Artículo publicado en la revista Scientific reports

2022, quinto año con la temperatura promedio más elevada desde 1880

También se registraron las emisiones de dióxido de carbono más altas de toda la historia

Foto: https://www.nasa.gov/subject/3127/climate/

De acuerdo con un estudio llevado a cabo recientemente por investigadores de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, 2022 ha sido, junto con 2015, el quinto año con la temperatura promedio más elevada desde 1880.

Aquí cabe añadir que, luego del lapso de inactividad mundial propiciado por la pandemia de Covid-19, 2022 también fue el año en que se registraron las emisiones de dióxido de carbono más altas de toda la historia.

“No hay duda: a partir de lo que se conoce como estudios de atribución del cambio climático se ha establecido que el aumento de la temperatura promedio registrada el año pasado se debió básicamente al crecimiento de las concentraciones de gases de efecto invernadero de origen antropogénico en la atmósfera terrestre”, afirma Francisco Estrada Porrúa, investigador del Departamento de Ciencias Atmosféricas del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático.

Sin embargo, en este tema también hay que tomar en cuenta otros fenómenos de variabilidad natural, como el denominado La Niña, el cual se asocia a temperaturas más frescas a nivel global.

“El episodio más reciente de La Niña en el océano Pacífico ya lleva tres años y, de alguna manera, ha ocultado un poco el aumento de la temperatura, pero en cuanto termine, lo que se espera que suceda después del primer trimestre del presente año, es muy probable que aquélla se eleve aún más”, apunta Estrada Porrúa.

Límite

Según las bases de datos disponibles, desde el comienzo de la Revolución Industrial (1750) hasta la fecha, la temperatura de la Tierra ha aumentado entre 1.1 y 1.3 grados Celsius.

El Acuerdo de París, firmado el 12 de diciembre de 2015 por más de 195 países, se propuso reducir sustancialmente las emisiones de gases de efecto invernadero para mantener el aumento de la temperatura global en este siglo por debajo de 2° C e incluso, de ser posible, por debajo de 1.5 °C.

Al respecto, el investigador comenta: “Queremos que el aumento de la temperatura se mantenga por debajo de 1.5 °C, pero si tomamos el rango más alto de lo que ha subido ésta en poco más de 270 años, es decir, 1.3 °C, estamos a dos décimas de alcanzar dicho límite. Y en los próximos cinco o 10 años lo podríamos rebasar, por lo menos en algún momento. Así pues, el calentamiento global que advertimos hoy en día es alarmante.”

En cuanto a la temperatura promedio de México, lo que se sabe es que ha aumentado más que la temperatura promedio global: alrededor de 1.7 °C, lo cual es mucho. “Ahora bien, en algunas zonas del norte del país, la tasa de aumento de la temperatura fue de hasta 6 °C por siglo y, en algunas del sur, hasta de 5 °C, mientras en el resto del territorio nacional fue de alrededor de 2 °C por siglo”, indica Estrada Porrúa.

Hace unas semanas, el investigador universitario y algunos de sus colegas publicaron un artículo en la revista Scientific reports, en el que analizaron el cambio en las probabilidades de ocurrencia de temperaturas muy altas y precipitaciones extremas durante el periodo observado.

“El análisis lo hicimos a nivel global, pero por lo que se refiere sólo a México, en muchas regiones, sobre todo del norte, la probabilidad de que se originen temperaturas muy altas se ha multiplicado hasta por cinco y la probabilidad de que ocurran precipitaciones extremas se ha multiplicado hasta por tres, en comparación con el periodo 1961-1990. Entonces estamos hablando de alteraciones muy drásticas en el clima y los eventos hidrometeorológicos, cuyas consecuencias podrían dejarse sentir con una enorme fuerza en la agricultura, la economía y la biodiversidad. De ahí la urgencia de disminuir, a nivel internacional, las emisiones de gases de efecto invernadero, ejecutar acciones de reducción de riesgos y de adaptación a este nuevo clima, y financiar más la ciencia, la cual nos puede dar herramientas para enfrentar este problema”, finaliza.

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