Libertad, sinónimo estricto de la autonomía universitaria: académicos

El 2 de octubre fue el precio para que nuestras instituciones políticas transitaran a la democracia: Sergio Zermeño, del IIS

Libertad y los derechos, gran legado de los documentos producidos en 1918.
Libertad y los derechos, gran legado de los documentos producidos en 1918.

En este 2018, la universidad mexicana y la universidad latinoamericana cumplen más que dos efemérides: el centenario de la Reforma Universitaria de 1918, iniciada en Córdoba, Argentina, además de medio siglo del movimiento universitario de 1968, que sacudió México y otras ciudades del mundo, dijo Hugo Casanova Cardiel, académico del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE).

Junto a Ángel Díaz Barriga del IISUE, con quien coordina el coloquio La UNAM y los Grandes Movimientos Universitarios del Siglo XX, Casanova Cardiel mencionó que el objetivo de esta actividad es reunir a un grupo de destacados académicos mexicanos y latinoamericanos para reflexionar colectivamente sobre los grandes movimientos que han marcado a las universidades, la educación y la sociedad de nuestro tiempo.

En el coloquio –inaugurado por Alberto Vital Díaz, coordinador de Humanidades de la UNAM–, el politólogo argentino Eduardo Rinesi, exrector de la Universidad de General Sarmiento, expresó que el gran legado de los documentos producidos en 1918 son la libertad y los derechos.

“La libertad es el sinónimo estricto de la autonomía. Es también un atributo de los pueblos, no de los individuos o ciudadanos, un atributo colectivo. La universidad tiene un compromiso con la liberalización de la sociedad.”

Los universitarios expuso, tienen derecho a cogobernar las universidades que habitan, porque “la educación superior es un bien público y social (no mercancía), un derecho humano universal”.

De acuerdo con Renate Marsiske investigadora del IISUE, “la autonomía es más que un derecho constitucional, no es algo dado, es como la construimos entre todos, es la base de nuestro trabajo, no la debemos aceptar sólo como un hecho histórico”.

Para Adrián Acosta, investigador de la Universidad de Guadalajara, el movimiento nacido en Córdoba, Argentina, “tiene distintas maneras de caracterizarlo: como movimiento democratizador, autonómico, contribuyente del desarrollo nacional, que sí rompió definitivamente con el pasado clerical”, apuntó.

Hugo Aboites de la Universidad Autónoma Metropolitana y exrector de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, manifestó que “Córdoba caló hondo en México. Su contribución fue fundamental al orientar la dirección y cuáles deberían ser las metas para el resto de las universidades”.

En la mesa La Reforma Universitaria de 1918 y sus Ecos Contemporáneos, moderada por Héctor Vera del IISUE, afirmó que por definición formal de parte de algunas instituciones globales, la autonomía universitaria incluye “el derecho a seleccionar a su personal administrativo y estudiantes, a avalar los proyectos y temas de investigación, así como a ser responsable de cómo se distribuyen sus recursos financieros”.

El 68 mexicano

El 68 mexicano sigue siendo un tema que nos impacta, nos molesta y nos mortifica, señaló Sergio Zermeño y García-Granados, y parece ir tomado de la mano de la historia contemporánea de México.

El integrante del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) sostuvo que al conmemorar estos 50 años del 68, los grupos se encuentran divididos. “Hay una parte de optimistas al pensar en él y otra que somos más pesimistas. En favor de los primeros, obra que el trauma del 2 de octubre fue el precio para que nuestras instituciones políticas transitaran a la democracia; hoy podemos optar por un abanico de propuestas políticas e ideológicas, y hemos hecho aprobar leyes y enderezado aparatos que nos aseguran la alternancia y el tránsito pacífico del poder”.

En la mesa El Movimiento Universitario de 1968 Hoy, el emérito del Sistema Nacional de Investigadores agregó que mucho del fracaso actual es que los jóvenes de aquella época y epopeya, “hemos sido víctimas también de nosotros mismos, de nuestra cultura estatal, de nuestra ambición de poder”.

En la mesa moderada por Lourdes Chehaibar, académica del IISUE, también intervino Imanol Ordorika del Seminario de Educación Superior de la UNAM, quien refrendó que los movimientos del 68 transformaron al mundo.

“Aunque las demandas no hayan sido satisfechas en lo inmediato, se fueron cumpliendo en años posteriores con una trasformación cultural profunda, que marcó a la sociedad contemporánea”, indicó.

Alberto del Castillo, Investigador del Instituto Mora, dijo que el libro más influyente referente a la época es La noche de Tlatelolco de Elena Poniatowska.

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