México, sin capacidad de respuesta integrada ante ciclones

Alertamiento a la población y evacuación, muy tardados

El 15 de Mayo, en el Pacífico mexicano y en el Atlántico el 1º de junio, comienza la temporada de ciclones tropicales, una de las principales causas de desastres asociados al paso de fenómenos hidrometeorológicos, que en México deja pérdidas millonarias.

Según cifras del CENAPRED, México ha tenido pérdidas de 425 mil millones de pesos por desastres desde 2000-2016 y 60 por ciento son principalmente debido a ciclones tropicales, que en la temporada 2019 se llamarán Alvin, Bárbara, Cosme, Dalila… en el Océano Pacífico del Este, y Andrea, Barry, Chantal, Dorian… en el Océano Atlántico del Norte.

En 1988 ocurrió Gilberto, uno de los ciclones más catastróficos para el país, por la pérdida de vidas humanas y materiales. “Nos agarró desprevenidos”, dice la doctora Christian Domínguez Sarmiento. No teníamos sistema de alerta temprana ante ciclones tropicales (conocido como SIACT), ni capacidad de respuesta para evacuación.

Fue peor en el 2013, cuando México enfrentó dos ciclones tropicales al mismo tiempo. Ingrid, del lado del Atlántico y Manuel, en el lado del Atlántico. Causaron 150 decesos y pérdidas por 57 mil 387.5 millones.

México, por estar entre dos cuencas océanicas, es afectado cada año por ciclones tropicales. “Lo atacan por ambos lados, por el Golfo y por el Pacífico”. En situación similar está Australia. A los demás países, como Estados Unidos de América, solo les pega por un lado, señala la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

El hecho de que sucedan desastres está asociado a una mala gestión de riesgos por parte del gobierno y lamentablemente “no tenemos la capacidad de respuesta integrada”. Se tardan mucho en emitir el alertamiento a la población. Tres días antes ya se sabe la trayectoria que tendrá el ciclón y por dónde va a tocar tierra. Sin embargo, la evacuación es seis o 12 horas antes. “No encuentro la concordancia ahí”.

En general, los más afectados por un ciclón es la gente más vulnerable. Los asentados sobre las costas en casas humildes. También la población de bajos y medios recursos. En cambio, las zonas hoteleras tienen una capacidad de recuperación más rápida. A los hoteles de Cancún, por los ciclones de 2010, les llevó menos de un año reparar sus hoteles. Muy rápido en comparación con los afectados por los recientes sismos, ya que algunos aún no tienen casa.

Tan intensos como antaño

Aunque por el cambio climático global, la proyección de escenarios a futuro indican la ocurrencia de ciclones tropicales más intensos, por ahora –según registros y estadísticas desde 1950 hasta ahora, así como reportes científicos– no hay una tendencia de que en esta temporada sean más severos.

Los ciclones se clasifican en categorías según la velocidad del viento. Los más intensos son categoría 3, 4 y 5. Ya más de 5, cuya velocidad es 250 kilómetros por hora, son menos probables a ocurrir, aunque se han registrado vientos huracanados hasta de 300 km/h, pero son raros.

Estos fenómenos típicos de verano y otoño, se esperan, como en temporadas pasadas, que se formen más seguido y sean más intensos en julio, agosto y septiembre en el Pacífico y en el Atlántico, en agosto, septiembre, octubre , cuyo día 30 termina la temporada en ambos océanos. Fuera de este periodo puede haber perturbaciones pequeñas (“cicloncitos”) que no alcanzan a intensificarse a huracanes.

En promedio, por temporada, ocurren 12 ciclones tropicales en el Atlántico y las zonas más afectadas de México son Veracruz y Yucatán. En el Pacífico, se presentan unos 14 y pegan más en la península de Baja California, en Oaxaca y Guerrero.

El National Hurricane Center de Estados Unidos elabora el pronóstico estacional (con meses de anticipación) y meteorológico (con días de anticipación) de ciclones tropicales para México y Centroamérica. El pronóstico estacional indica en donde se gestarán, pero no mencionan por donde entrarán,

La información de los pronósticos meteorológicos es utilizada por la Secretaría de Marina para movilizar a la gente en los puertos y salvaguardar sus embarcaciones. La CFE utiliza esta información para proteger sus instalaciones y mantener su operatividad. Y Protección Civil para emitir alertas y la evacuación.

Pronósticos experimentales

En la UNAM, los pronósticos realizados en Ciencias de la Atmósfera son experimentales y sólo para México. Se trata de saber con varios días de anticipación donde se va a formar un ciclón y por donde va a entrar al país.
En retrospectiva, Domínguez Sarmiento ha tratado de hacer un pronóstico siete días antes de que se forme un ciclón, para predecir en qué parte del país entrará, sin embargo hasta el momento “el pronóstico experimental ha indicado otro lugar al que ocurrió en la realidad”.

Como en México no se tiene una escala para saber que tan intenso es un ciclón con base en la velocidad de viento y la precipitación (“puede llover más con una tormenta tropical que con un huracán categoría 2 o 3”), Domínguez Sarmiento investigará próximamente esas variables en ciclones tropicales, para determinar qué tan peligrosos pueden ser y qué tanto podrían precipitar. “Y así calcular más o menos los daños”.

No subestimar alertas

Un problema grandísimo es que los mexicanos, en general, tienden a subestimar los eventos meteorológicos: “ah, es una tormenta tropical”. Pero si es un ciclón, con categoría de tormenta tropical, puede ser catastrófico: ya que puede producir muchas lluvias y éstas a su vez, deslaves en laderas, y podría morir gente por no seguir las indicaciones de Protección Civil.

Finalmente, Domínguez Sarmiento recomienda a la población, sobre todo la que habita en costas y faldas de montañas, no subestimar las alertas hidrometeorológicas y seguir todas las recomendaciones de Protección Civil.

Si bien a la CDMX ya solo llega un ciclón disipado y no es tan intensa la precipitación como en las costas, sugiere también estar atentos a las alertas de tormentas locales, qué históricamente han producido una precipitación de 70 milímetros.

¿Cuánto es 70 milímetros? Es muchísima agua y esa cantidad ha llovido en la CDMX y no por ciclones tropicales. “Para que te des una idea: es como meter 70 litros en un metro cuadrado. ¿A dónde crees que te llegue el agua? Te va a tapar. Y como no hay un sistema de drenaje adecuado en la CDMX y la gente tira basura y lo tapa, se producen las inundaciones”.

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