2023, el año más seco para México desde 1940

Emisión de gases de efecto invernadero, el problema.

Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM), los indicadores del cambio climático –emisiones de gases de efecto invernadero, aumento de la temperatura y del nivel del mar, acidificación de los océanos, disminución de la capa de hielo de la Antártida y derretimiento de los glaciares– se dispararon como nunca el año pasado.

“Y en lo que va de este año también estamos viendo algo extraordinario… La superficie del mar lleva más de un año con temperaturas muy por arriba de las que tenemos registradas. Y los que nos dedicamos al estudio del cambio climático llevamos 30 años diciendo que esto es lo que sucedería. No debería ser una gran sorpresa para nadie”, señala Francisco Estrada Porrúa, del Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM, y coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático.

Cabe resaltar que la principal causa del cambio climático es la ingente cantidad de gases de efecto invernadero que los humanos ponemos en la atmósfera. “Son responsables de que la temperatura del planeta haya aumentado, en promedio, de 1.1 a 1.2 grados Celsius con respecto al periodo preindustrial… Ahora bien, el año pasado, el fenómeno de El Niño se presentó con mucha fuerza –y lo seguirá haciendo–, lo cual contribuyó a que la temperatura se incrementara en 1.45 grados Celsius con respecto al periodo preindustrial, cosa que no se esperaba que sucediera hasta dentro de cinco años o más”.

Pero, “¡ojo!: esto no significa que aquélla haya aumentado, en promedio, 1.45 grados Celsius con respecto al periodo preindustrial, casi el límite establecido por el Acuerdo de París (1.5), sino que se incrementó temporalmente cerca de 1.45 grados Celsius. De cualquier modo, nos encontramos muy cerca de rebasar el mencionado límite en poco tiempo, con todo lo que ello supone: daños socioeconómicos, en la biodiversidad, etcétera”, explica Estrada Porrúa.

Retos

La humanidad enfrenta una infinidad de desafíos. No obstante, el cambio climático es uno de los más importantes, incluso es el que más trasciende.

“Lo que hace el cambio climático es que vuelve más difícil cada uno de esos retos. Por ejemplo, uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas es hambre cero. El cambio climático está poniéndonos innumerables obstáculos para conseguirlo. En México, el rendimiento de algunos cultivos en ciertos estados ya se ha reducido entre el 5 y 20 %, y a finales de siglo, el rendimiento de ésos y otros cultivos podría disminuir hasta el 80 %; de tal manera que la capacidad del país para producir sus propios alimentos se vería severamente mermada”, comenta el investigador.

Primera estimación en México

El año pasado, el Programa de Investigación en Cambio Climático y el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM publicaron el reporte Estado y perspectivas del cambio climático en México: un punto de partida, que incluye la primera estimación de cuál ha sido el promedio del calentamiento en nuestro país.

“Mientras el aumento de la temperatura en el planeta ha sido, en promedio, de 1.1 a 1.2 grados Celsius desde el periodo preindustrial, en México éste fue, en promedio, de 1.7 grados Celsius desde principios del siglo pasado; o sea, se ha incrementado más en nuestro territorio, el cual se está calentando a una tasa más rápida”, indica Estrada Porrúa.

Por lo demás, 2023 fue el año más seco para nuestro país desde, al menos, 1940; y el norte es la región donde está lloviendo cada vez menos.

Global y local

En todas las grandes ciudades del mundo se combinan dos factores para que los efectos del cambio climático sean aún más intensos: el calentamiento global, que es causado por las emisiones de gases de efecto invernadero, y el aumento de la temperatura local, ocasionado por la urbanización

“Cuando un paisaje natural es reemplazado por una ciudad, los materiales de ésta retienen y luego emiten más calor que los que había en aquél. Esto, por supuesto, desata localmente un desbalance en la energía y, por consiguiente, un cambio climático. Así, por ejemplo, Ciudad de México se ha calentado alrededor de 4 grados Celsius desde principios del siglo pasado; de ellos, alrededor de 3 se deben al fenómeno de la urbanización conocido como islas de calor.”

De acuerdo con Estrada Porrúa, gracias a los modelos desarrollados en la UNAM para pronosticar el impacto económico del cambio climático, ya se sabe que, a consecuencia de la dupla calentamiento global-calentamiento local, urbes como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey tendrán pérdidas por, al menos, 1,000 millones de dólares al año a partir de la presente década.

¿Cómo revertirlo?

¿Qué se puede hacer para revertir o, al menos, controlar, el cambio climático? El universitario responde: “La cuestión del cambio climático es uno de los denominados ‘problemas retorcidos’, cuya principal característica es que no tienen solución. Uno los puede hacer menos –o en su defecto más– severos, pero no remediar. Considerando esto, la primera medida por adoptar –y que se ha repetido hasta el cansancio– es reducir, en todo el planeta, las emisiones de gases de efecto invernadero, lo cual implica descarbonizar la economía”.

Pero en 2022, “las concentraciones de estos gases en la atmósfera fueron las más altas de la historia de la humanidad… En cuanto a México, en un estudio que hicimos y que está por publicarse, mis colegas y yo observamos que a partir de 2012 las emisiones de dióxido de carbono, el gas de efecto invernadero que más nos preocupa en relación con el cambio climático, empezaron a disminuir; pero, a partir de 2020, esta tendencia a la baja comenzó a revertirse y 2022 fue el año con las mayores emisiones de dióxido de carbono de la historia de México”, finalizó.

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