En la ocurrencia de Covid-19 impactaron determinantes sociales de la salud

Cuestiones como el nivel educativo, edad, tamaño de la localidad donde se vive y padecer co-morbilidades influyeron en los casos más graves.

Factores más allá de los estrictamente médicos afectaron la ocurrencia de la pandemia por COVID-19 entre la población mexicana. Esta enfermedad evidenció desigualdades sociales, carencias económicas y una profunda desinformación respecto a temas sanitarios que ya ocurrían antes de ella, como la creciente y peligrosa resistencia antimicrobiana que ocurre a nivel mundial, coincidieron dos especialistas de la UNAM.

Una médica y una economista analizaron desde sus puntos de vista los “Retos y desafíos de la era post-COVID” en el Seminario de la Unidad de Economía de la Salud del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.

Ante Armando Sánchez Vargas, director del IIEc y quien fungió como moderador, la economista Yedith Betzabé Guillén Fernández, investigadora de la entidad, explicó que en la ocurrencia de COVID-19 en México causaron impacto los determinantes sociales de la salud, tales como el nivel educativo, el tamaño de la localidad donde se vive, la edad y padecer co-morbilidades, factores que influyeron especialmente en los casos más graves.

En el auditorio Ricardo Torres Gaitán del IIEc, la especialista explicó que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los determinantes sociales de la salud son el conjunto de circunstancias que se presentan durante la vida como diferencias individuales y colectivas que influyen en el estado de salud de las personas o que aumentan la vulnerabilidad hacia las enfermedades de distintos grupos poblacionales.

De acuerdo con un estudio económico realizado con un modelo de ecuaciones estructurales llamado Análisis de Clases Latente, Guillén Fernández encontró que fueron relevantes en casos de gravedad variables sociales como sexo, edad, tamaño de la localidad en que se vive, nivel educativo, nivel de ingreso, medidas de sanidad (como contar con agua y jabón), calidad de la vivienda, material del techo, uso de combustibles, acceso a salud y seguridad, acceso a alimentación, servicios de vivienda (como agua y drenaje) y asistencia al trabajo en contingencias.

En lo médico, dijo que fueron determinantes de salud co-morbilidades como tabaco, alcohol, triglicéridos altos, glucosa alta, vida sedentaria y limitado acceso al deporte.

De acuerdo con su modelo, la prevalencia de gravedad por COVID-19 se estimó en 29.7 por ciento, mientras que los casos graves y moderados tuvieron una prevalencia en el 70.3 por ciento en una muestra de estudio.

La economista concluyó que las políticas públicas deben orientarse a disminuir y erradicar las inequidades en el ámbito del acceso a los servicios de atención sanitaria (prevención, vacunación y disponibilidad de consultorios), así como a erradicar la pobreza extrema, ya que esta incluye carencia alimentaria y niveles educativos bajos.

Al hacer uso de la palabra, Yolanda López Vidal, profesora de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, se refirió al Consorcio multidisciplinario de epidemiología para la vigilancia, contención y concientización sobre la resistencia microbiana.

Dijo que esta iniciativa tiene tres grandes líneas de acción, acordes con los Objetivos del Desarrollo Sostenible: la vigilancia epidemiológica, la divulgación y educación, así como las nuevas alternativas y métodos de diagnóstico.

De acuerdo con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la resistencia a los antimicrobianos pone en peligro la eficacia de la prevención y el tratamiento de una serie cada vez mayor de infecciones por virus, bacterias, hongos y parásitos.

En su página electrónica, señala que esta resistencia (conocida como RAM) se produce cuando los microorganismos (bacterias, hongos, virus y parásitos) sufren cambios al verse expuestos a los antimicrobianos (antibióticos, antifúngicos, antivíricos, antipalúdicos o antihelmínticos, por ejemplo). Los microorganismos resistentes a la mayoría de los antimicrobianos se conocen como ultrarresistentes.

Como resultado, los medicamentos se vuelven ineficaces y las infecciones persisten en el organismo, lo que incrementa el riesgo de propagación a otras personas. Sostiene que la resistencia a los antimicrobianos supone una amenaza cada vez mayor para la salud pública mundial y requiere medidas por parte de todos los sectores del gobierno y la sociedad.

Para lograr combatir este problema de escala mundial, López Vidal comentó que se requiere una vigilancia epidemiológica multinivel, que en el caso de México tiene una cobertura nacional del 72 por ciento, resultado de analizar diversas procedencias: muestras intrahospitalarias, muestras de origen veterinario, muestras de aguas residuales y de monitoreo de antibióticos.

En este consocio participan diversas entidades de la UNAM, del CONAHCYT y otras universidades del país, secretarías de estado y organismos del sector salud nacional, además de cámaras farmacéuticas y fundaciones del sector.

López Vidal recomendó que, como red, se trabaje para elevar las tasas de sobrevivencia, reducir el tiempo de estancia hospitalaria y los costos, aumentar el desarrollo infantil, disminuir las enfermedades crónico-degenerativas, elevar la conciencia sobre las infecciones intratables y el uso responsable de los antimicrobianos, aumentar la productividad agrícola y reducir la mitigación de las tasas de resistencia.

También podría gustarte