Wim Mertens seduce a la audiencia en la Sala Nezahualcóyotl

Despliegue de elementos originales y melódicos, repeticiones e insistencias que ganan en expresividad

El compositor belga y el clarinetista y saxofonista Dirk Descheemaeker. Foto: Barry Domínguez
El compositor belga y el clarinetista y saxofonista Dirk Descheemaeker. Foto: Barry Domínguez

El compositor belga Wim Mertens ofreció un concierto lleno de vida. A través de su música, el versátil pianista, compositor y contratenor que interpretó al lado del clarinetista y saxofonista Dirk Descheemaeker, envolvió a su audiencia en un clima de encantamiento.

En la Sala Nezahualcóyotl presentó Cran aux Oeufs, un tríptico de la música ficción que cuestiona las conexiones entre canción, poesía y verdad. Los asistentes al recital fueron testigos de un despliegue de elementos originales y melódicos, repeticiones e insistencias que ganan en expresividad, armonías y formulaciones rítmicas que quiebran el discurso musical, que a unos seduce y a otros desconcierta.

El tiempo

En sus obras desaparece la noción del tiempo y, con ella, la de la duración. Las diferentes piezas que se escucharon fueron en cierto modo una constelación, un conjunto de elementos libres y no un mapa rígido, como él mismo lo ha expresado en algún momento.

Su estilo roza el minimalismo, la música ambiental y el avantgarde. Son mundos que explora con gran acierto. El resultado: pulsos constantes, reiteración de frases musicales en pequeñas unidades como figuras y motivos, armonía consonante que dejó entrever sus grandes influencias: Philip Glass, Michael Nyman y Steve Reich.

Sus creaciones sugieren un mundo sonoro que abre nuevos y singulares registros que culminaron con una larga ovación por parte del público, tanto en la presentación de Wim Mertens Duo, como en la que ofreció el fin de semana con la OFUNAM, donde ofrecieron un programa con las piezas Joy of laughter, Cire perdue, Initial detachment, Sprachresten y Holes in habit.

Alterar parámetros

Mertens sabe perfectamente que la música debe unificar y escuchar a la audiencia. Está claro que a este musicólogo y creador le atrae alterar parámetros, y en esos caminos es que consigue desarrollar una voz propia.

Cuenta con más de 70 álbumes y sus aventuras incluyen composiciones para cine, teatro y danza. Struggle for pleasure fue escogida por Peter Greenaway para la banda sonora de El vientre del arquitecto, y Maximizing the audience la hizo expresamente para la obra de teatro The power of theatrical madness, de Jan Fabre.

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