Libros de Sigüenza y Góngora en la Universidad Nacional

Destaca Disputationes adversus astrologiam divinatricem, de Giovanni Pico della Mirandola

etiqueta-tesorosCarlos de Sigüenza y Góngora, uno de los más eminentes representantes de la tradición intelectual y científica mexicana, tenía 400 piezas en su bibllioteca, según estimaciones del destacado bibliógrafo del siglo XVIII, Juan José de Eguiara y Eguren.

Al morir Sigüenza en 1700 expresó en su testamento su intención de legar sus libros de matemáticas al colegio jesuita de San Pedro y San Pablo de México. Cuando la Compañía de Jesús fue expulsada de los territorios de la corona española en 1767, el rey Carlos III manifestó su deseo de formar con sus libros la Biblioteca Real y Pública en México, similar a la de la corte de Madrid, la cual fue instalada en la Real y Pontificia Universidad.

Al nacionalizarse la biblioteca de la Universidad y las de otros colegios y conventos de los alrededores de Ciudad de México, para formar la gran Biblioteca Nacional, los volúmenes de Sigüenza, dispersos en varias bibliotecas (de Catedral, del Colegio de San Juan de Letrán, de la Universidad, etcétera), encontraron su casa definitiva ahí.

Por eso, actualmente, y luego de un sistemático esfuerzo de búsqueda que culminó en 2018, se han podido recuperar 60 libros del sabio Sigüenza. Identificar las piezas fue posible gracias a la práctica, común en la época, de dejar asentada en la portada una nota manuscrita que indica la posesión del texto. En esa nota, conocida como Exlibris, que significa literalmente “de entre los libros de”, Sigüenza dejó constancia, además, del año en que lo adquirió, cuánto costó y, en ocasiones, cómo llegó a sus manos.

Imagen de video: Rafael Paz.
Imagen de video: Rafael Paz.

La importancia para la historia de la cultura y de las ideas en México de haber recuperado esas obras es mayúscula. De los tomos aquí enlistados se pueden colegir, entre otros asuntos, los intereses de un catedrático universitario del siglo XVII.

Por ejemplo, puede encontrarse Theatrum cometicum, del polaco Stanisław Lubieniecki, en el que aborda una historia de los primeros cometas que la tradición occidental ha documentado. El texto fue impreso en Leiden en 1681 por el librero Petri van der Meersch. También la Opera omnia, del gran humanista italiano Giovanni Pico della Mirandola, que además de contener su obra sobre la dignidad del hombre (Oratio de hominis dignitate), considerada el manifiesto del Renacimiento, incluye sus Disputationes adversus astrologiam divinatricem. Se trata de la edición impresa en Basilea por Henrichum Petri, en 1571.

En cuanto al periodo en que Sigüenza compró sus libros, hay un ejemplo común en esta biblioteca: mientras que la obra de Lubieniecki fue impresa en 1681 y Sigüenza la adquirió de inmediato en 1682 al precio de 12 pesos (hay que imaginar el libro cruzando Europa, de Holanda a España, y luego surcando el océano, de Sevilla a Veracruz con destino final en Ciudad de México, para tener una idea de la inquietud que privaba en el alma del intelectual, deseoso de desempacar su nueva adquisición). La de Pico della Mirandola, impresa en 1571, costó cinco pesos en 1670.

In astrologos coniectores… fue el libro documentado que el más joven Sigüenza adquirió en 1668, cuando el científico tenía 23 años (nació en 1645). Su autor fue, Alessandro degli Angeli (Lyon, H. Cardon, 1615). El último del viejo don Carlos fue la Hispaniae Illustratae de Andreas Schottus (Frankfort, Marnium, 1606) en 1694, seis años antes de morir.

Hombre de diversos intereses, profundo conocedor de la matemática y la astrología, de astronomía, geografía e historia, además de poeta. En los libros de Sigüenza y Góngora podemos encontrar el amplio espectro de sus afanes intelectuales.

Fuente: Alberto Partida Gómez, académico del Instituto de Investigaciones Bibliográficas.

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