A 85 años de la muerte de Carlos Gardel

El intérprete por antonomasia del tango, género musical que sigue cautivando, era idolatrado por su público

El avión trimotor Ford de la empresa SACO que llevaría a Carlos Gardel a Cali, Colombia, aterrizó en el aeródromo “Las Playas”, de Medellín, para que el propietario de dicha empresa, Ernesto Samper Mendoza, se hiciera cargo del timón. Era el 24 de junio de 1935.

Casi tres meses antes, el 28 de marzo, Gardel –acompañado por su letrista Alfredo Le Pera, sus guitarristas Guillermo Barbieri, José María Aguilar y Ángel Domingo Riverol, su secretario José Corpas Moreno y su profesor de inglés José Plaja– había salido de Nueva York en el yate “Coamo” para dar inicio a una gira que le permitiría cantar en Puerto Rico, Venezuela, Curazao, Aruba, Colombia, Panamá, Cuba y México.

El 1 de abril, el Jilguero de las Pampas arribó a Puerto Rico, donde más de 40 mil fanáticos lo estaban esperando. Ahí debía permanecer una semana, pero el entusiasmo que despertó fue tal que tuvo que alargar dos semanas más su estancia en esa isla. Además de presentarse en San Juan, lo hizo en las ciudades de Yauco, Manatí, Río Piedras, Cayey, Guayama, Cataño y Arecibo.

El 25 de abril, otra multitud enloquecida, compuesta en su mayoría por mujeres adolescentes, lo esperaba en los muelles de La Guaria, Venezuela. De ahí fue trasladado en tren hasta Caracas, donde actuó en los teatros Principal y Rialto, en el Hotel Majestic y en la Radio de Caracas. También se presentó en las ciudades de Valencia, Cabimas y Maracaibo.

El 23 de mayo llegó a Curazao, donde cantó cinco noches; y el 28 de mayo, a Aruba, donde sus admiradores lo pasearon en andas por la capital.

Y, a partir del 2 de junio, día en que desembarcó en suelo colombiano, cautivo con su voz y su porte al público de Barranquilla, Cartagena, Medellín y Bogotá.

El 23 de junio, Gardel –quien habría nacido en Toulusse, Francia, el 11 de diciembre de 1890, según una teoría; o en Tacuarembó, Uruguay, también el 11 de diciembre pero de 1897, según otra– fue a la radiodifusora La voz de Víctor y maravilló, con su interpretación de los tangos “Cuesta abajo”, “Insomnio”, “El carretero”, “No te engañes, corazón” y “Tomo y obligo”, entre otros, tanto al público presente en el estudio como a todos aquellos que lo escuchaban por medio de las ondas hertzianas.

Hacia el final de la emisión, Gardel tomó el micrófono y dijo: “Antes de cantar mi última canción, quiero decir que he sentido grandes emociones en Colombia. Gracias por tanta amabilidad. Encuentro en las sonrisas de los niños, las miradas de las mujeres y la bondad de los colombianos un cariñoso afecto para mí. Me voy con la impresión de quedarme dentro del corazón de los bogotanos. Voy a ver a mi vieja, pronto. No sé si volveré, porque el hombre propone y Dios dispone. Pero es tal el encanto de esta tierra que me recibió y me despide como si fuera su hijo propio, que no puedo decirles adiós, sino hasta siempre.”

El trimotor Ford se puso en posición de despegue y aceleró; sin embargo, por una causa que hasta la fecha no ha sido esclarecida, se desvió de su camino y se impactó contra otro avión de la empresa alemana SCATA que esperaba su turno para alzar el vuelo. De inmediato, ambas aeronaves se vieron envueltas por las llamas.

Como consecuencia de este accidente, Gardel, junto con otras 16 personas, murieron, incluidos los siete tripulantes del otro avión. Sólo se salvaron su guitarrista José María Aguilar, su profesor de inglés José Plaja y un funcionario de la empresa SACO.

Gardel, quien desde muy niño vivió en Argentina y adoptó la nacionalidad de ese país en 1923, fue enterrado en Medellín, pero, gracias a las gestiones de Armando Delfino, su albacea, sus restos fueron repatriados a Argentina en 1936; hoy en día descansan en el Cementerio de la Chacarita, en Buenos Aires.

A pesar de todo, el Mudo, como también lo llamaban, cada día canta mejor…

También podría gustarte