Nuevo telescopio robótico en San Pedro Mártir

Ha sido llamado Colibrí; es un proyecto de colaboración entre México y Francia

Diseño del edificio de Colibrí.
Diseño del edificio de Colibrí.

El Observatorio Astronómico Nacional de San Pedro Mártir (OAN- SPM), del Instituto de Astronomía (IA), instalará un nuevo telescopio capaz de detectar con rapidez la contraparte óptica e infrarroja de los destellos de rayos gamma, fenómenos explosivos en el universo, extremadamente energéticos, pero de muy corta duración.

Colibrí es un proyecto de colaboración entre México y Francia, en el que participan la Universidad Nacional, mediante el IA, y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt); por parte de Francia, la Universidad Aix Marseille, el Centro Nacional de la Investigación Científica y el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES).

Rapidez

Los Gamma Ray Burst (GRBs, destellos o estallidos de rayos gamma), son explosiones muy violentas y luminosas que han sido observadas en galaxias a miles de millones de años luz de distancia. Sus destellos duran de segundos a minutos, lo que dificulta mover los grandes telescopios en dirección a la zona donde tuvieron lugar, en la inmensidad de la bóveda celeste.

El telescopio robótico Colibrí tendrá la ventaja de moverse con rapidez hacia la región del cielo donde ocurra un GRB, una vez que reciba la alerta de la detección por un telescopio espacial, como el Monitor Espacial de Objetos Variables (SVOM, por sus siglas en inglés), que también es parte de la iniciativa.

Cuando SVOM descubra un destello de rayos gamma lanzará una alerta; desde ese momento, y hasta que reaccione Colibrí, pasará un minuto con 20 segundos, y ya estará apuntando a ese sitio del cielo con sus instrumentos de detección en el espectro visible, en el que el evento dura más tiempo.

Significado

La palabra colibrí tiene dos sentidos: uno, es el acrónimo de catching optical and infrared bright transients (detector óptico e infrarrojo de transientes brillantes; transiente es una señal o forma de onda que inicia en una amplitud cero).

El otro refiere a la pequeña ave, abundante en México, que agita sus alas a gran velocidad y es capaz de hacer giros muy rápidos en distancias cortas.

La inversión del proyecto astronómico asciende a tres millones de euros (68 millones de pesos), y la contribución de nuestro país dará acceso a la comunidad nacional a 50 por ciento del uso del telescopio, que recibirá su primera luz en 2020.

El investigador principal por parte de México es William Lee Alardín, del Instituto de Astronomía y experto en destellos de rayos gamma; Elena Jiménez Bailón y Alan Watson, también del IA, son los responsables de la infraestructura e instrumentación que aporta México, respectivamente.

La colocación de la primera piedra de la construcción donde se instalará Colibrí tuvo lugar en días pasados en la cima de la Sierra de San Pedro Mártir, Baja California, en donde se ubica el OANSPM. Estuvieron William Lee Alardín, también coordinador de la Investigación Científica de la UNAM; Jesús González González, director del Instituto de Astronomía; Julia Tagüeña, directora adjunta de Desarrollo Científico del Conacyt; Stephane Basa, investigador principal del proyecto; Guy Perrín, director para la Investigación Científica de Francia; Phillipe Marchal, del CNES.

Además, Jean-Joinville Vacher, agregado de Cooperación Científica de la embajada de Francia; Thelma Castañeda, secretaria de Protección al Ambiente de Baja California; David Gutiérrez Carbonell, director de Proyectos Especiales de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas; Alfonso Blancafort, delegado en Baja California de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, y la diputada Eloísa Talavera Hernández.

Contará con un espejo primario de 1.3 metros de diámetro, equipado con dos cámaras, una para detectar en infrarrojo y otra en visible, ambas construidas entre México y Francia. Este tipo de instrumentos ofrecen la capacidad de observar objetos cuya emisión de luz es muy variable, la contraparte de los GRBs (destellos o estallidos de rayos gamma), como supernovas o núcleos galácticos activos.

El detector infrarrojo tiene la ventaja de observar objetos más viejos, por lo mismo muy lejanos, como estallidos de rayos gamma originados en etapas muy tempranas del universo, cuando se estaban formando las galaxias. El telescopio robótico podrá reaccionar con velocidad a alertas de ondas gravitacionales y neutrinos.

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