Prevalece en México política de exterminio contra indígenas

En México, unos 15 millones de compatriotas pertenecen a comunidades indígenas –una presencia significativa en comparación con otros países de América Latina– y prácticamente desde el siglo XIX prevalece una política de exterminio contra esa población, pues es marginada de las actividades sociales, políticas y económicas centrales, afirmó Andrés Medina Hernández, académico del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA).

Con motivo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, que se celebró el 9 de agosto, el etnólogo dijo que “es una población activa y parte trascendente de la cultura, pero el racismo y las situaciones políticas no han permitido que se manifieste y forme parte importante de la sociedad nacional, como ha sucedido en Bolivia, donde Evo Morales y su grupo político indígena llegaron a la presidencia”.

Las comunidades indígenas del orbe, sostuvo, están formadas por cerca de 370 millones de personas, es decir, más de cinco por ciento de la población total, pero se encuentran entre las más desfavorecidas y vulnerables: representan 15 por ciento de los más pobres.

El experto agregó que en el país la tendencia discriminatoria ha tenido sus excepciones. “En el siglo pasado hubo una política indigenista a partir de la presidencia de Lázaro Cárdenas, que ayudó a su crecimiento. Hacia 1996, con los acuerdos de paz del zapatismo, se logró una mayor presencia, recuperaron su dignidad; no obstante, los acuerdos no fueron respetados, los pueblos indígenas en México todavía no tienen un reconocimiento a sus derechos que considere sus diferencias culturales. Es una deuda pendiente que se tiene como nación”.

Añadió que las comunidades nahua y otomí de Ciudad de México están consideradas en la nueva Constitución de la capital del país, pero no tienen todavía una consolidación política ni de sus derechos como pueblos originarios.

Migración y desplazamiento

Como resultado de la pérdida de sus tierras, territorios y recursos debido al desarrollo y otras presiones, muchos pueblos originarios migran a zonas urbanas en busca de una vida mejor, educación y empleo. También lo hacen a otras naciones para escapar de los conflictos, la persecución y los impactos del cambio climático.

A pesar de la idea generalizada de que viven sobre todo en territorios rurales, muchos habitan en ciudades. En América Latina, cerca de 40 por ciento de todos los pueblos indígenas residen en zonas urbanas, incluso en algunos países de la región la cifra alcanza 80 por ciento.

En la mayoría de los casos, quienes migran encuentran mejores oportunidades de empleo, pero se alejan de sus tierras y costumbres, además de enfrentar desafíos como la discriminación y la falta de acceso a servicios públicos.