Muestra fotográfica de desnudo en San Carlos

Reconocimiento a quienes han contribuido al incremento y productividad de la imagen artística mexicana


En la fotografía radica una magia inagotable. Tanto, como la obsesión del ser humano en reproducir su propia imagen ya sea como invocación, registro o simple complacencia; en muchas ocasiones, además, ese reflejo se convierte en desarropada anatomía. Tal es el caso de la exposición La fotografía de desnudo en San Carlos. Homenaje a Kati Horna.

En las antiguas galerías de la Academia de San Carlos se presenta la muestra con la que la Facultad de Artes y Diseño (FAD) hace un reconocimiento a quienes han contribuido al incremento y productividad de la fotografía artística mexicana, en especial a Horna (1912-2000), eslabón que une esfuerzos históricos con el sostenimiento de la docencia y la producción fotográfica en años recientes.

La exhibición se divide en tres núcleos temáticos: el primero, sobre los orígenes de la fotografía de desnudo en la Academia, con los trabajos de destacados personajes: Agustín Jiménez, Antonio Garduño, Lola y Manuel Álvarez Bravo (“Los desnudos lo dicen todo. La vida y la muerte”, dijo este último) y Mariana Yampolsky. Los dos restantes se dedican a Kati Horna y sus alumnos: Flor Garduño, Estanislao Ortiz Escamilla, Arturo Rosales, Sergio Carlos Rey, Víctor Manuel Monroy de la Rosa y Antonio Salazar Bañuelos, este último ya fallecido.

Gerardo García Luna Martínez, director de la FAD, señaló que una de las naturalezas y fortalezas de esta exposición es la de mostrar recuerdos hechos imagen.

Se trata, opinó, de una muestra dichosa que nos reúne a participar entorno a la celebración de esta herida gozosa que es la foto, y de esta fertilidad inagotable que es la mujer.

En la inauguración, el coordinador de Humanidades, Alberto Vital, se refirió a la importancia de que se recuerden nombres esenciales como el de Kati Horna, en cuya figura hay, además, un aspecto artístico, creativo, valiente, oportuno y de heroísmo.

Luego de tener que migrar, México supo recibir a la creadora nacida en Hungría; “qué bueno que este recinto, la Academia de San Carlos, fue una casa para ella”, expresó.

Este espacio, abundó el coordinador, ante la presencia de Araceli Rodríguez González, directora ejecutiva de Fundación UNAM, nos invita a pensar en la relación entre las artes y la academia, entre la creatividad y su aprendizaje.

José de Santiago Silva, coordinador de Investigación, Difusión y Catalogación de Colecciones de la FAD, recordó que en San Carlos el cultivo de la fotografía de desnudo tuvo origen en los métodos de enseñanza de la pintura, introducidos por Antonio Fabrés, quien inició sus cursos en 1903; “estableció una metodología en la cual se complementaba la copia de materiales con la documentación fotográfica y el análisis de detalles anatómicos, de manera que reunía una especie de reporte de imágenes de la figura humana y otros elementos, para la realización de estudios y composiciones”.

El segundo impulso, continuó el exdirector de la entonces Escuela Nacional de Artes Plásticas, tuvo lugar cuando se incorporaron Lola y Manuel Álvarez Bravo como profesores. “Fueron muchos los que se beneficiaron con sus enseñanzas, entre ellos Mariana Yampolsky, que fue pieza fundamental en el desarrollo de la fotografía mexicana”.

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Refinamiento conceptual

El tercer impulso está protagonizado por la presencia de Kati Horna, quien se integró a la Escuela en 1973 y “permaneció con nosotros hasta su muerte, en 2000. Su labor ha resultado de la mayor importancia porque además de aportar excelencia técnica y refinamiento conceptual, cifró su docencia en la mística de la creación original con profundo sentido humano”.

Su prolongada permanencia hizo posible ejercer influencia en muchas generaciones de alumnos que se han convertido en artistas de reconocido mérito, y no pocos se han hecho cargo de dar continuidad a sus enseñanzas.

Este ejercicio museográfico, que reúne obras de las colecciones de Norah Horna; The University of Arizona Foundation; Yampolsky, de la Universidad Iberoamericana; del Museo del Estanquillo, y de la propia FAD, se puede visitar de lunes a viernes de 10 a 18 horas, en la Academia de San Carlos, hasta el 28 de junio.

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