Tercer concurso CanSat; 200 estudiantes en la final

Ponen en órbita 29 satélites enlatados

Es un proyecto completo; considera concepción, diseño, construcción, pruebas en tierra, vuelo y reporte científico

Transmiten datos de presión, temperatura, orientación y aceleración durante el trayecto de subida.
Transmiten datos de presión, temperatura, orientación y aceleración durante el trayecto de subida.

La estación terrena de esta misión fue el Complejo Deportivo Alfredo Harp Helú, al sur de la Ciudad Universitaria. 29 ingenios satelitales integrados dentro del tamaño aproximado de una lata de refresco. El tripulante: un huevo de gallina; la lanzadera espacial: un dron.

Es la etapa práctica del Tercer Concurso de Satélites Enlatados CanSat 2017-2018, organizado por la UNAM, mediante el Programa Espacial Universitario (PEU), en colaboración con otras instituciones como la Agencia Espacial Mexicana.

En esta edición del certamen, que se divide en siete etapas, se inscribieron 60 equipos con más de 300 estudiantes provenientes de la UNAM y del Instituto Politécnico Nacional. Trabajaron más de seis meses para que finalmente 200 llegaran a esta fase de lanzamiento para poner su prototipo en órbita.

Se trata de satélites enlatados (CanSat), construidos, diseñados y probados por alumnos de bachillerato (categoría Iyari) y licenciatura (categoría Miztli), con el objetivo de que ellos obtengan una experiencia práctica con tecnología espacial.

“Sin duda es un proyecto satelital completo: concepción, diseño, construcción, pruebas en tierra, vuelo y reporte científico. Sirve para entrenar a los estudiantes en la tecnología espacial, porque se utilizan antenas, computadoras de abordo, sensores de presión, de temperatura, velocidad. Todo eso tiene que funcionar, además de la transmisión de los datos. Por supuesto, la otra capacitación es la administración de un proyecto científico”, manifestó José Francisco Valdés, titular del PEU.

La misión

La misión consiste en que el CanSat transmita información de presión, temperatura, orientación y aceleración durante el trayecto de subida con el dron y durante la caída libre desde una altura de 135 metros. Con estos datos deberá ser calculada la velocidad en todo el recorrido y la altura máxima.

El satélite enlatado lleva en su interior un huevo de gallina, el cual debe sobrevivir el impacto de la caída. El CanSat tendrá que seguir su transmisión de información una vez que haya tocado tierra.

“Los más de 200 alumnos que se ubicaron en este evento es el premio mayor para nosotros. Tras la entrega de un reporte por escrito, en los próximos días, haremos público el nombre de los ganadores y triunfará aquel equipo que transmita más datos, que su tripulante (huevo) haya sobrevivido y que haya cumplido cabalmente con todas las especificaciones y requerimientos”, explicó Alejandro Farah, investigador del Instituto de Astronomía de la UNAM y jefe de Misión.

Los vencedores, quienes fueron evaluados por un jurado compuesto por sietes especialistas del área, acudirán a la CanSat Competition, en Texas, con la representatividad de la UNAM, para enfrentarse a otras escuadras universitarias del mundo.

Se incribieron 60 equipos con más de 300 alumnos. Fotos: Erik Hubbard.
Se incribieron 60 equipos con más de 300 alumnos. Fotos: Erik Hubbard.

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