Generación talentosa

Los hijos académicos de Leonid Fridman

Fridman observa el trabajo de uno de sus pupilos. Foto: Francisco Parra.
Fridman observa el trabajo de uno de sus pupilos. Foto: Francisco Parra.

Héctor recibió ofertas de trabajo en Inglaterra y Francia, pero decidió regresar a México como catedrático; Ana Gabriela fue reconocida por el MIT como una de las innovadoras más prometedoras de México en su campaña TR35; Marco Tulio es hoy catedrático de la UNAM en el campus Juriquilla, y Andrea realiza actualmente su posdoctorado con Marco Tulio

Ellos son sólo algunos de los hijos académicos de última generación de Leonid Fridman, profesor titular de la Facultad de Ingeniería y responsable del Laboratorio de Modos Deslizantes, quien, como todo padre, está orgulloso de lo que sus graduados han logrado, luego de que todos ellos realizaran estancias en el Instituto Nacional de Investigación en Informática y Automatización (INRIA) de Francia, durante su preparación académica en la UNAM y, posteriormente, en Estados Unidos.

“Los jóvenes deben tener herramientas sólidas para desarrollarse y la mejor de todas es la experiencia adquirida durante sus estudios”, explica orgulloso el especialista nacido en Rusia, quien se incorporó a la UNAM desde hace 16 años luego de ser investigador visitante en 14 naciones diferentes.

Hijo de académicos altamente formados, Fridman aprendió de sus padres que los alumnos son como los hijos propios, a quienes hay que dedicar tiempo y a los que se debe estimular. En este proceso la brecha generacional no es un impedimento para la comunicación si, como en familia, los estudiantes de maestría guían a los de licenciatura y los de doctorado a los de maestría, y todos se ayudan mutuamente.

“Como persona formada en el extranjero lo puedo ver, México es el país que mejores oportunidades ofrece a los jóvenes para prepararse, siempre y cuando estos quieran trabajar duro. Hay algunos que lo tienen todo, pero no lo aprovechan”, enfatiza Fridman con una gran sonrisa, mientras contacta por Internet y bromea con algunos de sus exalumnos.

En los tiempos actuales, sólo con el grado de doctor es difícil empezar una carrera de investigación sólida e independiente. La consolidación de un trabajo académico relevante requiere además de contactos académicos en todo el mundo y para esto es necesario tener al menos dos estancias, una en América y otra en Europa.

“Como padre no siempre es fácil, puesto que muchas veces no se cuenta con los recursos suficientes para apoyar a todos. Siempre es difícil, puede que en esta época lo sea aún más… pero vale la pena”, añade con una nueva sonrisa.

Su primera generación del doctorado contaba con recursos del programa de posgrado, los proyectos PAPIIT de la DGAPA, así como del Conacyt. Luego se lograron convenios bilaterales entre México y Francia, Italia e India; en 2009 se contó con recursos del proyecto Foncicyt, una red de investigación entre universidades europeas y mexicanas encabezada por Fridman.

Juan Gustavo Rueda y Alan Tapia están por terminar su doctorado. Hicieron ya estancias en el INRIA y esperan realizar próximamente sus estudios de posdoctorado en Francia. La experiencia les permitió crear, junto con el instituto francés, algoritmos de control e identificación por modos deslizantes de orden superior.

Para Andrea Aparicio y Antonio Estrada una de sus vivencias más significativas fue disfrutar la colaboración entre los líderes de México y Francia.

“Me di cuenta en los congresos que todo el mundo reconoce a México por medio del Laboratorio de Modos Deslizantes, lo que es muy impresionante”, comenta Aparicio.

Y Héctor Ríos recuerda que estuvo bajo la tutela de Fridman desde que estudiaba la licenciatura y hasta el doctorado. “Soy originario de Neza, en el Estado de México, y lo conocí por una materia que impartía y me invitó a laborar con él. Nos dio mucha confianza, trabajamos como en familia y entre todos nos ayudamos”.

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