Diagnostica y ofrece soluciones técnicas

Laboratorio de Vivienda vincula a alumnos con la profesión

Uno de sus ejes de trabajo es conocer y entender qué está ocurriendo en Ciudad de México para dar respuesta a las necesidades sociales

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Antes de proyectar una vivienda, el arquitecto tiene que conocer las necesidades de quienes la habitarán y las características del lugar donde habrá de edificarse; pero, sobre todo, debe atender las exigencias de la población para que viva satisfactoriamente en ella. Con ese propósito, un grupo de expertos alienta el Laboratorio de Vivienda (LV) de la Facultad de Arquitectura.

El LV no sólo realiza diagnósticos y ofrece soluciones técnicas, sino también vincula a los estudiantes con el trabajo profesional a partir de la investigación.

“Hacemos investigación aplicada y formamos futuros arquitectos que puedan desempeñarse, con compromiso social, en la docencia, el estudio o el ámbito profesional”, dijo Alejandro Suárez Pareyón, integrante de la coordinación del LV.

Su planta académica está conformada por arquitectos y urbanistas, un demógrafo y un antropólogo. Además, han colaborado biólogos y geógrafos, así como un ingeniero y un etnólogo. La idea es que, cuando se requiera el punto de vista de otras disciplinas, el equipo se enriquezca.

Uno de sus ejes de acción es conocer y entender qué está pasando en Ciudad de México en materia de vivienda, para dar respuesta a los requerimientos sociales mediante un modelo de análisis metodológico de su desarrollo y transformación.

Labores de investigación

Dentro de las labores de investigación, uno de los estudios más completos es el denominado “Suelo para vivienda de la población de menores ingresos en la Zona Metropolitana del Valle de México”, apoyado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Comisión Nacional de Vivienda. El núcleo de esta indagación son los diferentes tipos de poblamiento en el Centro Histórico de la Ciudad de México –una de las zonas de mayor concentración urbana del planeta– las colonias populares con densidad baja, media y alta, los conjuntos habitacionales, los pueblos conurbados y los poblamientos residenciales de nivel económico medio y alto.

“Los distintos tipos de poblamiento que hay en la ciudad pueden estar separados por una calle o una avenida. Lo que sigue es verificar cuáles tienen la topografía óptima para vivienda y las posibilidades de dotarlos de instalaciones, equipamiento y servicios. El suelo para uso habitacional es el material básico que investigamos”, explicó Ernesto Alva Martínez, otro de los integrantes de la coordinación del LV.

Los miembros del LV –y profesionales de otras disciplinas– también concluyeron, por encargo del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), el estudio “Mejoramiento de espacios públicos en 400 unidades habitacionales de la Ciudad de México” y elaboraron proyectos en dos de ellas.

Foto: Francisco Cruz.
Foto: Francisco Cruz.

Los espacios públicos (jardines, estacionamientos, áreas verdes y deportivas) de algunas de ellas, como el Conjunto Urbano Presidente Alemán, y las unidades Independencia y CTM han sido transformados por sus habitantes a lo largo de los años.

El estudio partió del diagnóstico de las 400 unidades habitacionales del Infonavit y, posteriormente, se incluyeron otros conjuntos de periodos anteriores y se documentó cómo se han deteriorado, en qué condiciones están y qué requerimientos tienen.

“Encontramos alteraciones de diversos grados y hasta destrucción. Hay jardines que se convirtieron en estacionamientos o fueron invadidos por estancias y comedores, algunos estacionamientos se habilitaron como bodegas o tiendas, y las áreas tanto verdes como deportivas no reciben mantenimiento; además, escasea el agua. En suma, hay invasión y un mal uso de los espacios públicos.”

Ahora bien, no sólo se han modificado las áreas públicas, sino también se ha transformado el interior de los edificios. Para satisfacer sus necesidades, la gente ha derribado muros y ha construido hacia afuera, con vigas y columnas, pero sin saber bien a bien lo que hace. Esto pone en riesgo a los inmuebles ante la ocurrencia de un sismo.

Los resultados de esta investigación se entregaron en un sistema computarizado para que los funcionarios del Infonavit puedan conocer a detalle los problemas registrados. Una vez que se tenga la autorización de dicha instancia federal, la información se podrá consultar en el Laboratorio de Vivienda.

De interés social

A decir de Suárez Pareyón, parte del problema habitacional en México tiene su origen en el modelo económico que ha dominado en las últimas décadas.

“Por un lado, está el incremento de la población y los altos precios de los terrenos en las zonas más urbanizadas de la ciudad; y, por el otro, la población de bajos ingresos a la que se le asignan créditos para hacerse de una vivienda de interés social en las periferias de la ciudad, a una gran distancia de los lugares de trabajo y de los servicios educativos, recreativos, de salud…”

Es decir, el modelo económico que promueve este negocio sólo puede ofrecerle a la mayoría de la población casas muy pequeñas en sitios remotos. Y difícilmente se podrá cambiar este esquema económico que privilegia a la empresa privada para que resuelva las necesidades de la sociedad, pero sí se puede influir para que cambien las normas establecidas para ese tipo de edificaciones.

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Sobre este tema, Mariana Borja Rodríguez, también de la coordinación del LV, comentó: “Un punto que discutimos con los alumnos es que las dimensiones de la vivienda de interés social no son fijadas por los arquitectos, sino por las normas y los reglamentos. No se puede hacer más si las normas financieras y el reglamento de construcción no se modifican. Normas y reglamentos están hechos en función del mercado, de la ganancia máxima por un suelo barato y un espacio reducido; o sea, están asociados a intereses económicos y políticos. Ese tipo de vivienda se puede hacer más grande, por supuesto, pero la cuestión es: ¿la gente podrá pagarla?”

Un asunto central que tratan los miembros del Laboratorio de Vivienda es cómo se conceptúa ésta en la actualidad. “No es el espacio que está dentro de cuatro o cinco o más paredes. Si un niño que vive en un departamento de un edificio ubicado al lado del Periférico quiere salir a jugar con su bicicleta, tendrá todo en contra; pero si otro que vive en un departamento de un edifico localizado al lado de un parque quiere hacerlo, no encontrará ningún problema. La vivienda no es un elemento aislado, sino un elemento que forma parte de la ciudad.

Por eso, habría que tener en cuenta la experiencia mexicana de las grandes unidades habitacionales que se construyeron en las décadas de los años 50 y 60 del siglo pasado, con jardines, áreas verdes y deportivas, auditorios, clínicas e incluso teatros.

“Son pedazos de ciudad, y cuando la vivienda se entiende así, a la gente le pertenece no sólo los 40 metros cuadrados de su hogar, sino todo lo demás”, aseguró Ernesto Alva Martínez.

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