Lucha científica mundial contra plásticos en mares

Esa basura que arrojamos “nos la vamos a comer de regreso”: Ana Carolina Ruiz Fernández, investigadora de la Unidad Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología

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180528-aca7_etiquetaDe no cambiar el nocivo hábito humano de tirar basura en las playas, para 2050 habrá más toneladas de plásticos que peces en el océano, alertó Ana Carolina Ruiz Fernández, investigadora de la Unidad Mazatlán del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML).

El llamado “gran parche de basura del Pacífico” alcanza 79 mil toneladas de plásticos flotando en un área de 1.6 millones de kilómetros cuadrados, 27 veces la extensión de Sinaloa, especificó.

Los plásticos desechables, como botellas para agua potable, contenedores de alimentos y otros empaques, proliferan a la vista de todos en playas y mares de México y otros países, especialmente después de temporadas vacacionales. Su mala gestión ocasiona que cada año vayan al océano entre cinco y 13 millones de toneladas. “Las fracciones nano (partículas menores a cien micras) ya están insertándose a nivel intracelular en los peces, así que esa basura que arrojamos al mar nos la vamos a comer de regreso”, remarcó.

En la bahía de Mazatlán y en otros cuerpos de agua de esa ciudad es evidente el efecto de la contaminación generada por malas prácticas de algunos sectores productivos y de la sociedad. El problema se refleja en el desaseo del entorno y el deterioro de la calidad del agua, afectando a plantas y animales que habitan los ecosistemas acuáticos contaminados y que son dañinos para la salud humana.

Diagnóstico de los daños

Para revertir esa tendencia, monitorear algunos mares de América Latina y el Caribe y efectuar un diagnóstico de los daños, se realiza un proyecto internacional de cooperación técnica regional auspiciado por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que ha unido los esfuerzos de 16 naciones de la región.

En el caso de México, Mazatlán es el sitio seleccionado, así que la bahía de ese puerto y el estero de Urías serán las zonas de estudio. El equipo científico, encabezado por Ruiz Fernández, es de la Unidad Mazatlán del ICML. “Este esfuerzo internacional está promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, pero el OIEA tiene el mandato de la Organización de las Naciones Unidas para el uso pacífico de la energía nuclear. Muchas cosas en el medio marino se miden mediante la radioactividad, por eso esta iniciativa aplica varias metodologías y procesos basados en esa energía”, abundó.

El OIEA posee el Laboratorio de Ambiente Marino, una instalación especializada ubicada en Mónaco, punta de lanza en la investigación marina utilizando radioactividad. Estudian contaminación por metales pesados e hidrocarburos con técnicas como la espectrometría de masas y la fluorescencia de rayos X, que dan gran precisión y rigor científico.

Monitoreo

Un eje principal de este proyecto es desarrollar capacidades para el monitoreo de microplásticos en el ambiente costero, a partir de la formación de profesionales en técnicas de recolección y muestras ambientales, e interpretación de este tipo de contaminación.

Como parte de la agenda de este trabajo bianual, en agosto próximo se realizará el Curso Regional de Entrenamiento en Análisis de Microplásticos por la Técnica de Espectrometría de Infrarrojo Medio, en Niterói, Brasil, para difundir información sobre tipos y cantidad de plásticos en ecosistemas prioritarios de los países participantes.

Los datos originados por la UNAM y el OIEA, derivados del análisis de la arena de playas de Mazatlán y los sedimentos del estero de Urías, en sinergia con la Operadora y Administradora de Playas de Mazatlán, serán una contribución relevante para el cambio de actitud y mayor responsabilidad de todos en el cuidado de nuestras playas, finalizó Ana Ruiz.

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