Palabras de bienvenida del Dr. Ignacio Chávez al General de Gaulle

Excmo. Señor Presidente
Distinguidos huéspedes
Señores miembros de la Comunidad Universitaria:

La Universidad Nacional de México saluda, por mi voz, al Presidente de la República Francesa, S.E. el General Charles de Gaulle y le expresa su satisfacción más viva por el honor de su visita.

La Universidad lo recibe con júbilo, recordando que Francia es el país con el que México ha tenido, tradicionalmente, la más honda vinculación cultural y científica. Pero no sólo mira en él al Jefe del Estado, sino también al hombre que resume, en su vida y en su obra, las virtudes que hicieron grande la nación francesa.

A lo largo de un cuarto de siglo, el General de Gaulle ha llenado con su nombre la historia de Francia. El fue un día el espíritu de la rebelión, cuando rebelión significó heroísmo y resistencia a la barbarie nazi. El fue un día el artesano de la liberación, cuando Francia, airada, supo cambiar en victoria su derrota. La historia dirá un día –lo ha escrito ya– que de fortaleza y patriotismo se fraguó el estadista que devolvió a su país el aliento de grandeza con que había caminado siempre por la historia. Y que fue él, quien tuvo visión y la audacia, rompiendo tradiciones, de desbaratar el Imperio francés y de convertir las Colonias en países libres. Y para completar su figura polifacética de hombre universal de otro siglo, señalará que de su pluma salieron páginas inmortales. El, que había vivido para hacer la historia, también supo escribirla, serena y a la vez vibrante, vaciada en la prosa más tersa. El estilo y la entraña han hecho de su “Memorias” una de las grandes obras clásicas de nuestro tiempo.

Tal es el hombre superior que nos visita. Con él llega un viento de Francia, la patria espiritual de la cultura, y uno como mensaje de la Universidad de París, nuestra vieja hermana y maestra. La Universidad de México, la más antigua de América, reconoce que ella ha sido para nosotros, como para todo el mundo, fuente de inspiración, y proclama orgullosamente la honda similitud que hay entre ambas. Es que nuestras dos Universidades han hincado su raíces en la misma tradición latina; las dos cultivan, como su amor más hondo, el de los altos valores del espíritu, y las dos profesan el santo amor de la libertad.

Excmo. Señor Presidente: en ocasión de vuestra visita, que agradecemos vivamente, queremos darnos dos grandes satisfacciones. Es la una, la ofreceros la medalla de nuestra Universidad, fundida con vuestro nombre, como un homenaje solidario a Francia y a vos mismo. Es la otra, la de enviar por vuestro conducto, en este pergamino que os entrego, un mensaje de solidaridad y simpatía a la Universidad de París, mensaje donde se refleja nuestra admiración a su espíritu creador en el ámbito universal de la cultura.

Sed bienvenido a esta Casa de Estudios.

México, D. F., a 18 de marzo de 1964.
Dr. Ignacio Chávez
RECTOR

Leer en nota original en Gaceta Histórica

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