Recital de poesía en lenguas indígenas en Las Islas

Homenaje a Miguel León-Portilla en tu’un savi, ñuu savi, mixe y kichwa

Foto: Fernando Velázquez.
Foto: Fernando Velázquez.

Una noticia acaparó la portada de Gaceta UNAM el 4 de marzo de 1957 en el número 133: La Creación del Seminario de Cultura Náhuatl, era la primera ocasión que la Universidad reportaba al historiador y lo hacía en la fachada de su órgano informativo. Cuatro mil 952 números después, el desenlace se notificó, “él ya no es, pero siempre estará”.

Y es que apenas han transcurrido 336 horas de su estancia en el Mictlán, y aquí nadie lo olvida. No hay mejor homenaje que el lenguaje. Como revelación y asombro para el Nuevo Mundo, el sabio que actualizaba nuestro pasado, sólo pausó su voz; esta vez no fueron los hombres barbados quienes manifestaron su profética partida, sino el incontenible transito del tiempo, sobre el cual él mismo forjaba como elemento de estudio. Ahora viene al campus en voz alta, a sanar un poco nuestros ojos de sal.

Es el Homenaje a Miguel León-Portilla. Recital de Poesía en Lenguas Indígenas, en Las Islas de Ciudad Universitaria, donde se elevó la palabra en tu’un savi, mixe, ñuu savi y kichwa ecuatoriano, evento convocado por el Programa Universitario de Estudios de la Diversidad Cultural y la Interculturalidad (PUIC), y la Dirección General de Atención a la Comunidad (DGACO), entre otras instituciones.

Ntuchinuu (Ojos): Nintakatuuñaa nuvaa ¿Sakunchuaku maa? (Es cierto, le pregunté ¿por qué lloras tanto má? / Kasha ña sicaso yuha inikó kuaku: yeenu kanara nchaa ´ka kuanu yuchaku. (Y ella me decía, así sin dejar de llorar: porque nosotras tenemos ríos adentro y a veces se nos salen, tus ríos aún no crecen, pero pronto lo harán).

Así, fue la intervención de Nadia López, poeta, pedagoga, egresada de la Facultad de Filosofía y Letras, Premio Nacional de la Juventud 2018, quien adaptó otro de sus poemas para Miguel León-Portilla, que también dio lectura en lengua tu’un savi.

“Juramos vernos en octubre/ cuando en la tierra brotara nuevamente ese olor a mojado/ cuando los árboles tuvieran ese rumor verde/ cuando la cruz de ceniza quedara seca/ pero la lluvia llegó más temprano/ y él se fue como se van las mariposas/ despacio y sin hacer ruido/ ya lo venía anunciando el corazón presuroso/ las noches de viento fuerte/ su imagen incesante y el murmullo de su voz que soplaba al oído/ en octubre el canto del pájaro es más triste que nunca”: Nadia López.

El investigador emérito de la UNAM serpenteó cual Quetzalcóatl la enfermedad, se alió al logos, su amor por México hizo secuencia paralela con la Universidad, como deidad obsequiada en celofán humano, encontró su amor del otro lado del Atlántico y fraguó lo que llamó la contraconquista, aunque ha vuelto al vientre de la madre tierra, los poetas lo evocaron fuerte desde el corazón de Ciudad Universitaria.

Sarawi Andrango es poeta kichwa y voló desde Quito, Ecuador, en la ruta del cóndor, el quetzal y el águila, para estar en este homenaje lingüístico y ejercer, dijo, su trabajo “para hacer florecer al ser humano. Salí de un campo de guerra, soy sobreviviente de un ultraje durante 12 días en mi país, nuestra filosofía es ‘un solo corazón, un solo pensamiento, una sola fuerza’, porque la poesía si no es para liberar, ¿para qué es?”.

Antes, intervino también Juventino Gutiérrez de Tlahuitoltepec, Oaxaca, poeta en lengua mixe, mención honorífica en dicho género literario en la edición 49 del certamen Punto de Partida. Evocó al sabio y a su padre, “al árbol de aguacate, con algunos años secos en sus ramas”.

El cierre estuvo a cargo del dueto Natsiká, integrado por Celerina Sánchez en la voz, con poesía ñuu savi, y de Víctor Gally en la armónica.

Ante Mireya Ímaz, titular de la DGACO, José del Val Blanco, director del PUIC, dijo en el homenaje, que “Don Miguel, fue el último gran sabio que tuvimos y aun en su lecho de muerte trabajó hasta el final, lo que representa una lección para todos. ¡Tiene que estar aquí entre nosotros permanentemente, porque él mismo subrayó que los pueblos indígenas vivos son lo más importante!”.

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