.

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