
Con una mezcla de ternura y compromiso, Dana García, estudiante de noveno semestre de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, limpió con cuidado las heridas de un burrito de carga que miraba agradecido mientras ella lo desparasitaba. Al finalizar, recomendó a sus dueños mantenerlo limpio para que su pelito vuelva a crecer y viva sin dolor.
Experiencias como la suya forman parte del trabajo que realizan universitarios en la comunidad de Santa Ana Tlachiahualpa, ubicada en el municipio de Temascalapa, Estado de México, donde viven cerca de ocho mil personas.
Se trata de una zona con alto riesgo de enfermedades (diabetes, hipertensión, sobrepeso, obesidad, problemas odontológicos y de salud mental), donde la UNAM puso en marcha el programa “Adopta una comunidad, Jornada UNAMos”.
A través de la ciencia, la Universidad busca mejorar la calidad de vida de los habitantes en las zonas rurales más apartadas y contribuir a su transformación.
Esta es la segunda edición que organiza la Facultad de Medicina (FM); colaboran médicos cirujanos, fisioterapeutas y nutriólogos. Además participan las facultades de Medicina Veterinaria y Zootecnia, Odontología, Arquitectura, Enfermería, Psicología e Ingeniería, que atienden a través de jóvenes del servicio social.
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La primera jornada se llevó a cabo el 21 de febrero en la cabecera de Temascalapa; la segunda, el 10 de octubre. En seis meses planean regresar para dar seguimiento a las personas atendidas.
Patricia Moreno, perteneciente a la Secretaría de Enseñanza Clínica, Internado Médico y Servicio Social de la FM, y responsable del Programa “Adopta una comunidad, Jornada UNAMos”, resumió que ese día atendieron aproximadamente a 700 personas.
“El objetivo es que, a través de un equipo multidisciplinario, la comunidad sea sostenible, desde el ámbito de la salud hasta los diferentes determinantes sociales. La comunidad ha recibido muy bien a la UNAM, y más que nada nosotros estamos agradecidos con ellos, porque nos han adoptado y están satisfechos”, comentó Moreno.
A futuro se planea integrar a las facultades de Economía, Derecho, Trabajo Social y todas las entidades que deseen sumarse al proyecto.

La responsabilidad social
Gabriela Borrayo Sánchez, secretaria general de la Facultad de Medicina, explicó que han estudiado y trabajado la zona durante meses. Se trata de un proyecto a largo plazo, pensado de cinco a diez años para ver un cambio real. Es parte de la responsabilidad social de la UNAM.
“La idea es que diferentes entidades académicas desde su perspectiva, experiencia y ciencia, asesoren y acompañen a la población para mejorar su salud, bienestar y desarrollo”.
Además, agregó Patricia Moreno, los estudiantes de servicio social son el corazón y la raíz de este gran proyecto. “Sin ellos no podríamos lograrlo”.
Una historia con raíces
En esta segunda edición, cada entidad académica, desde su experiencia, elabora un diagnóstico de la población y aplica estrategias específicas para mejorar su situación.
La Facultad de Medicina instauró el programa UNAMos Familias, enfocado en la atención primaria. Identifican factores de riesgo y promueven la salud mediante el ejercicio, una alimentación adecuada, la salud mental, el descanso suficiente, las actitudes preventivas y estrategias de vacunación.
También buscan la detección temprana de enfermedades como diabetes, hipertensión, colesterol alto, e incluso epidemias, con el fin de ofrecer tratamientos oportunos y evitar complicaciones.
Tipos de ayuda

Entre las estrategias destaca UNAMos Igualdad, donde varias entidades académicas asesoran y acompañan con perspectiva de género, identifican posibles situaciones de violencia y orientan sobre mecanismos de apoyo.
Otro programa es UNAMos Calidad, enfocado en mejorar la calidad de vida, promover la sostenibilidad, el consumo responsable de alimentos naturales, el cuidado del agua y la energía, así como el manejo adecuado de los residuos.
A través de una camioneta llamada DIMO, se realiza un diagnóstico móvil para detectar cáncer de mama y de próstata mediante marcadores en sangre.
El programa también ofrece servicio de optometría y entrega gratuita de lentes a adultos e infantes, además de pláticas y asesorías en escuelas.
Desde la arquitectura
Cecilia González Flores, coordinadora del Servicio Social y Práctica Profesional Supervisada de la Facultad de Arquitectura, mencionó que los expertos de esta área acuden a realizar un diagnóstico urbano de la zona.
“Invitamos a la comunidad a contarnos qué les gusta de su entorno, qué no les gusta y qué mejorarían. Con esa información, los estudiantes de la UNAM evalúan los problemas de movilidad, accesibilidad, inseguridad, drenaje, agua y desagüe. Luego crean un mapeo para identificar las áreas de mayor problemática y enfocar los planes de desarrollo”.
Los arquitectos también sostuvieron una sesión con el secretario de Obras Públicas local para reconocer el terreno, revisar su plan de desarrollo y coordinar acciones conjuntas.
“De esta forma, los estudiantes adquieren experiencia, se enamoran de su profesión y la UNAM retribuye a la comunidad”.

Y la ingeniería
Cristian Hernández Santiago, académico de la Facultad de Ingeniería, dijo que buscan revalidar el servicio social para que los jóvenes apliquen sus conocimientos en beneficio de la sociedad. Participan las ramas civil, ambiental, eléctrica, geológica, entre otras. “Escuchamos a la población que enfrenta poca movilidad, y los ayudamos a mejorar su entorno de manera amigable, sin cambios bruscos”.
Los universitarios apoyan en la resolución de problemas de conectividad a internet, alcantarillado y suministro de agua, por mencionar algunos. Al final, entregan un informe ejecutivo al gobierno y a la comunidad con las propuestas y supervisión de las acciones.
Experiencias estudiantiles
Entre sonrisas y aprendizajes, Iyari García, estudiante de segundo año de la licenciatura en Fisioterapia de la Facultad de Medicina, descubrió en Santa Ana una forma más humana de entender la salud.
“Ha sido una experiencia muy grata y satisfactoria. Me llevo muchas cosas, desde un acercamiento más profundo con los pacientes hasta ver casos reales. Es algo más humano”, expresó.
Aseguró que esta oportunidad le ha permitido aprender mucho. “Tener este acercamiento nos ayuda a entender el alcance del sector salud, que está muy limitado. Nos abre muchas puertas para seguir con los estudios y trabajar, además de identificar cómo impactamos en la salud pública”.
Dana García relató que realizaron jornadas de vacunación, desparasitación y chequeos para animales de compañía –como perros y gatos–, pero también atendieron caballos y borregos. “Es una experiencia muy padre porque estamos acostumbrados a trabajar encerrados en clínicas. En la Facultad no convivimos con una comunidad; aquí conocemos su entorno y las condiciones de sus animales”.
En su opinión, este tipo de actividades deberían realizarse con mayor frecuencia, “porque tanto los estudiantes como la comunidad resultamos beneficiados”.
