¿A qué suenan las aves?

Escucha sus sonidos en la Biblioteca de Sonidos de Aves que se ubica en el Museo de Zoología de la Facultad de Ciencias

Wu-ú, Wu-ú… es la voz de la coquita. Can-can-can… la del perico atolero. Huic-huic, cuiquí-ru, quí-ru, quí-ru… el canto del periquito señorita.

Yap-yap-yap… el llamado de la cotorra guayabera. Kyeik-kyeik-kyeik… el de la cotorra cucha y Chur, chuiii, chuí-o… el del cenzontle tropical

Son voces de pájaros cantores, aves parlanchinas, así como llamados de especies de coloridos plumajes que habitan en México, según la Guía de aves canoras y de ornato, del Instituto Nacional de Ecología.

Geografía de vocalizaciones

La UNAM cuenta con una Biblioteca de Sonidos de Aves que se ubica en el Museo de Zoología de la Facultad de Ciencias. Acervo en constante crecimiento que representa la variación geográfica de las vocalizaciones y otros sonidos emitidos por las aves mexicanas.

Actualmente resguarda más de seis mil grabaciones de voces de unas 380 especies de diferentes localidades del país, dice el maestro Marco Ortiz, ornitólogo de la Facultad de Ciencias.

Esta biblioteca se inició con las voces de Chlorospingus ophthalmicus y otras especies de montaña del centro de México que grabó el ornitólogo José Roberto Sosa a principios de la década del 2000.

Utilidad muy amplia

La Biblioteca de Sonidos de Aves permitirá estimar con mayor exactitud su biodiversidad, las áreas de mayor distribución y las regiones de endemismo en México.

Para Marco Ortiz, quien trabaja en este proyecto desde 2006, “su utilidad es muy amplia”. Por ejemplo, saber de la presencia de taxones en algunas áreas en determinado tiempo, con un mejor muestreo permite estimar que especies estaban ahí y cuáles no, y cómo ha cambiado la diversidad en la zona.

Estas grabaciones, con el paso del tiempo (del 2000 al 2020, o al 2030 o al 2050), permitirán análisis comparativos para determinar cómo han cambiado o evolucionado los cantos de tales o cuales especies.

Como no es la “única biblioteca acústica” en el país y cuenta además con sonidos de aves de otros países y continentes, se les facilitan grabaciones a investigadores o estudiantes que quieren conocer como cantan las aves de un sitio en particular.

Para el adiestramiento de nuevos ornitólogos es fundamental. Tener muestras representativas de los cantos y llamados de las aves, ayuda a identificar “que especies son, cuáles habitan en un tipo de vegetación o en cierta región”.

Mucho por hacer

A nuestra Biblioteca de Sonidos de Aves le “falta mucho de representación”. De unas mil 150 especies de aves que viven en México, “solo de unas 380 se tienen grabaciones que en total suman más o menos seis mil grabaciones”.

Faltan, sobre todo, sonidos de aves acuáticas. Los últimos proyectos han sido sobre especies de montaña, bosques mesófilos, de pinos y encinos, así como de tierras bajas, como selvas secas y algunas partes de la península de Yucatán.

En su página web no están todas las grabaciones disponibles, “por cuestión de logística” y porque “el espacio que ocupa el servidor es bastante”. El acceso a la biblioteca es libre.

Para su consulta en el Museo de Zoología de la Facultad de Ciencias y la atención de solicitudes de grabaciones “no tenemos ninguna restricción”.

El maestro Alejandro Gordillo es el responsable de la digitalización de la Biblioteca de Sonidos de Aves. Alrededor de mil 400 cortes se realizaron con financiamiento de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (CONABIO).

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