Presentación del Geoslicer

Adquiere la UNAM Tecnología de punta para estudiar sismos y tsunamis

Únicamente se ha utilizado en Japón y Estados Unidos; permitirá determinar el peligro sísmico y por maremotos en la brecha de Guerrero

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La UNAM cuenta ya con el Geoslicer, tecnología de punta para el estudio de antiguos terremotos y tsunamis, informó María Teresa Ramírez Herrera, investigadora del Instituto de Geografía (IGg).

Su objetivo es determinar el peligro sísmico y por maremotos en la llamada brecha de Guerrero, donde no han ocurrido movimientos telúricos grandes desde 1911, y podría suceder uno importante. Hasta ahora, sólo Japón y Estados Unidos tienen un equipo similar.

Datos valiosos

Ramírez Herrera informó que esa herramienta permitirá conocer la ocurrencia de sismos con magnitud mayor a 7, qué distancias alcanzaron las inundaciones ocasionadas por maremotos e, incluso, calcular las alturas máximas de las mismas.

Los datos son valiosos para emprender acciones de prevención y mitigación de riesgos, es decir, que la población esté preparada para enfrentar fenómenos de este tipo, que sepa qué hacer y hacia dónde evacuar, también para mejorar la planeación de las ciudades y evitar nuevas construcciones en zonas que podrían ser afectadas en el futuro.

Con el Geoslicer podrá corroborarse la información histórica sobre terremotos y tsunamis documentada en los últimos siglos, incluso saber los paleosismos y paleotsunamis que han ocurrido en nuestro territorio antes de que hubiera registros humanos (hasta lapsos que van de los dos mil 500 a tres mil años de antigüedad).

En conferencia de medios, la científica destacó que el instrumento fue donado por Japón como parte de la Alianza para la Investigación en Ciencia y Tecnología para el Desarrollo Sostenible (SATREPS, por sus siglas en inglés), y es parte del proyecto Evaluación del Peligro Asociado a Grandes Terremotos y Tsunamis en las Costas del Pacífico Mexicano para la Mitigación de Desastres, que lideran Yoshihiro Ito, de la Universidad Kioto, y Víctor Cruz Atienza, del Instituto de Geofísica, y que cuenta con el apoyo de la Agencia de Cooperación Internacional del Japón.

El Geoslicer permitirá analizar regiones cercanas a la brecha sísmica de Guerrero, donde hacen contacto las placas tectónicas de Cocos y Norteamericana, y hay referentes sobre la ocurrencia de un sismo en el año 1787, el más grande que ha habido en México.

Ahí, los trabajos con el Geoslicer comenzaron en enero pasado, explicó la especialista en paleosismología y tectónica del Departamento de Geografía Física del IGg. Ya se han recuperado núcleos (muestras) de tres metros de profundidad. “Encontrar capas de sedimentos –como arenas transportadas por el mar– entre los niveles de suelo, sugeriría la presencia de maremotos”.

Análisis de la muestras

María Teresa Ramírez destacó que en el análisis de las muestras trabaja un grupo multidisciplinario de los institutos de Geografía y Geofísica de la UNAM. Para determinar cuándo ocurrieron los eventos, serán enviadas a dos laboratorios en Estados Unidos, y también participarán la Universidad de Kioto y el Museo de Historia Natural y Ambiental de Shizuoka, Japón.

En mayo próximo se harán más mediciones en campo; los resultados preliminares de la investigación podrían estar a finales de 2018.

 

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