Una oportunidad para replantear la estrategia de combate a las drogas

Podrían dirigir sus esfuerzos a recuperar la base social captada por el crimen organizado, en la que cientos de campesinos y productores han quedado prácticamente desamparados

Se tiene que apostar por aprovechar la crisis de la narcoagricultura.
Con el boom del fentanilo, que se sigue posicionado como una de las drogas sintéticas más poderosas y letales, ha disminuido significativamente la producción de heroína y marihuana en nuestro país, lo que abre una oportunidad inmejorable para que los gobiernos de México y Estados Unidos replanteen su estrategia de combate a las drogas y dirijan sus esfuerzos a recuperar la base social captada por el crimen organizado, en la que cientos de campesinos y productores han quedado prácticamente desamparados, afirmo José Luis Velasco Cruz, del Instituto de Investigaciones Sociales.

El experto comentó que los efectos devastadores del fentanilo, al que se le atribuyen más de 100 mil muertes por sobredosis en Estados Unidos, propició que el tema se convirtiera en un asunto de alta prioridad en la agenda de la Cumbre de Líderes de América del Norte, que tuvo lugar en Ciudad de México y en la que se acordó coordinar y redoblar esfuerzos para interrumpir el flujo de esta droga proveniente de México, canalizando más recursos y personal para investigar y dar seguimiento a las actividades de los grupos traficantes de drogas, especialmente del cartel de Sinaloa, que es el principal proveedor y distribuidor de droga en la región.

Consideró que como parte de los acuerdos bilaterales se debe apostar de igual forma por una estrategia más creativa y socialmente más audaz que permita aprovechar la crisis de la llamada narcoagricultura: “hay una oportunidad que hasta la fecha se ha desperdiciado porque se le podría quitar base social a las organizaciones de narcotraficantes, ya los campesinos no tienen grandes esperanzas de prosperar con la caída en la producción de marihuana y opio, tomando en cuenta que las dos grandes drogas que más se trafican en este momento son la cocaína y el fentanilo cuya producción no requiere de mucha gente”.

El investigador advirtió que de no aprovechar esa oportunidad dorada para recuperar a toda esa población que en su momento fue captada por los narcotraficantes, se corre el riesgo y ya en muchos lugares está pasando, de que esas personas que anteriormente ocupaban niveles bajos o intermedios en las organizaciones criminales diversifiquen sus actividades delictivas como bandas armadas, expoliando a la población por medio del secuestro y la extorsión, en lugar de integrarse a una actividad económica formal.

Velasco Cruz apuntó que en esta nueva etapa en las relaciones entre México y Estados Unidos, que hasta ahora se han manejado con relativa cordialidad, resulta fundamental intensificar la cooperación en el combate a las drogas, pero reforzando una política económica con enfoque social: “es importante brindarles mayores oportunidades a esas masas de campesinos, agricultores y comerciantes que se quedaron sin el empleo que les daba la heroína y la marihuana, y ofrecerles actividades económicas atractivas que puedan compensar los ingresos que dejaron de percibir”.

Reorientar la cooperación bilateral

Por otra parte, el investigador universitario enfatizó que la crisis en la relación entre Estados Unidos y China, así como todo lo relacionado con el desabasto de insumos en el ámbito mundial, también representa una clara oportunidad para reorientar la cooperación bilateral toda vez que hay un interés genuino de empresas norteamericanas y del gobierno por desarrollar la capacidad productiva de México y, con ello, avanzar en la sustitución de importaciones asiáticas. Lo que más le urge a nuestros vecinos del norte, comentó, es la producción de altísima tecnología, semiconductores, microchips, computadoras y todos los insumos de última generación.

En ese sentido, subrayó que para que nuestro país pueda insertarse de manera exitosa en esa cadena productiva que le urge impulsar a Estados Unidos, la clave está en invertir mucho más recursos en educación de alta calidad, pues el principal valor económico ya no es la tierra, ni las instalaciones de una planta o una fábrica, sino la generación de conocimiento.

“Es relevante intensificar la cooperación, pero en particular invertir en educación como un algo crucial, pues con ello tendremos la oportunidad de mejorar la calidad de la mano de obra mexicana, la producción científica, la ingeniería, etcétera. Es un tema decisivo que además nos puede dar la oportunidad para quitarle la base social, no sólo al narcotráfico o a los productores del fentanilo, sino en general a todas las actividades ilícitas”.

Por último, dijo que en ese contexto las universidades, además de orientar a la juventud y a toda la sociedad sobre la nueva recomposición del mercado de las drogas sintéticas y su peligrosidad, tienen la obligación de acelerar el paso de los procesos hacia una educación de mayor calidad, en particular las áreas de las ciencias básicas, nuevas tecnologías, matemáticas y computación, entre otras, que serán las carreras de mayor demanda en el futuro inmediato.

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