Abejas, especie fundamental en el equilibrio del medio ambiente

Desde hace dos décadas se puso en evidencia su afectación, en particular de las melíferas: Ismael Hinojosa, del IB

Un tercio de la producción mundial de alimentos depende de ellas.

Más que productoras de miel, las abejas son un eslabón importante en los ecosistemas, forman parte de la biodiversidad de la que dependemos para sobrevivir; pero el consumismo humano las impacta aun cuando son consideradas entre las principales especies relacionadas con el equilibrio del medio ambiente, apunta Ismael Hinojosa Díaz, investigador del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

El especialista en entomología considera que son un grupo amplio y diverso que, probablemente, constituye el más significativo de los polinizadores de plantas con flores, incluidos gran parte de cultivos, frutas y semillas de consumo humano.

De acuerdo con expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, un tercio de la producción mundial de alimentos depende de ellas.

En este contexto, el académico comenta que varios grupos de animales participan como polinizadores, por ejemplo avispas, moscas, escarabajos, mariposas, colibríes y murciélagos; sin embargo, las abejas son un conjunto amplio y esencial en ese proceso ecológico.

En el mundo existen 20,000 especies conocidas. En México hay 10 % de ellas –es decir 2,000–, aunque también están otras que no viven en colmenas, ni producen miel, pero su papel es vital como polinizadoras de cultivos, plantas nativas, bosques y zonas de vegetación natural, incluso de parques. Sin estos insectos la reproducción de muchas de esas áreas se vería amenazada, subraya el experto en entrevista con motivo del Día Mundial de las Abejas, que se conmemoró el 20 de mayo.

Hinojosa Díaz precisa que son vitales para los cultivos, su polinización incrementa el rendimiento y mejora la calidad de la fruta, por ejemplo, de modo que su desaparición supondría gran pérdida para la diversidad y calidad alimentaria.

El cambio climático, producto de la actividad antropogénica que altera los hábitats naturales, ha provocado el decremento de numerosos grupos en el planeta, entre ellos las abejas, acota.

Asimismo, agrega, desde hace dos décadas se puso en evidencia su afectación, en particular de las abejas melíferas, que son las que aparecen como estandarte en la concepción de abeja y que sin embargo constituyen una sola especie, la más explotada.

También están bajo amenaza y desapareciendo localmente en varias partes del mundo por factores relacionados con el calentamiento global, que a su vez tiene que ver con una cascada de efectos provocados por las alteraciones humanas y que significan la pérdida de hábitats y suelos (por actividades agrícolas y ganaderas), así como de zonas boscosas, entre otros, refiere.

De acuerdo con Hinojosa Díaz, para preservar su diversidad en el país es necesario sembrar plantas nativas. “Si deseamos tener un jardín o si contamos una zona donde queremos restaurar la vegetación, debemos considerar hacerlo con plantas, árboles, arbustos y hierbas originarios de nuestra región”.

Es preferible el consumo de miel, sobre todo la que se obtiene de manera sostenible y no la industrializada. Además, es necesario proporcionarles lugares donde puedan vivir; desde hace unos años existe un movimiento para establecer los llamados jardines de polinizadores, principalmente en las ciudades.

La mayoría anida en el suelo; si vamos a pueblos con casas viejas, construidas con adobe, es probable que estén llenos de perforaciones, los cuales probablemente son nidos de abeja, asevera.

“Tratemos, en lo posible, de consumir artículos o alimentos que tengan orígenes menos dañinos para el ambiente, eso se reflejará en una cascada de acciones que protejan la biodiversidad en general, y a las abejas en particular”, concluye el académico universitario.

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