Primera y única mexicana

Rosalinda Guevara, en la Real Academia Nacional de Medicina

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Foto: Juan Antonio López.

Hace 54 años, Rosalinda Guevara Guzmán entró por primera vez a un laboratorio. En ese entonces aún era estudiante en la Facultad de Medicina (FM) y lo hizo para acreditar la materia de Fisiología. “Me gustó tanto estar ahí, que ya no pude salirme; desde el inicio me enamoré de la investigación”.

En reconocimiento a una vida dedicada a expandir los conocimientos de su disciplina, la Real Academia Nacional de Medicina (RANM) de España decidió incorporarla como académica correspondiente extranjera, convirtiéndola así en la primera y única mexicana en esa institución.

“Su ingreso se da en consideración a sus relevantes méritos científicos”, expuso en su momento Luis Pablo Rodríguez, secretario general de la RANM, en referencia a algunos de los resultados más significativos salidos del laboratorio de Guevara, como una prueba de olores para la detección temprana del Alzheimer o una opción terapéutica para tratar la epilepsia fármacorresistente.

Actualmente la universitaria ocupa la jefatura de la División de Investigación de la FM, y quienes trabajan con ella saben de su rutina diaria a fin de cumplir con sus labores administrativas sin descuidar la parte académica, pues en punto de las dos de la tarde cierra la puerta de su oficina para pasar lo que resta del día en su laboratorio. “Cualquier asunto, estoy allá”, suele decir a manera de despedida.

En la ceremonia de ingreso a la RANM, que tuvo lugar en Madrid, Guevara impartió la conferencia La Enseñanza de la Medicina en México, desde las Épocas Prehispánicas hasta Nuestros Días, en la que analizó cómo ha evolucionado en la nación este saber con el paso de los años, “y en esta evolución la investigación ha tenido un papel importante”.

El laboratorio, segundo hogar

A la pregunta de qué se necesita para ser investigador, Rosalinda Guevara responde que la voluntad de responder preguntas. “Y en medicina hay muchas, como ¿por qué ciertas personas desarrollan Alzhéimer y otras no?, ¿o por qué reemergen enfermedades que ya creíamos erradicadas, como la tuberculosis o el paludismo? El deseo de entender es el motor que nos mueve”.

Un mes antes de su ingreso a la RANM, la académica había recibido la presea Doctor Miguel Otero de Investigación Clínica, galardón cuya mera mención hace que Guevara realice un rápido diagnóstico sobre esta actividad en México.

“A decir verdad, no se hace en la cantidad debida. En la Facultad tenemos 300 investigadores y en el país hay casi 30 mil, repartidos en todas las áreas. Corea del Sur, una nación muy pequeña, tiene un número más alto; y Estados Unidos cuenta con alrededor de cinco millones.”

Sin embargo, añadió, “quienes nos dedicamos a esto buscamos siempre la manera de avanzar con nuestra labor, ya sea mediante colaboraciones con el extranjero o por otras vías. Yo sigo trabajando en males neurodegenerativos, Alzheimer o el papel de la restricción alimentaria en el modelo de epilepsia”.

En su caso, le ayuda tener puestos administrativos de alta responsabilidad. “No es fácil, la verdad me gustaría estar más tiempo en el laboratorio… pero todo es cuestión de conciliar.”

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