66 años de la Gaceta de la UNAM

El órgano informativo de la Universidad nació un 23 de agosto de 1954; ha publicado más de 5 mil 100 ediciones e impreso más de 65 millones de ejemplares. Tiene una gran y creciente presencia digital.

La Gaceta de la UNAM nació el 23 de agosto de 1954, gracias a la visión de Henrique Gonzalez Casanova y desde entonces detalla puntualmente la vida universitaria. Desde hace 66 años, se han realizado más de 5 mil 100 ediciones y se han impreso más de 65 millones de ejemplares.

En sus páginas se escribe sobre nuestros institutos, facultades y centros de investigación; campus en el interior de la república y las sedes de la UNAM en el mundo. El órgano informativo de la Universidad reporta los descubrimientos científicos, recorre museos, teatros, murales; da voz a estudiantes y académicos, reseña los logros de los atletas universitarios y los triunfos nacionales e internacionales de los alumnos, y también la presencia en la universidad de jefes de Estado, literatos científicos, filósofos, hombres y mujeres de ciencia y premios nobel. Gaceta UNAM también tiene una gran y creciente presencia digital y está preparada para los retos que le imponga la propia universidad.

Desde el 23 de julio de 2018 la Gaceta estrenó versión electrónica. El sitio ha explotado nuevos recursos multimedia que van mucho más allá del texto o video. Los especiales interactivos le dan otra visión sobre los temas de mayor relevancia, tanto para el público universitario como para el general.

El alcance tecnológico de la versión digital se conjunta con la calidad editorial de Gaceta UNAM; desde el 23 de julio de 2018 a la fecha, se han publicado cerca de 4 mil 900 notas, que corresponden tanto a la información de la versión impresa como a la de coyuntura y exclusivas que —por el formato, la extensión o la temporalidad— no se incluyen en la versión en papel, pero que mantienen el alto estándar y el cuidado en cada edición.

Su planeación y diseño se ajusta a los más altos patrones internacionales. Se realizó un estudio comparativo de las mejores prácticas y tendencias en sitios web adaptativos, no sólo de universidades sino de medios informativos y de alto tráfico, para lograr un diseño adecuado a las necesidades de la comunidad universitaria. Además, todos los contenidos pueden compartirse fácilmente por Facebook, Twitter y Whatsapp.

La historia del nacimiento

Una interrogante recorría el barrio universitario, ubicado en el centro de la Ciudad de México: ¿Cómo disponer de periódicos accesibles que comuniquen al público con exactitud y honestidad las tareas de la UNAM? Se requería, dijo Horacio Labastida, del Instituto de Investigaciones Jurídicas, una respuesta rápida e inteligente.

La respuesta se concretaría en 1954.

Ese año, el Barrio Universitario poco a poco comenzó a quedarse sin alumnos y maestros. El traslado de la UNAM a Ciudad Universitaria, empezó en rigor el 22 de marzo de 1954, cuando se entregaron oficialmente las nuevas instalaciones.

Mucho antes de que la comunicación fuera una moda, Nabor Carrillo y Efrén C. Del Pozo (secretario general de la UNAM) eran conscientes de la necesidad de crear canales adecuados de información y de retroalimentación. De ahí su interés en promover las actividades culturales como parte de la educación de los alumnos. De ahí también que para ellos fuera indispensable mejorar la comunicación entre los universitarios.

Había que informar con oportunidad, fomentar la publicidad universitaria sin que se convirtiera en propaganda para imponer puntos de vista de manera subrepticia. En suma, se trataba de fomentar la comunicación como fundamento de la comunidad. Sólo faltaba un medio ex profeso.

Entonces, dice Don H, como se conocía cariñosamente a Henrique González Casanova en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, se pensó en una carta universitaria para mantener informada a la comunidad de los sucesos más relevantes, de las resoluciones del Consejo Universitario y de las decisiones de las autoridades de la UNAM.

Así –por instrucción de Carrillo– Del Pozo discutió esa idea con Jaime García Terrés y Horacio Labastida, colaboradores cercanos del rector: ambos directores generales, uno de Difusión Cultural, el otro de Servicios. Pronto ese sueño de comunicación se convirtió en realidad. Se fundaría, bajo la dirección de Don H, la Gaceta Universitaria. El lunes 23 de agosto de 1954 se publicó su primer número.

Paternidad colectiva

“Gaceta –dijo Don H– es un término que se origina en el nombre de una moneda. También, creo, pasquín se desprende de Pasquini, nombre de una estatua italiana (Pasquino), en donde solían fijarse los libelos.

“Al órgano informativo de la UNAM le pusimos Gaceta un grupo de universitarios: Rubén Bonifaz Nuño, Pedro Rojas (coordinador de la Colección de Arte de la UNAM), Jaime García Terrés… Exactamente no recuerdo quién. Entonces no era muy común. Se trataba de distinguirla de otras publicaciones. Inclusive del boletín, pues en la Universidad se editaba uno (desde 1948) de Derecho Comparado con más de 300 páginas, tres veces al año.”

Pero, opinó el maestro Bonifaz Nuño, “la idea y realización son de Henrique, aunque él siempre lo va a negar, porque le gana la modestia”.

Sin embargo, aclaró Don H, “los primeros pasos los dio el licenciado Pedro Rojas. Muy pronto, como es natural, ese trabajo concreto se confió estrictamente, en lo personal, a mí, pues hacer un medio de esta naturaleza competía estrictamente a la entidad administrativa a mi cargo”.

Henrique González Casanova, primer editor de Gaceta, estaba a cargo de la oficina de prensa de la Universidad que, por acuerdo del rector Carrillo, en octubre de 1954 se transformó en dirección general.

En esa época, el joven abogado y poeta Rubén Bonifaz Nuño era el segundo responsable en la Dirección General de Información. “Entré como acompañante, como comparsa de Henrique. Duré poco tiempo como jefe de redacción, de 1954 a 1955. Mi función era que todo estuviera correctamente escrito. No había entonces una estructura como la de ahora. Eran tres o cuatro reporteros de noticias en toda la Universidad”.

De ellos sólo recuerda al poeta Horacio Espinosa Altamirano, quien estaba bajo sus órdenes. Colaboraría el también poeta Eduardo Lizalde.

Al principio, en la corrección de textos, oficio en el que era ducha, pues lo traía en el linaje, la señorita Paz ayudaba a Don H, quien suponía que Paz se llamaba, pero era su apellido, de gran tradición en la historia y las letras de México: era tía del poeta Octavio Paz.

Hacía años, desde 1936, que la lente de Raúl Estrada Discua documentaba la vida universitaria para la posteridad.

*Con Fragmentos de Los Pliegos de la Memoria, Fernando Guzmán Aguilar, exdirector de Gaceta UNAM.

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