Efecto del impacto del meteorito

Partículas de roca se comportaron como fluidos en Chicxulub

Liberó tanta energía como varios millones de bombas atómicas; en unos segundos de duración el súbito golpe ocasionó ondas de choque y desplazamiento del material cortical

El impacto de un meteorito en Chicxulub, Yucatán, hace 66 millones de años, no causó únicamente la extinción de 76 por ciento de las especies terrestres, entre ellas los dinosaurios; también ocasionó que partículas de rocas muy duras se comportaran como fluidos, reportan los más recientes resultados sobre ese hallazgo, publicados en la revista Nature en octubre pasado.

El evento liberó tanta energía como varios millones de bombas atómicas; en unos segundos de duración, el súbito golpe del meteorito ocasionó ondas de choque, vibraciones que fragmentaron pequeñísimas partículas de roca y propiciaron su proceso de fluidización, aclaró Ligia Pérez Cruz, investigadora del Instituto de Geofísica (IGf) e integrante del grupo internacional que estudia ese acontecimiento desde hace varios años.

“Nuestra propuesta es la fluidización, que es el comportamiento de las partículas como si fueran un fluido. A la hora del impacto hubo una fragmentación de las partículas de rocas en otras muy pequeñas. Debido a la onda de choque que se generó, se produjeron grandes vibraciones que hicieron que las partículas pequeñitas se comportaran como si fueran un fluido. Esto explica cómo fue posible que en algunos segundos pudiera desplazarse tanta cantidad de material cortical”, detalló.

Q Características geofísicas de la estructura de impacto de Chicxulub (anomalías de gravedad de Bouguer y sísmica). Se indica la localización de la perforación del pozo M0077A sobre el anillo de picos. Imagen: cortesía de Ligia Pérez Cruz.
Características geofísicas de la estructura de impacto de Chicxulub (anomalías de gravedad de Bouguer y sísmica). Se indica la localización de la perforación del pozo M0077A sobre el anillo de picos. Imagen: cortesía de Ligia Pérez Cruz.

Como arena en una bocina

Para explicar el fenómeno acústico, Pérez Cruz ejemplificó: “Es como cuando se ponen en una bocina unos granitos de arena, se aumenta el volumen y vibran, porque se está incrementando la frecuencia. Si se reduce vibrará menos. En Chicxulub hubo una onda de choque con una muy alta frecuencia, que generó la fluidización acústica”.

Llegar a ese resultado fue posible luego de extraer núcleos de roca en la parte marina del cráter, en una formación conocida como anillo de picos, semejante a una cadena montañosa. En este estudio se analizan las rocas corticales, que están de 700 a mil 300 metros de profundidad. “Son granito con este tipo de fisuras. Como tenemos una secuencia tan larga (una columna de 700 metros), se observa a nivel microscópico (con técnicas sofisticadas), para saber cómo se movieron estas grandes cantidades de materiales”, relató.

La propuesta de los científicos respecto a la fluidización debido a la acústica propiciada por la generación de la onda de choque ocurrió en las partículas más pequeñitas. “En ellas está la evidencia”, señaló Pérez Cruz.

Las pruebas de esta teoría son los minerales que están en las rocas a las que el grupo de investigación ha tenido acceso mediante excavaciones directas en el sitio. “Unos materiales tienen más dureza que otros. En la parte del impacto se ven las fracturas por ejemplo de los cuarzos, que son minerales muy duros”, comentó.

En minerales menos duros pueden verse las partículas más chiquitas y cómo el comportamiento fue tan rápido que pudo mover todo este material. “En menos de 10 segundos (los modelos hablan de cinco segundos) se hizo una excavación de 25 kilómetros”, precisó.

Estos modelos ya se habían sugerido antes para estudiar cráteres, pues se preguntaban cómo era posible que se distribuyera el material formando esta cadena montañosa conocida como anillo de picos.

“Tuvimos la oportunidad de perforar exactamente en el anillo de picos y tener la evidencia de estos más de 700 metros de material cortical. Son los resultados de la perforación marina que se hizo en 2016 a unos 30 kilómetros al noroeste de Progreso, Yucatán, y en donde se tomó el núcleo en el anillo de picos y que cubrió mil 400 metros de material que tenemos.”

En 2013, recordó la científica, cuando se hizo el estudio de magnetometría y geotecnia para conocer las condiciones del subsuelo, se hizo a bordo del buque Justo Sierra de la UNAM.

“Entonces se eligieron tres puntos susceptibles de ser perforados y se decidió por el anillo de picos”, finalizó.

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