Nuevas perspectivas a los géneros escénicos

El Festival Impulso 2019 presentó proyectos artísticos multidisciplinarios e innovadores

Romeo y Julieta, sinfonía dramática de Hector Berlioz. Foto: Barry Domínguez.
Romeo y Julieta, sinfonía dramática de Hector Berlioz. Foto: Barry Domínguez.

Como en años anteriores, el Festival Impulso promovió en su tercera edición proyectos artísticos multidisciplinarios e innovadores. Durante tres semanas, miles de asistentes pudieron disfrutar 58 funciones de una programación de diversas propuestas escénicas con música en vivo. Algunas de ellas generaron la polémica que conlleva arriesgar nuevas interpretaciones, darle un giro a lo establecido, pero todas lograron la aprobación mayoritaria del público gracias a su calidad.

Triple concierto, espectáculo escénico musical que inauguró el festival y que todavía puede verse –hasta el 13 de octubre– en el Teatro Juan Ruiz de Alarcón, es una obra que se permite todas las libertades. Sin mayor complejidad dramática, es la escenificación de una competencia de piano que transita por juegos y rejuegos, humor ligero y, ocasionalmente, por cachondos duetos homo y heterosexuales sin partitura. Seis pianistas ponen a prueba todas sus capacidades como instrumentistas para salir airosos y triunfantes en la tercera edición del concurso Ernesto Elorduy.

Dido y Eneas, ópera de Henry Purcell, tuvo una arriesgada puesta en escena creada por Yuriria Fanjul con resonancia en los tiempos actuales, al presentar un final alternativo con perspectiva de género en el que la protagonista no comete suicidio, como lo establece el libreto original, y acepta su destino como reina de Cartago a pesar de que esto signifique renunciar al amor.

Montaje operístico

El Cimarrón, montaje operístico para cuatro intérpretes del compositor alemán Hans Werner Henze, que está basado en la autobiografía de Esteban Montejo, un esclavo cubano que escapó a la libertad y participó en la guerra de independencia de la isla, abordó temas propios de las luchas sociales de finales de los años 60 del siglo pasado, cuando fue escrita, y que tiene plena vigencia en nuestros días: la raza y los derechos civiles, los sistemas de opresión y las libertades personales.

Romeo y Julieta, sinfonía dramática de Hector Berlioz, inspirada en la tragedia de Shakespeare, cerró el festival con una extraordinaria interpretación de la Orquesta Filarmónica de la UNAM, dirigida por Iván López Reynoso, acompañada de un notable elenco de cantantes y del Coro Impulso. Dos llenos en la Sala Nezahualcóyotl reconocieron con un largo aplauso la ejecución musical de la pieza del romanticismo francés, la cual fue acompañada de una propuesta escénica de David Gaitán que ubicó a los jóvenes enamorados en un futuro no muy lejano, en el que nuevas disputas sociales tampoco les permitirán llevar adelante su relación.

Collage fue el título de la obra con la que participó el Taller Coreográfico de la UNAM, con la dirección artística de su titular, Diego Vázquez. Se trató de un extracto del repertorio de la compañía surgido en sus últimas dos temporadas, fragmentos de nueve piezas de reciente factura con improvisación musical en vivo de Andrés Solís.

Caleidoscopio mahleriano, dirigido por Sergio Bátiz Fernández con estudiantes y egresados del CUT, es una pieza que ofreció una manera distinta y hasta radical de escuchar la Sinfonía num. 9 de Gustav Mahler.

El festival es de manera destacada una apuesta por el futuro, expresada en el apoyo al talento joven y en formación. En este marco se presentó el espectáculo interdisciplinario Migraciones del ser, de la agrupación Ruidero XXI ensamble, exploración musical, gestual y corporal.

En el mismo tenor, bajo el nombre de Impulso Emerge se realizó una práctica experimental de escenificación operística en la que el docente venezolano Miguel Issa fungió como mentor para la preparación de jóvenes cantantes mexicanos provenientes de cuatro escuelas de música.

Trescientos ochenta artistas dieron vida al Festival Impulso Música Escena Verano UNAM 2019, evento de Cultura UNAM, en el que se presentaron obras “que no frecuentemente pueden verse y escucharse en el repertorio habitual en México”, como lo mencionó en la inauguración Juan Ayala, su director.

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