A tiempo, para evacuaciones seguras por Covid-19 en temporada de huracanes

Se deben considerar los atlas de riesgo estatales para el montaje de hospitales provisionales en zonas a salvo de inundaciones

En el 2020 en toda la cuenca del Océano Atlántico (que abarca desde las costas de África hasta el Golfo de México) podrían presentarse cuatro y seis ciclones tropicales más que en años pasados.

Mientras que la Universidad Estatal de Colorado (CSU, por sus siglas en inglés), de Estados Unidos, pronostica 16 ciclones tropicales para este año (superando el promedio anual de 12) en toda la cuenca del Atlántico; la empresa Accuweather prevé entre 14 y 18 huracanes.

A Christian Domínguez Sarmiento, doctora en Ciencias de la Tierra, le preocupa que la temporada de ciclones tropicales, que en el Atlántico empieza el 1 de junio y en el Pacífico comienza el 15 de mayo, ocurra en plena pandemia del Covid-19, ya que podrían existir un repunte de contagios en junio.

El Golfo de México –explica– está más caliente que en años pasados, por lo que “cualquier disturbio atmosférico” que pase por el golfo podría convertirse en ciclón tropical. Además, de acuerdo con la historia, se sabe que las pandemias pueden presentar varias olas de contagios; es decir, cuando se piensa que disminuyeron, puede volver a existir un repunte en el número de casos, como sucedió con la influenza española de 1918-1920, y este repunte podría ocasionarse dos meses después de que se suavice la primera curva de contagios.

Le preocupa también a la investigadora del CCA-UNAM que ante la amenaza de que haya vientos huracanados e intensas lluvias que afecten a los estados costeros, por ejemplo Veracruz, Tamaulipas, Tabasco, Yucatán, Quintana Roo, Oaxaca, Guerrero, Jalisco, Sinaloa, entre otros, no haya un plan estratégico para efectuar las evacuaciones de pacientes infectados por el Covid-19, en particular de los intubados.

Mientras otros países ya se han reunido para hacer un frente común a la pandemia y a la inminente temporada de ciclones tropicales, en México no se tiene noticia de que exista un plan estratégico ante los efectos de estos fenómenos hidrometeorológicos extremos, considerando la existencia de la pandemia.

Uno de esos países que han empezado a elaborar medidas de prevención ante el paso de ciclones tropicales es Tailandia, que tiene apenas 2,816 infectados con una tasa de 42.5 casos por millón de habitantes, mientras que México tiene 9,501 infectados, con una tasa de 75 casos por millón de habitantes (datos del 21 de abril).

“Con 42 fallecimientos hasta ayer, lunes 21 de abril”, en ese país ya se empezaron a organizar con otras naciones, reitera la investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera.

“Carecemos de un plan de acción completamente definido, porque es la primera vez que nos enfrentamos a una pandemia de esta magnitud en la época actual”. La última de ese calado fue la influenza española.

Sin embargo, considera que aún tenemos “una ventana de oportunidad” para que el país se prepare, pues hasta mediados de mayo inicia la temporada ciclónica en el Pacífico y a principios de junio en el Atlántico, en caso de que algún ciclón tropical afecte a los estados costeros. De acuerdo con registros anteriores de 30 años atrás, las trayectorias de los ciclones tropicales que se formaron en junio han impactado los estados del norte del país, como Nuevo León y Tamaulipas. En estos estados, donde hay casos de coronavirus, se debería diseñar un plan de respuesta que permita sortear adecuadamente los efectos de un ciclón tropical en estos meses.

Lo ideal sería armar hospitales temporales en lugares estratégicos que previamente estén identificados como zonas de bajo riesgo de inundación. Lo anterior es con el objetivo de gestionar oportunamente los riesgos que se puedan presentar cuando exista un ciclón en el país.

México y sus estados deben utilizar para ese fin los atlas de riesgo, que contienen los riesgos que ocasiona el paso de fenómenos hidrometeorológicos en diferentes regiones del país. Los atlas de riesgo identifican, por ejemplo, las localidades y municipios que sufren más inundaciones.

Con base en esos atlas de riesgo, que por mandato deben tener cada estado, se tendrían que instalar hospitales temporales en las zonas más seguras. Sin embargo, no se sabe si los nosocomios que se han instalado en algunos estados consideraron esta “información valiosísima”. En la ciudad de Xalapa, Veracruz, por ejemplo, dispusieron que un gimnasio fungiría como un hospital temporal para pacientes con Covid-19.

“Quién sabe si los tomadores de decisiones que determinaron dónde se instalarían los hospitales temporales, tuvieron conocimiento de que se tienen estos atlas de riesgo”. Se debió y se debe considerar la invaluable información que contienen para determinar cuáles lugares son más seguros, insiste la investigadora universitaria.

A la CDMX difícilmente la afectará un ciclón tropical, pero las granizadas, las intensas lluvias y subsecuentes inundaciones o algo peor como un sismo si podrían afectarnos. Ante esto, habría que preguntarnos si contamos con una plan individual/familiar y si sabemos cómo actuar ante una emergencia en tiempos de la pandemia del COVID-19.

Es abril y todavía estamos a tiempo de planificar, reitera la doctora Domínguez Sarmiento, para identificar zonas seguras para la evacuación, en caso de que se presente una emergencia originada por algún fenómeno, ya sea hidrometeorológico o sísmico.

Finalmente dice que para que seamos una sociedad que sepa gestionar riesgos, debemos involucrarnos todos, toda la población debe estar informada y consciente de los fenómenos a los que se puede enfrentar dependiendo de su ubicación, por ejemplo: ciclones tropicales, granizadas, lluvias intensas, sismos y sequías.

Ojalá que si un ciclón tropical poderoso impacta en algún estado del país, estemos preparados. Ese es “un reto mayor”, porque hasta ahora ha existido una mala comunicación y coordinación entre los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal. Parece que “nos falta un largo camino por recorrer para gestionar adecuadamente los riesgos hidrometeorológicos y para enfrentar emergencias a nivel nacional”.

Parece también que la percepción de los riesgos sanitarios en la sociedad mexicana tampoco es buena. Según encuesta de Mitofsky, la mitad de la población mexicana está consciente de que el virus existe y puede ser letal. La otra mitad es escéptica, quizá porque no conoce a alguien cercano que se haya infectado o porque cree que no les va a pasar nada “si dios no lo quiere”.

Esta mitad de población incrédula es la más vulnerable, porque no sigue las indicaciones esenciales de las autoridades de salud, ya que no guardan la sana distancia, no usan cubre bocas, no se quedan en casa (pudiendo hacerlo) y se juntan en multitudes organizando fiestas como sucedió en Ecatepec el 11 de abril. Esta población es la que más está en riesgo de infectarse.

Por eso la doctora Christian Domínguez Sarmiento invita a que toda la población en general, los habitantes y los tomadores de decisiones, estén más conscientes de participar y formar parte de los planes de salud y de protección civil para enfrentar la pandemia en esta temporada de vientos huracanados.

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